Conmemoración de los 35 años del Acto del Obelisco y la reafirmación de la democracia.

Esto no empezó hoy. Hablamos de un hito, acaso uno de los sucesos más importantes en los últimos años en la historia del Uruguay: conmemoramos los 35 años del Río de Libertad.

Fue en 1983, posterior a la victoria del no en el plebiscito del 80, saliendo de la dictadura que azotaba el Uruguay. La población entendía que un país sin democracia no es nada y que las libertades del pueblo deben estar garantizadas siempre.

Ante un marco de 400.000 personas, Alberto Candeau leyó la proclama escrita por Gonzalo Aguirre y Enrique Tarigo, en la que se encontraba un claro mensaje: «Democracia, libertad y ninguna exclusión».

En el Uruguay —país ejemplo de cooperación— se entendía que no era sostenible el sometimiento de la ciudadanía. Todos los partidos políticos activos a la fecha, por medio de Jorge Batlle, propulsaron la celebración de un acto político de magnitud tal que haría eco en todos los rincones de América Latina.

La iniciativa tomó fuerza luego de una declaración que los partidos tradicionales le efectuaron a las fuerzas armadas, en la que establecieron condiciones para retomar el diálogo. Habían pasado meses y del otro lado no hubo señal de cooperación, solo silencio.

La gesta política se elaboró en conjunto entre el Partido Colorado, el Partido Nacional, con posterioridad la Unión Cívica y la representación del Frente Amplio, contactado por medio del Partido Demócrata Cristiano.

Se esperaba, con ilusión y convicción, dar un mensaje claro: la dictadura no era una opción, no se debía volver nunca más; la libertad no era algo negociable por nada y volver a perderla no pasaba por la mente de nadie.

La memoria de quienes estuvieron presentes en esa oportunidad —quien esto escribe aún no había nacido— acredita que en aquel momento ni los propios políticos daban crédito a lo que veían, esto es, aquella ola de gente que de todos lados acudió al lugar. La muchedumbre desembocaba en el Obelisco. En la contratapa del semanario Aquí una foto tomada por José Pla inmortalizó aquel río de libertad.

Hoy, a 35 años de aquel suceso, la Juventud del Partido Nacional, a través de su presidente, invitó a un diálogo más fluido entre las juventudes de todos los partidos con representación en las Cámaras de Representantes y Senadores.

La primera cita tuvo lugar en la casa del Partido Nacional. Asistieron juventudes del Partido Independiente y el Partido Colorado. No concurrieron la juventud del Frente Amplio ni la de Asamblea Popular; esta última no asistiría a ninguna de las reuniones.

En esa primera instancia se acordó seguir manteniendo el diálogo y el trabajo en conjunto. Se conformó la Mesa Interpartidaria, ya con la participación de la Juventud del Frente Amplio. Allí surgió la idea de celebrar los 35 años del famoso Acto del Obelisco, conmemorar la lucha de aquel entonces. Las Juventudes entendieron que la democracia podría verse afectada por algunos personajes emergentes en la política con ciertos discursos de odio, como sucede en países inmersos en dictaduras en la actualidad.

Luego de un debate, se decidió homenajear el acto del 83 en la explanada del Palacio Legislativo, el mismo día 27 de noviembre en que Candeau leyó la proclama. Y se escogió también a una oradora sin representación política para leer la proclama escrita por las juventudes de todos los partidos. Belén Barreto, ganadora del premio de la NASA a estudiantes, fue la encargada.

Allí mismo se reafirmó el compromiso de nunca más dictaduras y sí siempre a una democracia fuerte y sostenida por partidos políticos. Los jóvenes somos el sostén y los promotores fundamentales de este compromiso para las generaciones futuras. ¡Viva la Patria!