Elecciones en Perú terminan en polarización y fragmentación

De la primera vuelta en la elección en Perú surgieron Pedro Castillo y Keiko Fujimori, dos candidatos que expresan la polarización del país. El Congreso quedó fragmentado.
16 Abr, 2021
Foto: KAS/Robert Helbig
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Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El pasado domingo 11 de abril del 2021, Perú celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales y parlamentarias. Dos candidatos salieron victoriosos y se enfrentarán en una segunda vuelta electoral el 6 de junio: El candidato Pedro Castillo, del partido populista de izquierda Perú Libre, y la candidata Keiko Fujimori, del partido conservador de derecha Fuerza Popular. El Congreso recién elegido contará con diez fracciones. Estas elecciones reflejan una clara polarización hacia los extremos políticos, además de una continua fragmentación del sistema de partidos. Esta coyuntura en la que se encuentra Perú no es un buen indicio para encontrar una solución a la permanente crisis política del país, ni para la consolidación de la democracia peruana.

Estado inicial del sistema político

Desde el 2016, Perú atraviesa una fuerte crisis de Estado debido los abiertos enfrentamientos entre la Presidencia y el Congreso, que culminaron en noviembre de 2020 con protestas masivas en las calles y el cese de dos presidentes en una semana. Desde entonces, un gobierno de transición ha dirigido el país de forma provisional.

En medio de esta crisis, los partidos populares tradicionales, pilares de la democracia, se han desintegrado. Han sido desplazados por grupos de interés que se asemejan más a empresas con intereses lucrativos que a partidos políticos con una base ideológica. Así, el soborno, la compra de puestos en las listas y la falsificación de los resultados de las encuestas se han vuelto cada vez más socialmente aceptados. En el marco de esta situación no es un factor de sorpresa que en estas elecciones se hayan presentado alrededor de veinte partidos con dieciocho candidatos a la presidencia, cuyos perfiles políticos apenas se diferencian y, por lo tanto, no representa más que un concurso de popularidad de varios perfiles de personalidad.

Resultados de las elecciones

Pedro Castillo, de Perú Libre, se clasificó como la fuerza política más fuerte para la segunda vuelta electoral del 6 de junio, con el 19,05 % de los votos. Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, fue la segunda candidata en ganar con un 13,37%, justo por delante del intelectual Hernando de Soto (Avanza País) y del conservador Rafael López Aliaga (Renovación Popular). Los candidatos Yonhy Lescano (Acción Popular), George Forsyth (Victoria Nacional) y Verónica Mendoza (Juntos por el Perú), considerados por muchos expertos como posibles favoritos para la segunda vuelta, obtuvieron resultados comparativamente decepcionantes.

Junto con las elecciones presidenciales también se llevaron a cabo las elecciones de los 130 miembros del Congreso, que resultaron en la entrada de diez fracciones al Parlamento. Entre ellas, los partidos de los ganadores provisionales, Perú Libre con 14,18 % y Fuerza Popular con 11,09 %, también obtuvieron la mayor cantidad de votos. Les siguieron principalmente los partidos del espectro de centro y centroderecha. Diez partidos no superaron la barrera del 5 % y, por lo tanto, perdieron su derecho de entrada al Congreso, bajo la nueva normativa que simplifica el sistema de partidos; entre ellos se encuentran los tradicionales partidos populares Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y Partido Popular Cristiano (PPC). Resultados similares se produjeron en las elecciones para el Parlamento Andino, de menor importancia.

Solo el 70,16 % de los ciudadanos habilitados acudieron a votar, a pesar de la obligatoriedad del voto y de las importantes sanciones impuestas a los votantes. De estos, solamente el 81,80% emitieron votos válidos para las elecciones presidenciales y el 75,35 % para las elecciones al Congreso. Restando todos los partidos que no han superado la barrera del 5 %, los diez partidos del Congreso representan a solo el 43,46 % del total del electorado. Los dos candidatos presidenciales para la segunda vuelta electoral representan a solo el 18,61 %.

Fuente: ONPE

Evaluación y perspectivas

Pedro Castillo logró posicionarse prácticamente desde la insignificancia en primer puesto. El profesor de primaria de la región minera de la Cajamarca hizo campaña con su partido a favor de una enmienda constitucional y de la nacionalización masiva de recursos y sectores económicos. Declaró que, en caso de enfrentarse con resistencias, aboliría el Tribunal Constitucional y eliminaría el Congreso. Proclamó su cercanía al régimen venezolano y rechazó la hegemonía de los Estados Unidos. Además, está conectado con simpatizantes de la extinta organización terrorista Sendero Luminoso. Aunque Castillo representa un discurso de una política económica de izquierda radical, es a su vez miembro de una Iglesia evangélica y critica políticas sociales progresistas. Rechaza la igualdad de derechos de los homosexuales y la liberación del aborto. Durante la campaña electoral, apareció con un sombrero de vaquero y un caballo para enfatizar su exitosa imagen de caudillo de izquierda.

Así, Castillo se benefició principalmente de votantes inconformes de las provincias, que en su mayoría no tomaron una decisión hasta poco antes del escrutinio y querían expresar su frustración votando al que probablemente era el candidato más radical. La sorprendente victoria de Castillo simboliza la inconformidad con el sistema económico y la clase política, parecido con el inesperado éxito del partido religioso extremista FREPAP en la reelección del Congreso en 2020. A Castillo también le ha ayudado el hecho de que el espectro político de centroizquierda está menos fragmentado que los representantes de los partidos de centroderecha. Gracias a eso, él pudo contar con más votos que su conservadora contrincante Keiko Fujimori.

La campaña de Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), se basó principalmente en reformas para la activación económica (asociaciones entre el Estado y el sector privado, formalización de puestos de trabajo, simplificación del sistema fiscal) y la vuelta a la mano dura contra la delincuencia. Fujimori cuenta con partidarios principalmente del grupo de adultos mayores y de los estratos más pobres de la población urbana, que se han mantenido fieles al fujimorismo durante décadas. Además, ella es popular en la comunidad empresarial, entre otras cosas, porque parece más predecible que muchos otros candidatos y, por tanto, representa una seguridad jurídica y de inversión.

Aunque tiene una considerable experiencia política y disputará su tercera segunda vuelta presidencial consecutiva, su reputación está muy afectada por las acusaciones de corrupción, así como por el ambiguo legado de su padre, que estuvo marcado no solo por una sólida política económica, sino también por la erosión de la democracia y las graves violaciones de los derechos humanos en el curso de la lucha contra la organización terrorista Sendero Luminoso. Sin embargo, en el escenario actual, no cabe prever un retorno de Perú a las condiciones dictatoriales, ni siquiera bajo el mandato de Fujimori.

Es difícil hacer una predicción para la segunda vuelta porque no se sabe cómo decidirán el 81,39 % de los posibles votantes, que no optaron por Castillo o por Fujimori en la primera ronda. Sin embargo, está claro que la decisión de los votantes se basará más en el rechazo a un candidato (antivoto) que en la simpatía por el otro. En el pasado, solía ganar el candidato menos radical, ya que los peruanos tienden a evitar los experimentos de izquierda y de derecha, por su historia. Precisamente por esto, la victoria de Fujimori contra Castillo podría ser más probable que contra un candidato más moderado. Si se compara a la populista Fujimori con el leninista Castillo, ella parece ser un ancla a la democracia.

Por lo tanto, en la campaña de la segunda vuelta será fundamental para Fujimori presentar a Castillo como inelegible. Queda por ver, sin embargo, si Castillo se apartará de sus exigencias extremas para ganarse a parte del electorado moderado, que a su vez considera a Fujimori inelegible por su herencia familiar. Por eso, el candidato de izquierda anunció al día siguiente de las elecciones que se aliaría con otras fuerzas políticas para atraer a una base más amplia de la población.

El ganador de las elecciones presidenciales se enfrentará a un Congreso fracturado y tendrá que demostrar su habilidad política para aplicar la legislación necesaria y reactivar gran parte de la economía. Las medidas de salud pública para combatir la pandemia son principalmente responsabilidad del Poder Ejecutivo. Los dos candidatos designados apuestan por campañas masivas de vacunación gratuita y rechazan un nuevo confinamiento para no perjudicar la economía, a pesar de que el número de contagios sigue aumentando.

Conclusión

A pesar de la preocupación por la crisis política y la pandemia, las elecciones se organizaron a tiempo y de forma ordenada. Sin embargo, las estadísticas indican que los diputados elegidos para el Congreso y los candidatos calificados para la segunda vuelta representan solo una fracción de la población. Las elecciones reflejan, pues, las carencias de la democracia en Perú y la frustración de la población.

Publicado el 13 de abril de 2021 en la página de la Fundación Konrad Adenauer en Perú.
Traducción: Laura Rubio, pasante en la oficina KAS Montevideo.

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Dr Robert Heblig. Representante de la Fundación Konrad Adenauer en el Perú ::: Johannes Hügel. Coordinador para el Perú y el Programa Regional Seguridad Energética y Cambio Climático en América Latina en la Sede Central de la Fundación Konrad Adenauer, en Berlín

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