Gabriel Tarde, padre de la «economía narrativa»

¿Cómo aparecen, se difunden y se vuelven virales las narrativas económicas a partir de la frecuencia de ocurrencia de palabras? […]
Por:
27 Ene, 2020

Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

¿Cómo aparecen, se difunden y se vuelven virales las narrativas económicas a partir de la frecuencia de ocurrencia de palabras? Los seres humanos nos contamos historias, y conocemos, valoramos y sentimos el mundo que nos rodea a partir de las llamadas narrativas.

«Conozco a una persona que lo que más le alegra en la vida es creer que siempre tiene la razón». Esta afirmación podría ser válida para describir a la mayoría de los economistas. Desde la cúspide de su saber, los economistas ven al resto de las ciencias humanas y sociales con cierta benevolencia, pues ellos están convencidos de que la economía es la única ciencia social que merece llamarse Ciencia (con C mayúscula). Esta creencia viene de la idea según la cual la ciencia sería sobre todo cuantificación de los fenómenos. Además, los economistas hablan de un homo economicus, un ser supuestamente racional a partir de quien pueden estudiar tendencias, comportamientos y proyectar escenarios.

Esta creencia en la racionalidad del homo economicus empieza a resquebrajarse desde hace algunos años. E incluso, la arrogancia intelectual de los economistas empieza a ceder un poco, pero solo un poco. La más reciente y notable muestra de esta humildad intelectual es el libro de Robert J. Shiller, premio Nobel de Economía y profesor en la Universidad Yale, titulado Narrative economics. How stories go viral and drive major economic events (Princeton University Press, 2019).

El profesor Shiller ha descubierto que los seres humanos nos contamos historias, y conocemos, valoramos y sentimos el mundo que nos rodea a partir de las llamadas narrativas. Claro que el Nobel de Economía llega un poco tarde a un descubrimiento que antropólogos, semiólogos, comunicólogos, estudiosos de los mitos, profesores de literatura y muchos otros científicos sociales y humanistas ya habían hecho hace mucho tiempo. Basta mencionar al francés Roland Barthes, al lituano Algirdas Julien Greimas, a su connacional Joseph Campbell y a muchos otros que han estudiado las estructuras narrativas, la semiótica del relato y los mitos como formas narrativas universales.

El libro de Shiller pretende ser una contribución a la fundación de la disciplina de la economía narrativa. Para ello propone una serie de postulados conceptuales que busca probar empíricamente a partir de la cuantificación de la aparición de palabras en textos (novelas, noticias, discursos políticos), usando la plataforma Google Ngram y otros servicios de archivos digitales en línea como ProQuest News. Dejándose llevar por el impulso cuantificador de todo economista, Shiller quiere demostrar cómo las narrativas económicas aparecen, se difunden y se vuelven virales a partir de la frecuencia de ocurrencia de palabras. Su unidad de análisis es reduccionista, pues parte de la premisa errada según la cual serían las palabras las que definen las narrativas.

Claro que las palabras son partículas elementales de las historias que contamos y que compartimos. Pero si Shiller hubiera leído el análisis estructural del relato de Barthes, los estudios semióticos de Greimas e incluso hubiera tomado más seriamente el esquema del cuento popular de Vladimir Propp (al que menciona de pasada en el libro), sabría que el relato es mucho más que una colección de palabras. Nuestras narrativas responden a una lógica interna, que tiene sus secuencias, sus contradicciones, tensiones, resoluciones, actores (actantes, según el lenguaje de la semiología) que se entrelazan para generar sentido, significación.

En su libro, Shiller reconoce el trabajo seminal de Lazarsfeld y Katz (conocido como las dos etapas de la comunicación) sobre la influencia de los líderes de opinión en los procesos de contagio social (o viralización, como se dice hoy), y algo dice sobre los fenómenos de masas que ya había descrito Gustave Le Bon. Sin embargo, el premio Nobel ignora el corpus de investigaciones y reflexiones teóricas de los estudios de comunicación sobre los procesos de formación de las percepciones públicas (por ejemplo, la llamada agenda-setting), el fenómeno de aislamiento de las opiniones menos populares conocido como la espiral del silencio (spiral of silence) y la gran contribución de otro Nobel (este de Literatura), Elías Canetti, a la comprensión de los fenómenos colectivos con su libro Masa y poder.

Pero la ausencia que más llama la atención en el libro de Shiller es la de Gabriel Tarde, el sociólogo francés (y contrafigura del llamado fundador de la sociología Émile Durkheim) que puede considerarse como el padre de la economía narrativa. En su obra La psicología económica (1902), Tarde describía ya la importancia de la intersubjetividad y los procesos de difusión masiva de información, opiniones, creencias y modas en la economía. Tarde propuso una teoría del valor distinta a la de los clásicos de la teoría económica (Smith, Ricardo e incluso Marx) y de los neoclásicos (Von Mises, Hayek, Friedman), más enfocada en el papel de las creencias, opiniones y sentimientos en la generación de lo que él llama valor social. Tarde dice, en este sentido, en su libro:

[El valor] Es una cualidad que atribuimos a las cosas que, en realidad, como el color, solo tiene una vida subjetiva. El valor consiste en el acuerdo de los juicios colectivos que nos hacemos sobre la capacidad de los objetos de ser más o menos creídos, deseados o usados por un número de personas…

Tarde afirma en La psicología económica que es muy difícil aplicar a las ideas que progresan y desplazan a otras, los mismos principios que explican la generación e intercambio de las riquezas (expresadas, por ejemplo, en valores financieros). La riqueza es el resultado claro de una ganancia. Pero en el caso de las ideas, la ganancia no quiere decir que haya otra idea que se pierda totalmente. En todo caso, son expresiones heterogéneas que merecen considerarse más allá de la noción de pérdida y ganancia, pues sabemos que las viejas ideas, que creíamos desplazadas, pueden ganar de nuevo el interés de la gente y ser fecundas en términos políticos, culturales, sociales e incluso económicos (pensemos, por ejemplo, en el regreso reciente de los viejos discos de vinilo en plena era de las plataformas digitales).

El gran reto que la obra de Tarde presenta a muchos economistas es que abandona abstracciones como el mercado, que, según los neoclásicos, funcionaría como un mecanismo natural de autorregulación de la actividad económica, e introduce la variable humana, es decir, la subjetividad, los afectos e incluso la moral (o la falta de ella) en la economía. Por ello, Bruno Latour y Vincent Lépinay definen a la economía como la ciencia de los intereses apasionados (The Science of Passionate Interests: An Introduction to Gabriel Tarde’s Economic Anthropology) en la que el homo economicus desaparece dándole cabida a la persona real con su carga de racionalidad e irracionalidad.

La vigencia del pensamiento económico del sociólogo Gabriel Tarde es mucho más evidente hoy en día en la era de la economía de las plataformas digitales. El valor de los objetos, de las ideas y de los servicios está hoy más influenciado que nunca por las narrativas que circulan de forma acelerada por las redes. Las empresas como Amazon, Google, Facebook y tantas otras recogen y manipulan los datos que revelan las motivaciones, deseos y hábitos intersubjetivos de la gente para generar valor. Es importante, aunque sea solo por honestidad intelectual, que economistas de la talla de Shiller reconozcan la contribución seminal de Tarde al desarrollo de la economía narrativa.

 


 

Ficha técnica

Narrative economics. How stories go viral and drive major economic events
Robert J. Shiller
Princeton University Press, 2019
ISBN 9780691182292
400 pp.

 

Isaac Nahón Serfaty

Doctor en Comunicación. Profesor en la Universidad de Ottawa, Canadá

Descarga nuestra APP
EDICIÓN ESPECIALClaves para entender a China

0 comentarios