El miércoles 8 de junio de 2017 fue uno de esos días que se viven sabiendo que algo bueno quedará luego de la exaltación de recibir a una jefa de Estado.

Angela Merkel en el Templo Libertad | Foto: Alan Dosoretz

Angela Merkel en el Templo Libertad | Foto: Alan Dosoretz

Queda la clara convicción de haber dado un salto de calidad en la construcción de la Argentina y la región que queremos ser. Me refiero a un salto de calidad porque fue justamente eso lo que propuso Angela Merkel a la dirigencia política, el empresariado y la sociedad civil de nuestro país.

Tal vez resulte más fácil ejemplificar esta perspectiva con una experiencia en primera persona. En mi caso, tuve el privilegio de compartir un encuentro con la mandataria alemana. Es, sin duda, una de las personas más poderosas del mundo actual. Y cuando resalto la palabra poder, me refiero a la capacidad real de hacer.

En su visita al Templo Libertad, la primera sinagoga de la Ciudad de Buenos Aires, la canciller de Alemania nos ofreció algunas perspectivas de acción que merecen ser resaltadas.

Honrar la memoria y vivir el presente

En primer lugar, Merkel agradeció a la Argentina por haber «acogido a muchas personas de fe judía que escapaban del régimen nazi». Asimismo, hizo referencia y lamentó los atentados terroristas a la embajada del Estado de Israel en el año 1992 y a la sede de la AMIA en el año 1994. En este sentido también enfatizó que «debemos luchar contra el antisemitismo donde se presente y luchar por la democracia y la vigencia del Estado de derecho en todo el mundo».

Lo trascendente de este planteo es la claridad con que Angela Merkel propone encarar los desafíos del siglo XXI. Esta manifestación no es únicamente retórica. El actual gobierno alemán es uno de los pocos que está realmente comprometido con la crisis de los refugiados que vive el mundo entero. Dar refugio a aquellos que lo necesitan no es solo una enseñanza del pasado, sino también un compromiso con nuestro presente, para proyectar el futuro que queremos construir.

Restauración simbólica y real

En segundo lugar, y con motivo de la reparación de uno de los pocos órganos Walcker que quedan en el mundo, Merkel también recordó que «todos estos órganos instalados en Alemania fueron destruidos por el régimen nazi». Y por ello su gobierno pone especial cuidado en conservar los que quedan dispersos por el orbe. En este sentido, el apoyo económico del gobierno alemán para la reparación también es coherente con una política de Estado que busca recordar y reparar los crímenes del nazismo. Es una clara síntesis de una restauración tanto simbólica como real: un fiel reflejo del rol decide ocupar hoy Alemania en el plano de los derechos humanos. Una evolución social, cultural y política que no niega ni olvida lo sucedido en el pasado, sino que lo afronta con la convicción de mejorar los desafíos del presente mediante acciones concretas.

Un gesto que lo dice todo

Por último, vale la pena resaltar la expresión de emoción que pudimos contemplar los presentes en la sinagoga, cuando Merkel escuchó sonar nuevamente la música del potente órgano Walcker que volvía a cobrar vida. Más tarde ella misma explicaría que «todos (estos órganos) fueron destruidos durante el régimen nazi. Volver a escuchar uno fue muy conmovedor».

Más allá de haber presenciado ese momento único, lo más gratificante fue ver reflejado en ese gesto genuino cómo las convicciones de Merkel no son solo políticas, sino sobre todo de calidad y calidez humana. Fue sin dudas una oportunidad para entender que su compromiso en la arena política se basa en lo que le demandan sus convicciones. Esto es tal vez el atributo más relevante (y escaso) que los líderes mundiales deben lograr desarrollar.

El viaje de Angela Merkel a la Argentina nos propone introducirnos también nosotros en un viaje hacia nuevas posibilidades para generar impactos de calidad en nuestra realidad.

Por tu simpleza y claridad política, social y sobre todo personal; por ser una mujer que nos invita a poner la intención en acción; por impulsarnos a actuar desde todo aquello que nos motiva a ser una Argentina, una Latinoamérica y un mundo más justos e inclusivos; por tu visita y, fundamentalmente, por las perspectivas de acción que nos regalaste, gracias Angela.

 

Alan Dosoretz | @ alandoso
Director ejecutivo de la Fundación Argentina Ciudadana