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Francisco Sagasti: ¿quién es el nuevo presidente del Perú?

El mandatario no ha estado involucrado en ningún caso de corrupción y cuenta con respaldo popular. Francisco Sagasti Hochhausler comenzó

Por: Dr. Andrés Hildebrandt27 Nov, 2020
Lectura: 5 min.
Francisco Sagasti: ¿quién es el nuevo presidente del Perú?
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Francisco Sagasti Hochhausler comenzó su discurso de toma de cargo como presidente de la República este 17 de noviembre recordando a los dos jóvenes muertos y a los heridos durante las marchas multitudinarias que llevaron al fin a la brevísima presidencia de Manuel Merino, quien asumiera el cargo luego de que prosperara el último intento por vacar al ahora expresidente Martín Vizcarra por incapacidad moral permanente, el pasado 10 de noviembre.

Las medidas técnicas anunciadas por el nuevo mandatario fueron más bien genéricas: luchar contra la pandemia, reactivar una economía que este año se contraerá probablemente en un 13% y garantizar las elecciones presidenciales en abril de 2021. Quizás lo más novedoso de su mensaje fue un tono sinceramente conciliador y la manera prudente de expresar sus ideas y evitar cualquier confrontación innecesaria. Sagasti parecía llamar a toda la clase política a la reflexión para, así, cerrar un ciclo de eventos traumáticos que alcanzó su cúspide estas semanas, pero que en, realidad, lleva mermando la institucionalidad del país desde hace ya varios años.

Francisco Sagasti nació en Lima en 1944, de padre peruano y madre austriaca. Si bien gozó de los privilegios de una educación privada, no proviene de las elites económicas del país, sino más bien de la Bildungsbürgertum. Ingeniero industrial de profesión, por la renombrada Universidad Nacional de Ingeniería, cuenta con una maestría y un doctorado obtenidos en los Estados Unidos. Este perfil se complementa con su cultura humanista, gusto por la música clásica y labor como periodista. La trayectoria profesional de Sagasti ha sido fundamentalmente como académico en diversas universidades —es autor de más de 25 obras— y consultor en organismos internacionales (CEPAL, Banco Mundial, Naciones Unidas, entre muchos otros). En contraposición, su experiencia en el sector público peruano es limitada.

Si bien es muy común que organismos internacionales apoyen las carteras del Estado peruano, los consultores tienen el privilegio de poder incidir en políticas púbicas sin normalmente verse sometidos a los vaivenes, trueques e imputaciones a los se enfrentan los funcionarios nombrados; en este sentido, no cuentan con la misma experiencia política que estos últimos.

Un episodio muy particular de la vida de Sagasti fue haber sido tomado rehén en la embajada de Japón por el grupo terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), en 1996. Cuando fue liberado, Sagasti traía consigo un pedazo de papel cartón con la firma de Néstor Cerpa Cartolini, líder de los secuestradores. Sagasti ha afirmado que hizo esto por un intento de documentar con objetividad periodística los acontecimientos. Este episodio ha servido, sin embargo, para que en las redes sociales se hayan dado ataques contra el presidente, calificando su acción como un acto de simpatía con los terroristas.

La entrada de Francisco Sagasti en el primer plano de la política nacional se dio con la fundación del Partido Morado y su participación en las elecciones presidenciales de 2016. Este grupo político centroprogresista busca capitalizar una categoría intelectualmente elusiva en el Perú: la economía de mercado con una perspectiva social. Este es un sector del espectro político disputado por partidos históricos, como el Partido Popular Cristiano (de inspiración demócrata-cristiana) y Acción Popular, entre otros. Sus representantes deben, por un lado, defenderse de la crítica izquierdista de estar al servicio de los grupos de poder; por el otro, responder a una derecha más liberal y tecnocrática que, más bien, ve en el exceso de regulación y omnipresencia del Estado el verdadero obstáculo al desarrollo económico del país. Finalmente, fue un representante de este último grupo, el expresidente Pedro Pablo Kuczynski, quien obtuvo la presidencia en julio de 2016, llevando a Martín Vizcarra como vicepresidente.

Hasta el momento, Francisco Sagasti ha maniobrado bien dentro de la posición conciliadora con la que ha decidido caracterizar su mandato. Su pedido de perdón por la muerte de los jóvenes en las marchas ha sido balanceado con una clara negativa a generalizar sobre la Policía Nacional del Perú como institución. Es así que la noche del 23 de noviembre, en su primer mensaje televisado a la nación, anunció el nombramiento un nuevo comandante general de la Policía y reformas en este sector. De la misma manera, a pesar de que ciertos sectores claman por cambios sustanciales en la Constitución política del Perú, ha subrayado que esta deberá ser decisión exclusiva del siguiente gobierno.

Institucionalmente, la posición del presidente Sagasti no deja de ser frágil, especialmente desde que el Tribunal Constitucional decidió no definir con mayor claridad las causales y procedimientos que rigen una vacancia por incapacidad moral permanente.

Sin embargo, tiene a su favor el no haber estado involucrado en ningún caso de corrupción y contar con el respaldo popular, en gran parte debido a que no fue partidario de la vacancia contra Martín Vizcarra. Quizás su moderación y prudencia puedan permitir un retorno a cierta normalidad y establecer un nuevo tono que marque las elecciones presidenciales del próximo abril.

Dr. Andrés Hildebrandt

Dr. Andrés Hildebrandt

Doctor en Filosofía por la Universidad Albert Ludwig (Alemania). Ha trabajado en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones del Perú y actualmente es coordinador de proyectos en la Oficina Perú de la Fundación Konrad Adenauer

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