Albina Ruiz Ríos: una perspectiva actual sobre la identidad latinoamericana

Albina Ruiz Ríos: una perspectiva actual sobre la identidad latinoamericana

La óptica de la reconocida ambientalista peruana Albina Ruiz Ríos, el proceso de identidad actual y sus vinculaciones históricas con Europa y Estados Unidos.

Por: Alexander Görlach25 Jun, 2021
Lectura: 10 min.
Albina Ruiz Ríos: una perspectiva actual sobre la identidad latinoamericana
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

En esta entrevista a Albina Ruiz Ríos se abordan conceptos relacionados con la identidad latinoamericana, enmarcados en tópicos globales de índole política, ambiental y cultural. Muestra la óptica de la reconocida ambientalista, el proceso de identidad actual y sus vinculaciones históricas con Europa y Estados Unidos, las dinámicas sociales y políticas, los elementos identitarios frente a otras culturas y los desafíos ambientales de las comunidades autóctonas.

La historia de Latinoamérica se define desde un proceso de consolidación cultural, complementada por sus pueblos originarios, sus riquezas, su historia, su organización social, religión y lenguas. A partir de esta realidad, Latinoamérica conforma su identidad y sus sistemas de inclusión en las dinámicas de las grandes potencias y corrientes globales.

Albina Ruiz Ríos es peruana, ingeniera industrial, docente, fundadora y presidenta de la ong Ciudad Saludable. Es consultora del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, Corporación Andina de Fomento y Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (giz). Es miembro del Consejo Consultivo del Ministerio del Ambiente y viceministra de Gestión Ambiental del Ministerio del Ambiente del Perú. Asesora al despacho ministerial del Ministerio de Producción y al despacho viceministerial de Pesca y Acuicultura del Perú.

Albina Ruiz Ríos

Ha sido ganadora de una serie de premios y reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que se destacan el de mejor ambientalista de Latinoamérica otorgado por la revista de negocios Bravo de Estados Unidos, el premio al proyecto más innovador en el mundo por el pnud y la municipalidad de Dubai, el premio Global Energy en la categoría Tierra otorgado por el Parlamento Europeo en Bruselas, el premio Leadership del Global Fairness Initiative, eua, y el premio Albert Medal otorgado por la Royal Society for the Encouragement of Arts de Inglaterra.

Frente a los diversos debates sobre el concepto de identidad, ¿qué significa para usted la identidad?

-Creo que es importante diferenciar que uno puede tener una identidad personal pero también una identidad cultural y, más allá, una identidad nacional o latinoamericana. En este caso, para mí, identidad es el sentido de pertenencia que uno tiene a su país, con base en nuestra propia historia, identificarnos con nuestra cultura, nuestras costumbres, nuestra gastronomía, nuestras características como seres emprendedores, innovadores, saber poner el hombro ante la adversidad, entre otras cualidades.

Por más de cuarenta años el término identidad ha sido un recurso ineludible en sociología. ¿Qué cree que ha cambiado en su conceptualización? ¿Por qué las personas expresan hoy el término identidad ya no solo como individuo, sino como grupo?

-Creo que siempre estuvo presente. Por ello los países tienen símbolos, banderas, himnos, que serían aspectos que nos llevan a construir una identidad, aunque más patriótica. Hoy en día ha ido cambiando hacia una identidad de los orígenes culturales, de nuestras raíces, de nuestros ancestros. Antes la gente tenía vergüenza de decir que venía del interior del país, de la sierra, de la selva o de una comunidad negra. Hoy los medios de comunicación han influido positivamente en valorar esos orígenes y se habla de la identidad asociada a una identidad cultural, que tiene que ver con nuestras danzas, nuestras comidas, nuestras celebraciones, entre otros. De allí que existan los clubes departamentales, las hermandades en torno a un santo, virgen o ser mítico, que sin lugar a duda también construye una identidad.

¿Cómo es el discurso sobre la identidad en su país?

-Hoy el discurso de identidad está más relacionado a la gastronomía. Hay muchos programas que valoran las costumbres de los pueblos. Hay una serie de acciones desde los propios gobiernos locales por rescatar las tradiciones como las danzas, la biodiversidad, las semillas y las comidas como ingredientes de una cultura y una gastronomía peruana que se diferencia del resto del mundo.

Una visión actual sobre Occidente desde la identidad latinoamericana

¿Cómo se percibe hoy a Estados Unidos y Europa, desde la identidad forjada en Latinoamérica a partir de sus propias raíces?

-Creo que, cada vez más, los países han ido trabajando y haciendo descubrimientos sobre las ruinas y el legado de los incas, así como de los nativos de cada lugar, permitiendo una valorización cultural recíproca. Pero también hay un sentimiento de descontento, de rabia hacia los conquistadores, o hacia las políticas económicas que vienen de organismos ligados a los Estados Unidos. Sin embargo, la tecnología ha hecho que ello se difumine en una aleación cultural global, sin perder la esencia, la historia de los propios pueblos. Además, América Latina ha ido generando también sus propias características, como emprendedores, como personas que disfrutan más de la vida, en donde la felicidad no está tan valorada en términos materiales y de dinero, sino en el disfrute de la familia, de la comida, de los bailes, etc.

América Latina ha ido generando también sus propias características, como emprendedores, como personas que disfrutan más de la vida, en donde la felicidad no está tan valorada en términos materiales y de dinero, sino en el disfrute de la familia, de la comida, de los bailes, etc.

En Europa se ha iniciado un proceso que analiza críticamente la época y las prácticas del colonialismo. ¿Cómo ven las personas en América Latina este período de su historia? ¿Hay un cambio de actitud hacia Occidente aquí?

-Va cambiando. Cuando estamos en la escuela o en el colegio, al leer la historia nos llenamos de rabia, de impotencia; luego lo vamos asimilando, buscando los beneficios de ese proceso. Lo más difícil de asimilar es la agresividad con la que quisieron eliminar las costumbres o culturas religiosas, la medicina alternativa y las lenguas nativas. En ese proceso, lamentablemente, la intervención de la religión con sus misioneros jugó un papel nefasto, incluso de maltrato con los niños y niñas que no se querían doblegar a hablar su idioma o cuando los retiraban de sus familias, rompiendo así la transferencia cultural inmediata en comida, canciones, idioma, vestimenta, etc. Por esto muchos jóvenes se apartan de la religión.

En América Latina se expresa una especie de amor por Europa, por el viejo mundo. Estados Unidos, aunque está mucho más cerca y es mucho más crucial para el desarrollo de América Latina, es visto de manera más crítica. Europa es amada, Estados Unidos aceptado. ¿Es esa su percepción también?

-Para la gran mayoría de jóvenes desempleados, o de muchas familias, su sueño dorado es USA, porque lo ven como el país de la oportunidad de trabajo y de mejorar. Aunque no siempre las condiciones de trabajo sean las más óptimas y no puedan ejercer la carrera que hayan estudiado, terminan quedándose; mientras que Europa se aprecia más para el viaje de vacaciones, para ir a estudiar, conocer aquello que se ha visto en los libros estudiando historia universal.

Para la gran mayoría de jóvenes desempleados, o de muchas familias, su sueño dorado es USA, porque lo ven como el país de la oportunidad de trabajo y de mejora

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; mientras que Europa se aprecia más para el viaje de vacaciones, para ir a estudiar, conocer aquello que se ha visto en los libros estudiando historia universal.

Latinoamérica: identidad y democracia

¿La democracia como parte de las categorías identitarias de la organización política latinoamericana se ha visto amenazada frente a la desigualdad?

-Latinoamérica ha pasado a lo largo de su vida histórica por varios golpes militares, con la ruptura de la democracia, con el alto costo de muchas vidas de sus ciudadanos, también por procesos de terrorismo. Es importante ver que la gran mayoría se identifica con procesos democráticos, con rechazo a la violencia y a la corrupción, una de las mayores problemáticas de los últimos tiempos en toda Latinoamérica. Y esos aspectos felizmente no son recogidos en la identidad nacional, que está más asociada a los rasgos o aspectos positivos de la democracia.

La identidad cultural china le ha permitido desarrollar un nacionalismo exacerbado, fundamentado en el Estado hegemónico que se caracteriza por impulsar la entidad étnica como defensa al autoritarismo en países del mundo libre. ¿Este desarrollo también existe en América Latina? ¿Qué opina al respecto?

-El autoritarismo ha estado presente; esperamos que no vuelva más. No creo que el autoritarismo genere identidad. La identidad es sentimiento, apego; es orgullo y es un concepto que puede desenvolverse en países democráticos.

El conflicto que existe hoy con Estados Unidos me parece que se basa en imágenes históricas de enemigos. Por un lado, el protestante británico; por otro, el católico español. ¿Es esa la razón por la que Donald Trump hablaba frente a sus partidarios de la infiltración extranjera de latinoamericanos?

-La verdad es que nada que se construya atacando a otros puede generar empatía. La única manera de construir sociedades más justas e igualitarias es con el respeto al otro a sus creencias, a su identidad, a sus costumbres, siempre y cuando este no afecte los derechos a la libertad y a un ambiente saludable para todos.

Pachamama, médula de la identidad

América Latina está experimentando una grave sobreexplotación de la naturaleza. ¿Pueden las fuentes de los pueblos indígenas provocar aquí un cambio de tendencia?

-Los pueblos indígenas están cada vez más organizados para proteger a la naturaleza y cuentan con mayor participación ante el Estado y la comunidad extranjera, generando convenios internacionales que permiten proteger tanto a los pueblos indígenas como a sus tierras, resguardando sus recursos naturales, su lengua, sus servicios básicos, y rechazando las intervenciones que se hacen sin respetar sus costumbres y cultura, dado que pueden destruir no solo equilibrio de la naturaleza sino también las costumbres ancestrales de los pueblos originarios.

Por último, ¿cómo debería plantearse la discursiva identitaria de su país en todo el continente?

-Me gustaría que fuera respetando todas las lenguas, las culturas y, sobre todo, valorando los saberes ancestrales sin dejar de lado los avances tecnológicos. Pero nuestra fortaleza y orgullo está en revalorar nuestra cultura, nuestra biodiversidad, nuestro patrimonio cultural y ambiental. Nuestra identidad también está ligada a las características de sus ciudadanos como somos en América Latina: emprendedores, solidarios, innovadores, creativos.

Podemos decir que en Latinoamérica persiste un proceso de culturización que se confronta y complementa, donde confluyen concepciones, razas, lenguas, historias, mitologías y creencias que construyen en sí misma a esta identidad, tan diversa y particular, creada desde una mirada colectiva del nosotros, que participa, busca y da, al mismo tiempo que confronta al pasado y al futuro, en un proceso tan dinámico y contradictorio como lo es su relación en torno a la idílica Europa y su rechazo a la colonia.

Es una construcción de identidad que refleja esas nuevas resistencias y afinidades, así como nuevas sumisiones y rechazos a cambios culturales, ambientales, tecnológicos, políticos y económicos en los que Latinoamérica continúa el diálogo pluricultural promoviendo nuevos modelos de identidades que avanzan al unísono en los contextos globales y progresan en la inclusión de los sistemas de las grandes potencias.

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Alexander Görlach

Alexander Görlach

Miembro principal del Consejo Carnegie para la Ética en Asuntos Internacionales y del Centro de Investigación en Artes, Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Cambridge. Doctor en Lingüística y Religión Comparada. Es colaborador de opinión en el «New York Times» y «Neue Zürcher Zeitung».

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