Lo que va de 2025 es suficiente para reconocer que el mundo vive un panorama geopolítico volátil, con una agenda cada vez más impredecible y con nuevas formas de hacer política que desafían los consensos construidos internacionalmente a partir de la segunda guerra mundial. Por ejemplo, el multilateralismo y la cooperación internacional.
¿Cómo se preparan los partidos políticos de la centroderecha ante esta realidad imposible de evitar? Los socios de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) se reunieron el 2 de octubre en Ciudad de México para fortalecer sus alianzas y poner en común los desafíos actuales en la tercera edición del Foro América Libre (FAL). El mensaje compartido busca transmitir esperanza: defender y revalorizar los valores de centro en un mundo de extremos y populismos.
Llamado a despertar
En su meticulosa defensa de las instituciones, los gobiernos republicanos han pecado —ingenuamente— de lentitud, burocracia y demasiada discusión para resolver problemas urgentes. Y eso se reconoció en la apertura del FAL. “Tengo la sensación de que caemos en demasiada pasividad”, dijo el eurodiputado español Antonio López-Isturiz, en tono de autocrítica. “Eso se ha acabado, si no, nos comen”.
López-Isturiz, que a su cargo tiene una silla en el directorio del Partido Popular español, apuesta por una mayor articulación entre organizaciones de derecha democrática. “Coordinémonos de una vez, para poder ser efectivos”.
A diferencia de las narrativas cohesionadas de los extremos populistas, los socios del FAL buscan destacar por qué hoy es importante generar cambios a partir de los valores liberales.
Y entonces, ¿qué los define?
Hay que “reivindicar sin complejos nuestra identidad”, expresó Álvaro Delgado, presidente del Partido Nacional de Uruguay. En ese proceso de revalorización, el excandidato presidencial cree que “el centro no tiene que pedir disculpas por no ser un extremo”. Por lo contrario, “competimos en el mercado de la credibilidad (…) frente a los extremos, que no pueden ofrecer estabilidad y gobernabilidad”.
El precandidato presidencial costarricense, Juan Carlos Hidalgo, piensa que la población está “asqueada” de una “institucionalidad que les ha fallado”. Para el dirigente del Partido Unidad Social Cristiana, el éxito del centro no radica en “volverse locos”. “No es nuestra naturaleza. Nuestra naturaleza es dar soluciones”, dijo.
El secretario general de la Fundación Konrad Adenauer, Dr. Mark Speich, definió qué une a los partidos en el espectro de la derecha: “La libertad, responsabilidad y justicia son valores universales que deben guiar la vida pública”.

Unidos por la cooperación
Narcotráfico, crimen organizado, migración. Estos temas preocupan fundamentalmente a América Latina, pero también a ciertos dirigentes europeos que buscan trabajar por la región. Así lo destacó Gabriel Mato, presidente de Eurolat, la unión de parlamentos europeos y latinoamericanos.
Aunque las prioridades europeas son evidentemente otras, y han requerido aumentar gastos en defensa, Europa sabe que su espacio de influencia en América Latina está amenazado cada vez más por China y Rusia. Como propuesta de campaña, Hidalgo incluso cree necesaria la creación de una “policía europea” en el puerto de Costa Rica, como bisagra para profundizar las colaboraciones transatlánticas en este ámbito.

Y aunque los temas e intereses particulares de ambas regiones difieren según las circunstancias, en la apertura del Foro, Dr. Speich reafirmó que el nexo entre Europa y Latinoamérica se basa en la “comunidad de valores, historia y aspiraciones compartidas”.
En esa línea, al cierre de su discurso de apertura, la presidenta de la OCDA, Mariana Gómez del Campo, resumió: “América es importante geopolíticamente porque combina una identidad cultural milenaria, recursos naturales estratégicos, poder económico, posición geográfica clave, diversidad política, influencia ideológica y peso demográfico. Todo esto la convierte en un espacio esencial para los equilibrios globales del siglo XXI”.
“Por la vida, la verdad y la libertad”
La tercera edición del FAL, que nació en 2023 como alternativa a otras plataformas partidarias que agrupan a partidos de izquierda y movimientos autoritarios, se centró en “defender la democracia, los derechos humanos y un futuro donde prevalezcan la justicia y la esperanza”.
La declaratoria final describe en su primer punto que la “unidad entre las fuerzas democráticas defensoras de la libertad es indispensable, más allá de las legítimas diferencias ideológicas”. Esta plataforma vincula a sectores liberales, conservadores, demócrata cristianos, de derecha o centroderecha, y manifiestan unir las formas de hacer política, no los matices conceptuales por los que se definen.