Periodismo audaz en escenarios inestables

La libertad de prensa se pone a prueba en contextos cada vez más adversos. Las cifras demuestran el riesgo de ejercer este oficio, pero también la necesidad de información responsable que se sobreponga a la violencia y los autoritarismos.
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3 May, 2024
Periodismo de guerra.

Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El 22 de febrero de este año, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador decidió filtrar el teléfono de la periodista del New York Times Natalie Kitroeff en su tradicional conferencia «Mañanera». El mandatario hizo pública una carta en la que Kitroeff solicitaba la versión oficial del gobierno para una publicación sobre presuntos nexos del mandatario con grupos criminales.

«Casta divina, privilegiada», son apenas dos de los adjetivos que usó López Obrador para referirse a los periodistas que cuestionaron su actitud como un atentado contra la seguridad de la corresponsal del medio estadounidense. «Si está preocupada, que cambie su número de celular», sentenció.

Esta escena se da en uno de los países más peligrosos para ejercer el trabajo de prensa. En 2023 se registraron 561 agresiones, incluyendo asesinatos y desapariciones. En promedio, un ataque cada 16 horas, según la organización Artículo 19. El 2022 se sigue manteniendo como el año más sangriento en México, con 17 reporteros asesinados.

A nivel mundial, los recuentos muestran una disminución significativa de la violencia letal respecto al año anterior. Una buena noticia inicialmente. Aunque plantea un cuestionamiento sobre el trasfondo de esta reducción y no necesariamente significa una mejora de las condiciones laborales.

Las coberturas de riesgo pueden estar siendo aplacadas por la autocensura para evitar escenarios complejos. Pero también más ataques diversificados, incluso a nivel digital, con campañas de desprestigio y acoso, estarían impactando en las decisiones de los periodistas. Por otro lado, medios y asociaciones han asumido mecanismos de protección para hacer frente a los ataques.

En Latinoamérica y el Caribe, los organismos internacionales evidenciaron también esta tendencia descendente. Aunque es importante precisar que las cifras difieren de acuerdo con las metodologías aplicadas y cuándo se toma en cuenta el asesinato vinculado al trabajo específico del periodismo.

Cifras alarmantes en el mundo

Contrario al descenso global de los asesinatos, en las zonas de conflicto ha habido un incremento alarmante. Según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), 78 periodistas perdieron la vida en todo el mundo, un incremento de casi el 44% en 2023 respecto a 2022. Para la organización, este periodo fue «el más letal» desde el inicio de su registro en 1992. A más de seis meses de la guerra en Oriente Medio, entre el grupo extremista Hamás y el gobierno de Israel, la devastación en Gaza está dejando heridas profundas. En otro conflicto bélico latente, desde la invasión rusa a Ucrania, el 24 de febrero de 2022, Reporteros Sin Fronteras (RSP) contabiliza 11 reporteros asesinados, muchos otros heridos, encarcelados o desaparecidos.

Los periodistas en zonas de conflicto desafían la violencia por un trabajo esencial en tiempos de incertidumbre y desinformación.

Pero los asesinatos no son la única muestra de violencia. Quienes se encuentran en terreno también sufren agresiones físicas, detenciones, confiscación de equipos y restricciones para acceder a lugares de conflicto. En este contexto muchos optaron por huir, pues no tenían garantías para seguir informando. Así se profundizan las denominadas «zonas de silencio», lugares claves para obtener testimonios de primera mano, pero sin accesibilidad.

Los filtros correctos para evitar el morbo, las voces balanceadas, las historias desapercibidas: las audiencias necesitan conocer los matices de la guerra y dependen del periodismo responsable para combatir las narrativas radicales del bueno y el malo.

En la mira del poder

El presidente Javier Milei, ¿tiene cuatro o cinco perros? Esta duda aparentemente trivial ha evidenciado una fuerte tensión entre el mandatario argentino y la prensa. Incluso, el tema viene desde cuando él era cronista económico. «Que haya cuatro o cinco perros ya no es el problema del presidente sino de todos los argentinos, porque si el presidente tiene cuatro y ve cinco estamos hablando de una persona que ve algo que no se condice con la realidad; por eso nos interesa el número de los perros», insiste Jonathan Heguier, corresponsal de El Destape TV en Casa Rosada.

Cuando los temas incómodos se ponen en agenda, cuando las investigaciones develan irregularidades, cuando se pide rendición de cuentas, las autoridades cuestionadas tienden a evadir o desprestigiar al emisor. Desde su espacio de poder durante una conferencia mañanera, detrás de las redes con ataques anónimos o con órdenes de captura, la intimidación es la respuesta que mejor se acomoda a los gobiernos o regímenes que no están dispuestos a la fiscalización.

En diferentes niveles, la restricción a la libertad de prensa es una realidad con la que deben lidiar los periodistas. No solo cuando se cuestiona al sector público, sino también al empresariado y con mayor riesgo al crimen organizado. A esto se suma, en muchos países, las dificultades para acceder a información pública, aun teniendo leyes que respaldan las peticiones y la transparencia.

De acuerdo con la clasificación mundial de libertad de prensa 2023 de RSF, Cuba, Honduras, Venezuela y Nicaragua son los países de la región donde existen menos condiciones para el ejercicio del oficio. El primero, con 29 puntos, se encuentra en una situación «muy grave» y los demás categorizados en una «situación difícil».

En Nicaragua, prácticamente quienes no son periodistas oficialistas son considerados enemigos del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Como el comunicador Víctor Tikay, que fue encarcelado hace un año solo por transmitir una procesión religiosa en vivo. Para quienes todavía creen que es posible un periodismo de convicción y servicio solo les queda el exilio.

¿Qué motiva a un periodista a seguir?

El auge del autoritarismo, la profundización de los conflictos sociales, el fortalecimiento del crimen organizado, y la polarización política abonan un escenario de riesgo para el periodismo independiente.

Pero hoy se enfrentan más desafíos que la valentía de cuestionar. Hacer buen periodismo en América Latina cuesta y mucho. La precariedad laboral no es un tema menor cuando están en juego la supervivencia de los medios y la capacidad de sustento financiero de los trabajadores. Viviendo estas condiciones adversas, ¿qué motiva a un periodista a seguir? Tal vez saber que aún es posible lograr cambios desde el «mejor oficio del mundo».

Fabiola Chambi

Periodista con posgrado en periodismo digital, docencia universitaria, derechos humanos y comunicación política. Corresponsal de Voice of America. Editora en Connectas.

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