Diez años se dicen fácilmente. Sin embargo, en Ecuador se sabe ahora que una década es un tiempo largo para experimentar cambios radicales. El pasado 24 de mayo, Rafael Correa concluyó su mandato de diez años y cedió su lugar a su copartidario, Lenín Moreno. Pero ¿cuál es la herencia que deja Correa a Ecuador?

Rafael Correa, expresidente de Ecuador | Foto: Thierry Ehrmann, vía Flickr

Rafael Correa, expresidente de Ecuador | Foto: Thierry Ehrmann, vía Flickr

Este es un decálogo de esa herencia:

1. Popularidad sin precedentes: Correa es el primer presidente de la historia de Ecuador en gobernar diez años ininterrumpidos. Y, como si eso fuera poco, su popularidad nunca estuvo por debajo del 40 %.

2. Un país diferente: se presentan cifras récord de obra pública. Alrededor de USD 70.000 millones se han destinado a la inversión en educación, salud e infraestructura vial en los diez años. A eso se suman legislaciones que han permitido, por ejemplo, la afiliación de las empleadas domésticas y las amas de casa a la seguridad social, o la abolición de la flexibilización laboral.

3. Economía en dos extremos: en los primeros siete años se dio el boom de la obra pública. No obstante, desde que bajó el precio del petróleo en 2015, inició una crisis que coincidió con un terremoto, algunos de cuyos daños se han reparado con créditos internacionales y con una ley que permitió recaudar fondos desde la ciudadanía.

4. Lenín Moreno y su necesidad de legitimarse: con el 51 % de los votos del 2 de abril, Lenín fue declarado presidente, aunque en medio de un fuerte descontento de quienes no lo votaron. Por tanto, sus primeras acciones deben encaminarse a:

a. Demostrar que puede ser el presidente del 51 % de adeptos y del 49 % de detractores (que en realidad se oponen a Correa).

b. Demostrar que él no es Correa, tomando distancia, al menos, del estilo de su antecesor.

5. Oposición débil y fragmentada: la ausencia de una oposición sólida fue pieza clave para que Correa resultara ganador de las batallas que inició (electorales, mediáticas, etc.). Para las elecciones de 2017 la oposición no logró postular un candidato único y, para colmo, el contendor que disputó la segunda vuelta con el oficialismo no logró capitalizar los votos que obtuvo y dejó como escenario de lucha solamente las salas de hotel o los sets de televisión.

6. El fantasma de la corrupción: «Manos limpias, mentes lúcidas y corazones ardientes» fue el eslogan con el que se inició el gobierno de Correa. Pero sobre las «manos limpias» hay dudas. Para nombrar algunas instituciones, el Ministerio de Salud (2008), el Ministerio de Transporte (2010), la empresa Agua Potable de Esmeraldas (2015) y Petroecuador (2016) encabezan la lista de los cuestionamientos.

7. Funciones del Estado «dependientes»: la Constitución aprobada en 2008 dio paso a que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social se convirtiera en la superautoridad que designa a varios de los más «poderosos» del Estado. Estos, casualmente, provienen del entorno íntimo de Correa y sus amigos.

8. Ricos versus pobres: Correa quiso jugar un papel de Robin Hood, pretendiendo dar a los pobres las posesiones de los «ricos» (empresarios y clase media). Pero la «lucha» por las posesiones rebasó lo económico y dio paso a discrepancias irracionales por el aspecto físico. Sí, a la gente de tez blanca, rubia y de ojos claros, el expresidente le dio el rol de antagonista, haciendo asumir que esas características son casi exclusivas de las personas adineradas o, en sus palabras, «peluconas».

9. Reputación debilitada de medios y banca: en los diez años Correa se encargó de configurar dos enemigos: los medios de comunicación y la banca. Innumerables juicios y denuncias se han entablado en contra de prensa y periodistas, y contra los banqueros ha caído una lluvia de descalificaciones que han revivido el shock del feriado bancario de 1999.

10. Exceso normativo: una de las más profundas críticas que ha recibido el gobierno saliente refiere a las leyes que se han expedido y no únicamente por las reglas de juego, sino por la cantidad: hay quienes afirman que en el país se han tramitado alrededor de 1.500 normas por mes y por ello los empresarios han insistido con la necesidad de establecer una pausa normativa. Detener ese ritmo es una de las herencias directas de Correa para el nuevo mandatario.

 

Verónica Poveda | @ vero_poveda
Ecuatoriana. Periodista y socia fundadora/directora de cuentas en Conceptum