Andrés Malamud: «América Latina está viviendo la trampa de las democracias mediocres»

Andrés Malamud: «América Latina está viviendo la trampa de las democracias mediocres»

La región goza de autonomía política, pero dependencia económica. Mientras el Estado funciona poco, la democracia sigue reemplazando gobernantes. ¿Cuál es la paradoja que encierra la estabilidad latinoamericana?

Por: Ángel Arellano21 Mar, 2024
Lectura: 6 min.
Andrés Malamud: «América Latina está viviendo la trampa de las democracias mediocres»
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

¿Democracias mediocres? ¿Estados que no funcionan? ¿Países jaqueados por el crimen? Estas preguntas hacen un guiño a Latinoamérica, una región que ha mantenido una creciente irrelevancia en el panorama mundial. Este argumento no es nuestro, sino de Andrés Malamud, doctor en ciencia política e investigador principal de la Universidad de Lisboa.

Durante una visita a Montevideo, en la que ofreció una conferencia organizada por el Centro de Estudios para el Desarrollo y la Fundación Konrad Adenauer, conversamos con Malamud sobre las paradojas de la vida política en la región, el crimen organizado y el populismo.

¿Qué tal irrelevante es América Latina en el concierto internacional hoy?

—La autonomía política de Latinoamérica creció con la irrelevancia. Porque la agenda regional era negativa. América Latina no era una promesa para Estados Unidos, sino más bien una amenaza porque mandaba droga o porque le mandaba inmigrantes. Estados Unidos siempre tuvo agendas negativas con América Latina, pero agenda positivas con Europa y con Asia Pacífico, de crecimiento y protección.

Esta región sigue siendo muy dependiente económicamente, porque depende de los precios de las materias prima que los fija China y Asia, y el precio de las tasas de interés que lo fija Estados Unidos. Pero, por otro lado muy autónoma políticamente.

Cuba no tiene que temer una invasión americana, ni Maduro. Ni hablar de Ortega. Esta región se puede dar el lujo de experimentar con Boric en Chile, Bolsonaro en Brasil, Pedro Castillo en Perú, Milei en Argentina. Cualquier cosa que hagamos el mundo nos va a mirar, y va a decir problema de ustedes. La irrelevancia nos autonomiza.

Democracias mediocres

¿Se está trabajando para romper con esa tendencia?

—En términos generales estamos retrocediendo. Brasil, había logrado blindar Sudamérica con Lula uno y Lula dos. Decía nosotros no podemos liderar América Latina, pero vamos a encargarnos de coordinar América del Sur. De Panamá para arriba, hasta México, es órbita norteamericana. Nosotros aquí

[en el Sur]
arreglamos nuestros propios problemas.

Cuando Colombia bombardeó la base de las FARC en Ecuador

[2009]
, eso se resolvió en América del Sur. Pero ahora, cuando Venezuela amenaza con invadir Guyana, Brasil manda tropas a la frontera del lado brasileño para que no lo hagan a través de Brasil y no se mete dentro de la disputa militarizada entre dos todavía miembros de Unasur. ¿Quiénes sí se meten? Inglaterra y Estados Unidos. Es decir, con Lula tres las potencias extrarregionalas volvieron. América Latina retrocede.

No es que alguien a lo mejor quiere pensar en volver a ser, es que retrocede. América del Sur dejó de ser una región en la cual las potencias regionales se involucran. Brasil renunció al blindaje de Sudamérica.

¿La democracia está en retroceso o no?

—La cuestión fundamental es el concepto que utilizamos para definir las democracias que funcionan mal. Para algunos es fragilidad, porque se pueden romper. Para otros es baja calidad porque siguen funcionando, pero mal. Scott Mainwaring y Aníbal Pérez Liñán hablan de estancamiento democrático.

Llegas a una democracia de baja calidad y te mantienes en ella, no la mejoras, pero tampoco la empeoras. Los países no están dejando de ser democráticos, siguen siéndolo, pero de mala calidad. América Latina está viviendo la trampa de las democracias mediocres.

Andrés Malamud durante conferencia en Montevideo.

Crisis del Estado

¿Mediocres?

—Sí. Hay otros autores como Sebastián Mazzuca y Gerardo Munck que lo adjudican a una crisis del Estado. Guillermo O’Donnell decía que la democracia es un sistema para elegir gobernantes del Estado. Si el Estado no funciona, la elección de gobernantes limita su impacto. Si el Estado es un auto y el motor no funciona, no importa el chofer.

Un ejemplo es Perú, con la cuarentena más estricta del mundo y la cantidad de muertos per cápita del mundo. Setenta por ciento de informalidad, cincuenta por ciento de hogares sin heladeras. Es un fracaso del Estado. El Estado es la formalización de la tributación y del censo.

¿Dónde pueden terminar las democracias mediocres latinoamericanas con el impacto que está teniendo el crimen organizado?

—Hay zonas de Colombia, de México, de Perú, de Brasil, donde vos arriesgás la vida si haces política. Entonces, la democracia formalmente funciona, hay elecciones. Todos se pueden presentar y lo que se presentan pueden ganar o perder. Pero no todos llegaron en ese momento de la elección porque los limpiaron antes, o los intimidaron. Los que se quedaron, van a arriesgar la vida.

Populismo

Es tan o más peligroso el influjo del crimen organizado comparado con los populismos y otras tendencias que erosionan a la democracia.

—El populismo es un fenómeno ambivalente, cito literalmente a Cristóbal Rovira, que es chileno. Él muestra que cuando hay una casta esclerosada, el populismo rompe con eso y desoligarquiza quizá la democracia. Pero cuando lo que hay es pluralismo, el populismo lo que hace es reducirlo y amenazar la democracia.

En cambio, el crimen organizado siempre es malo. Ahora, si analizamos el populismo malo, el populismo como amenaza y no el populismo como correctivo, y el crimen nacional organizado, aun así, creo que el crimen organizado es peor que el populismo. El populismo malo por lo menos es transparente. Vos sabés quién está por detrás, ves al líder y ves al pueblo. En el crimen organizado hay opacidad, además de ilícitos. No sabes lo que está por detrás.

¿Hay elementos para pensar que el libertarismo populista de Milei influirá en la región como lo ha hecho Bukele con su política de seguridad?

—Definitivamente sí. Si le va bien a Milei, vamos a ver muchos Milei en América Latina. Y si le va mal, vamos a ver poco liberalismo. Si él tiene éxito, es probable que sus modos se contagien. Si él fracasa, es posible que sus ideas desaparezcan. Y ese es el problema. No es que el éxito de Milei va a traer liberalismo a América Latina. Posiblemente va a traer autócratas competentes como Bukele. Pero si le va mal, va a desaparecer lo que tiene de bueno, que es la defensa de la libertad. Los dos escenarios son decepcionantes.

Ángel Arellano

Ángel Arellano

Doctor en ciencia política, magíster en estudios políticos y periodista. Coordinador de proyectos en la Fundación Konrad Adenauer en Uruguay, y editor de Diálogo Político.

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