La democracia está en declive en el mundo y la “tercera ola de autocratización” sigue creciendo, de acuerdo con el Reporte de la Democracia 2025 del proyecto Variedades de la democracia de la Universidad de Gotemburgo. Por primera vez desde el 2000, los regímenes autoritarios superan a los democráticos y hay más personas viviendo bajo estos gobiernos. La democracia liberal ha quedado marginada, con solo 29 países en el mundo con este tipo de régimen político según el informe.
Particularidades en Latinoamérica
En América Latina, esta tendencia global de retroceso democrático también comienza a manifestarse, aunque con particularidades regionales. Algunas democracias electorales muestran signos de debilitamiento institucional más pronunciados. Especialmente en lo que respecta a la independencia judicial, el pluralismo mediático y las garantías de derechos civiles.
No obstante, de acuerdo con el reporte de V-Dem, para el año 2024 la situación en la región aún no alcanzaba niveles críticos. De hecho, casi el 70% de la población latinoamericana seguía viviendo bajo regímenes democráticos. Esto indica una resiliencia importante frente a la ola autocratizante que avanza en otras regiones del mundo.
El tipo de régimen político que concentra más países en la región son las democracias electorales, en algunos con tendencias a la baja (Argentina y Perú). México se separa de este grupo y se ubica en la zona gris. Esto significa que el país ha perdido características de una democracia electoral, aunque sin convertirse todavía en una autocracia electoral. La democracia liberal en la región se reduce solo a tres países: Costa Rica, Chile y Uruguay. Por su parte, en la zona gris de autocracias electorales se encuentra Guayana y en la de las autocracias electorales están Venezuela, El Salvador y Nicaragua —con estos dos últimos profundizando este proceso—. Finalmente, se conservan dos autocracias cerradas: Cuba y Haití.

Con estos datos, América Latina es la segunda región mejor posicionada en el mundo en el grupo de las democracias, después de Europa Occidental y América del Norte. Brasil representa un caso importante de resiliencia democrática después del gobierno de Jair Bolsonaro. Contribuye a que la región esté mejor posicionada cuando se considera el número de población que vive bajo un gobierno democrático. Otros países con una tendencia democratizante en 2024 son Ecuador, Bolivia, República Dominicana y Honduras. En el reporte se destacan los dos primeros casos por haber revertido proyectos de gobiernos autoritarios previos. Por su parte, Honduras, desde la llegada Xiomara Castro, ha logrado avances significativos en materia de libertades y derechos, así como en la organización de las elecciones.
Camino a la autocracia
Sin embargo, el grupo de países con tendencias autocratizantes —con distinta magnitud e intensidad— es mayor. Aquí se encuentran Argentina, El Salvador, Guayana, Haití, México, Nicaragua y Perú. En este grupo preocupa el caso de México por la influencia económica y política que ejerce en la región. Además, es el segundo país con mayor población en América Latina.
En las elecciones de 2024 el oficialismo ganó las cámaras y la presidencia con Claudia Sheinbaum. La mandataria pasó una reforma constitucional que socava la independencia judicial y desactiva el Poder Judicial como contrapeso del Poder Ejecutivo. Asimismo, organizó una elección judicial cuestionada por su falta de integridad. De hecho, la Misión de Observación de la Organización de Estados Americanos recomendó a los países de la región no replicar el modelo de selección de personas juzgadoras, como el mexicano, por los múltiples problemas que evidenció en las diferentes etapas del ciclo electoral.
El caso de Perú muestra una tendencia similar con el debilitamiento del Poder Judicial pero, en este caso, ampliando las facultades del Poder Legislativo. Tanto México como Perú siguen siendo democracias electorales (México en la zona gris) pero se encuentran entre los diez países del mundo que en 2024 estuvieron como “principales caso de autocratización asilada”.
El paso de autocratización ha sido más precipitado en El Salvador: el gobierno de Nayib Bukele ha consolidado una autocracia electoral en apenas cinco años. Después de que su partido ganó las elecciones intermedias en 2021, su primer movimiento fue destituir a todos los jueces de la Sala Constitucional y nombrar a sus leales, quienes autorizaron su reelección, a pesar de ser inconstitucional. La libertad de expresión —ataques a medios de comunicación—, el debido proceso —detenciones arbitrarias— o la libertad académica son algunos de los derechos deteriorados de manera sistemática en los últimos años.
Peores y mejores casos
En 2024, la democracia en América Latina enfrentó un panorama marcado tanto por señales alentadoras de resistencia como por preocupantes tendencias de autocratización. En algunos países, los retrocesos democráticos se profundizaron, mientras que en otros se logró contener —e incluso revertir— dinámicas autoritarias.
Por un lado, resulta urgente observar con detenimiento los casos de Argentina, México y Perú, donde persisten amenazas significativas a la democracia. Sucede tanto por la concentración de poder, el debilitamiento de los contrapesos institucionales o la instrumentalización de las instituciones judiciales y electorales.
Por otro lado, el caso de Brasil ofrece valiosas lecciones sobre la resiliencia democrática. Allí, tanto las instituciones como sectores amplios de la sociedad civil lograron contener intentos autoritarios y defender el orden constitucional.
Analizar las condiciones que han hecho posible esta resistencia —como la independencia judicial, el papel de la oposición y la movilización social— resulta clave para comprender cómo se puede hacer frente a esta nueva ola de autocratización que amenaza con expandirse en la región.