Brasil frente a los Brics

Brasil frente a los Brics

Brasil presidirá la Cumbre de los Brics en 2025. Esto implica grandes desafíos. ¿Qué lugar tendrá el país en el grupo y las principales cuestiones geopolíticas que guían el diálogo entre sus miembros?

Por: Guilherme Casarões8 Ene, 2025
Lectura: 6 min.
Brasil frente a los Brics
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

En 2025, Brasil presidirá la Cumbre de los Brics. Por primera vez, el encuentro contará con dos categorías de miembros: plenos y asociados, sumando un total de 22 países. Lo que podría ser una oportunidad única para la proyección diplomática brasileña podrá convertirse en una fuente de incomodidad para el país. Los Brics están cambiando rápidamente, y Brasil tendrá que repensar su papel en esta nueva realidad.

Cuando Brasil, Rusia, India y China celebraron su primera reunión al margen de la Asamblea General de la ONU, en 2006, buscaban crear un espacio de articulación entre potencias emergentes. El enfoque de los Brics —concebido a partir del acrónimo propuesto por Jim O’Neill, del banco Goldman Sachs— era ampliar su influencia global mediante la reforma del sistema financiero internacional.

Pero no se trataba solo de una agenda puntual. Los cuatro países entendían que la cooperación podía conducir a la construcción colectiva de un mundo multipolar. Para que esto fuera posible, era necesario que los Brics pudieran fortalecer efectivamente los lazos con otros países del Sur Global. Esta visión era compatible con el deseo brasileño de acercarse a América Latina, África y Oriente Medio en términos políticos, diplomáticos y económicos.

Oportunidades y desafíos

Para Brasil, formar parte de los Brics era una forma de afirmarse como una potencia emergente, con capacidad para participar activamente en el orden internacional incluso sin los atributos clásicos del poder militar. Ante la crisis económico-financiera global, la relevancia del bloque aumentó. Esto llevó a la realización de cumbres anuales desde 2009 y a la decisión de incorporar a Sudáfrica en 2011.

Poco a poco, el grupo evolucionó hacia una poderosa alianza geopolítica en un mundo en transformación. Desde la perspectiva brasileña, la consolidación del bloque trajo oportunidades. La creación del Acuerdo de Reservas Contingentes y del Nuevo Banco de Desarrollo. Ambos lanzados en la Cumbre de Fortaleza en 2014, reforzaron la idea de un mundo multipolar, menos dependiente de Estados Unidos y sus aliados occidentales.

Sin embargo, la consolidación de los Brics también planteó desafíos para Brasil. El rápido ascenso de China y la belicosidad de Rusia señalaron asimetrías y contradicciones cada vez mayores dentro del propio bloque. Es evidente la dificultad de Brasil para alinear posiciones comunes en temas que le interesan directamente, como el medio ambiente, los derechos humanos o el desarme. No hay consenso ni siquiera respecto a la extensión de las reformas de la gobernanza global.

La “geopolitización” de los BRICS

La proliferación de crisis geopolíticas en la última década reveló cierto malestar de Brasil en la alianza. El estallido de la guerra civil en Siria, en 2011, llevó a Brasil a desvincularse del grupo y a articular una posición conjunta con las otras dos democracias emergentes —India y Sudáfrica— mediante el llamado Foro IBAS. En el episodio de la anexión de Crimea en 2014, al involucrar directamente a un miembro del bloque, Brasil optó por un incómodo silencio.

El país siempre quiso evitar que los Brics se convirtieran en una alianza abiertamente antioccidental. Su legítimo deseo de un orden multipolar no podía poner en riesgo las buenas relaciones establecidas con países como Estados Unidos, Alemania y Japón, con quienes mantiene agendas comunes y convergencias relevantes. Por ello, siempre buscó que los Brics moderaran el lenguaje (y las demandas) en sus declaraciones conjuntas.

Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, la posición de Brasil dentro de los Brics se ha vuelto más delicada. Hoy, el bloque es visto por Occidente como antagónico y abiertamente revisionista. En la primera gran ronda de expansión, en la que fueron invitados Argentina, Arabia Saudita, Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos, la inclusión de los vecinos argentinos fue promovida por Brasil. Al fin y al cabo, una nación sudamericana y democrática podría garantizar el equilibrio interno del grupo.

El cambio de gobierno en Argentina, con la elección del libertario Javier Milei a fines de 2023, hizo que el país retirara su candidatura. El objetivo del nuevo gobierno argentino es acercarse a Estados Unidos, especialmente con Donald Trump en la Casa Blanca. Por otro lado, los sauditas aún dudan en ingresar al bloque. Probablemente esperan los desarrollos geopolíticos recientes en Oriente Medio, donde Rusia e Irán pierden influencia día tras día.

¿Qué puede aportar Brasil?

La presidencia brasileña de los Brics en 2025 se da en un momento de redefinición del bloque. Los nuevos miembros, admitidos formalmente en la última cumbre, convierten el grupo en una gran coalición exportadora de petróleo. La preocupación por la seguridad energética se suma a las históricas demandas por una voz más activa del Sur Global.

La cara actual del bloque es reflejo, sobre todo, de los intereses globales de China y Rusia. La Cumbre de Kazán, celebrada octubre de 2024, expuso las tensiones entre los miembros fundadores del bloque. Vladimir Putin quería incorporar a Venezuela, una iniciativa vetada por Brasil ante la profunda crisis política que vive el vecino sudamericano.

Aun así, la incorporación de Cuba, Bolivia, Turquía y Nigeria como miembros asociados, entre otros países en desarrollo, muestra la dirección que está tomando el bloque. Cada vez hay más países asiáticos y africanos. También, cada vez países menos democráticos. Esto limita la capacidad de Brasil para avanzar hacia un consenso constructivo sobre los grandes temas de la política internacional.

Buscar los consensos posibles

No es interés de Brasil salir de los Brics, todo lo contrario. Sin embargo, será tarea de la presidencia brasileña evitar que el grupo se vuelva excesivamente revisionista. Esto comprometería los esfuerzos de Brasil hacia una gobernanza global más justa y representativa.

Es muy probable que la estrategia brasileña sea similar a la que orientó su actuación al frente del G20: buscar los “consensos posibles”, manteniendo la relevancia de los Brics sin contraponer abiertamente los países occidentales. Muchos de ellos siguen siendo clave para el avance de agendas esenciales para Brasil, desde la lucha contra el hambre hasta las medidas de mitigación del cambio climático.

De regreso en la Casa Blanca, Trump ya ha amenazado a los países de los Brics con aranceles adicionales si el bloque continúa discutiendo medidas para reducir la dependencia global del dólar. Como el gobierno brasileño quiere mantener buenas relaciones con todo el mundo, necesitará usar la plataforma de los Brics para fomentar el diálogo y no el conflicto. No será una tarea fácil para Brasil. Deberá ser creativo y afirmar con claridad lo que desea del bloque y del futuro del orden global.

Guilherme Casarões

Guilherme Casarões

Doctor en Ciencias Políticas. Profesor en la Escuela de Administración de Empresas de San Pablo da la Fundación Getulio Vargas. Coordinador del Observatorio de Extrema Derecha.

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