Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales en Honduras sugieren un giro hacia la derecha. Según el primer corte oficial divulgado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), con alrededor del 40% de las actas escrutadas, el candidato del conservador Partido Nacional (PN), Nasry Asfura, lidera con aproximadamente 530.073 votos, lo que representa un 40,6 % del total contabilizado hasta ese momento. En segundo lugar aparece Salvador Nasralla, del Partido Liberal (PL), con unos 506.316 votos (38,8%). La candidata del oficialista LIBRE, Rixi Moncada — ministra de Defensa bajo el gobierno saliente — quedó tercera, con 255.972 votos (19,6%).
Además de elegir al próximo presidente, en los comicios de este domingo también se escogieron 128 diputaciones del Congreso, 20 diputados del Parlamento Centroamericano, 298 alcaldes y 2168 regidores.
Desconfianza en el sistema
Las elecciones se desarrollaron en medio de una atmósfera polarizada. Previo a los comicios, organizaciones de derechos humanos advirtieron que el entorno de presión política y denuncias de irregularidades institucionales podían afectar la calidad del sufragio. El país arrastra un historial de comicios cuestionados y rupturas institucionales, como el golpe de Estado de 2009 que derrocó al entonces presidente Manuel Zelaya, esposo de la actual mandataria Xiomara Castro.
La gobernanza del CNE, responsable de organizar los comicios, carece de un árbitro independiente, ya que los tres principales partidos se reparten el control de los órganos electorales, lo que incrementa el escepticismo sobre la transparencia del proceso. Además, el CNE tardó en publicar los resultados preliminares debido a un clima de desconfianza que se instauró antes de los comicios.
Sin embargo, las elecciones transcurrieron sin incidentes graves. Debido al estado de excepción impuesto por la presidenta, Xiomara Castro, la jornada electoral tuvo la presencia de militares. Además, Castro les atribuyó la custodia de las actas hasta su publicación, medida que generó una gran controversia en la población hondureña ya que no es una tarea asignada por ley.
Mientras, los hondureños esperan la última palabra del CNE y el recuento de las actas electorales de los más de 6,5 millones de electores llamados a votar.
En desarrollo.
