El presidente Gabriel Boric es el mandatario más joven que ha tenido Chile. Tiene 36 años de edad y su historia política se remonta al liderazgo que ejerció en el movimiento estudiantil durante el 2011. Entonces fue protagonista junto a Camila Vallejos, actual ministra vocera de Gobierno, Giorgio Jackson, actual ministro de Desarrollo Social, y Karol Cariola, actual diputada del Partido Comunista. Antes de llegar a la primera magistratura, Boric fue electo diputado por la Región de Magallanes, la más austral que tiene Chile.
Gabriel Boric, el salto a la presidencia
Su ascenso a la presidencia fue poco esperado y surgió tras ganar elecciones primarias de la izquierda chilena, en las que compitió con el candidato comunista Daniel Jadue, sobreponiéndose con un 64 % de los votos. Los resultados de ese triunfo no responden precisamente a un gran liderazgo de Boric en los sectores de izquierda, sino que más bien a un temor de la ciudadanía de que un candidato comunista se aproximara a la papeleta presidencial.
Ya en campaña, compitió contra otros cinco candidatos con un discurso apegado a la izquierda. Sin embargo, en el balotaje, moderó su mensaje y se acercó a líderes de la ex-Concertación, a pesar de haber sido profundamente crítico con esa parte de la historia política del país. Estas señales, para algunos confusas, le han costado la popularización de un apodo: el Volteretas. Gabriel Boric logró triunfar a fines de diciembre de 2021 con el 55,84 % de los votos y asumió la presidencia el 11 de marzo de 2022.
Instalación, fracasos y baja popularidad
El primer año de Boric ha sido, por decirlo sutilmente, complejo. En términos de popularidad, tiene un 60 % de desaprobación en los principales sondeos del país y de manera sostenida en los últimos seis meses. La percepción ciudadana es que la instalación del Gobierno fue lenta, llena de improvisaciones y que se ha evidenciado la falta de experiencia política del propio presidente como de sus ministros y principales asesores.
A su vez, el mandatario ha tenido que cambiar su discurso en reiteradas oportunidades, actitud que es notada permanentemente por la ciudadanía y los medios de comunicación. Por ejemplo, como diputado, Boric votó siempre en contra de proyectos de ley pro orden y seguridad, y al día de hoy es el líder del Gobierno que más veces ha invocado el Estado de emergencia para la zona sur del país. A esto se le añade haber movilizado a los militares a la frontera norte de Chile por la situación de migración irregular.
De igual forma, varios de sus ministros incurrieron en desprolijas acciones u opiniones que le pasaron la cuenta al presidente. Como cuando recién instalado el Gobierno, la ministra del Interior Izkia Siches viajó a la Región de La Araucanía y quiso ingresar a la comunidad mapuche Temocuicui donde fue recibida a balazos, hecho jamás ocurrido en nuestro Estado de derecho. O como cuando su ministro de la Secretaría General de la Presidencia y amigo personal, Giorgio Jackson, señaló que su generación de líderes políticos tenía superioridad moral frente a sus antecesores de la Concertación. Estas acciones empañaron al presidente, demostraron soberbia de sus equipos cercanos y una profunda desconexión con la realidad chilena.
Principales hitos políticos
Este primer año tuvo dos hitos políticos: 1) el rechazo de la propuesta de nueva Constitución y 2) los indultos presidenciales.
Respecto del primero de ellos, la derrota del Gobierno fue abrumadora. El 62 % de los chilenos (con voto obligatorio) dijo no al texto constitucional propuesto, que era apoyado por el Gobierno. Es más, se había hecho explícíta la idea de que sin una nueva Constitución no se podría cumplir el programa del Gobierno.
Pero, ¿por qué se rechazó? Desde la vereda de quienes lo aprobaban, señalan que se incurrió en una campaña del terror desde sectores moderados y de derecha, con escasa autocrítica de la realidad. Lo cierto es que la propuesta fue objetada por dos razones. La primera es que la Convención Constitucional se tornó desde su inicio en una suerte de circo, empapada de escándalos, peleas e ideas alejadas de lo que ha sido la tradición republicana chilena. La segunda, porque era un texto jurídico de mala calidad, con características experimentales y refundacionales, como pasar de un Estado unitario a un Estado plurinacional, suprimir el Poder Judicial, reemplazar el Senado por una cámara regional…
Respecto del segundo hito, justo antes de que terminara el año, y mientras los chilenos estaban preparándose para las fiestas y vacaciones, Gabriel Boric anunció el indulto presidencial a 12 condenados por delitos cometidos en las protestas de octubre 2019 y a un exmiembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez condenado por homicidio y robo. Esta acción del presidente trajo consecuencias importantes, como la salida de su ministra de Justicia y de su jefe de gabinete, ya que los antecedentes que le entregaron al mandatario estaban equivocados, cosa que reconoció la vocera del Gobierno. La opinión pública nuevamente criticó la falta de experiencia y la improvisación.
Noticias positivas y flancos complejos
Si bien el presidente tuvo que trazar una nueva hoja de ruta tras la derrota constitucional, la baja popularidad y los errores de su círculo cercano, lo cierto es que Chile ha logrado sobrellevar una crisis política y social iniciada en octubre de 2019 con el denominado estallido social y que se agravó en lo económico con la pandemia de covid-19.
Hoy en día, Chile ha logrado crecer un 0,4 %, bajar la inflación a menos del 10 % y descartar una recesión económica. Por otra parte, se ha activado la inversión extranjera, alcanzando los mayores niveles desde 2015.
Sin embargo, el Gobierno debe hacer frente a la crisis de seguridad que enfrenta el país, el principal problema que aqueja a los chilenos. El aumento relevante de los homicidios, el narcotráfico y los delitos como secuestro no eran comunes. En Chile, estos delitos y el crimen organizado aumentaron un 27,8 % en comparación con el 2021.
La caída de la reforma tributaria
El Gobierno ha apostado por dos reformas estructurales: tributaria y de las pensiones. Con la reforma tributaria ha utilizado el mismo discurso que ocupó con la nueva Constitución. Es decir, que de no ser aprobada no se podrá cumplir el programa de Gobierno y de trasformaciones sociales comprometidas.
La historia se repite como un deja vu. Este miércoles 8 de marzo, la idea de legislar la reforma se rechazó. La Cámara de Diputados la lapidó, por un estrecho margen: 71 votos a favor, 73 en contra y 3 abstenciones.
Pero la amargura del Gobierno es además porque tres parlamentarios del oficialismo salieron de la sala a la hora de la votación, desatando una ola de cuestionamientos. Las palabras del ministro de Hacienda, Mario Marcel, fueron duras: «Hemos tenido una votación ideológica. Con esto, vamos a tener una celebración de quienes evaden impuestos, de los grandes capitales y los lobistas». Los sectores que votaron en contra (principalmente la derecha) argumentaron que era un mal proyecto. Que generaría una retracción en la inversión y el crecimiento y que el Gobierno no había establecido un mecanismo de diálogo para generar acuerdos.
Con este panorama, el presidente Boric les habló a los chilenos al terminar el día y desde el norte del país. Se lo notaba molesto, derrotado nuevamente. Con un aspecto cansado dijo: «Se negaron a discutir la posibilidad de dar un debate, en el templo de la democracia, que es el lugar para establecer el bien común… Hay un sector que intenta que las cosas no cambien… Parece que el objetivo de algunos es golpear al Gobierno, pero lo que no entienden es que golpean a millones de chilenos que quieren un país más justo. La reforma tributaria apuntaba a una mejor distribución de la riqueza. Agradezco a los parlamentarios que no le dieron la espalda a su pueblo».
Urgencias
La inseguridad y la crisis migratoria en el norte del país son urgencias que debe abordar el Gobierno en su segundo año. También deberá enfrentar un nuevo proceso constitucional. Habrá que esperar que el presidente vaya consolidando su discurso, que hasta ahora ha sido bastante cambiante y a veces confuso. A pesar de ello, sigue identificándose profundamente con la izquierda, como lo dejó de manifiesto en su visita a México en noviembre de 2022, cuando hizo un llamado a los Gobiernos latinoamericanos de izquierda a pasar a una estrategia de «ofensiva» política.
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