El 11 de julio de 2021, día también conocido como 11J, se vieron las mayores protestas en Cuba desde hace más de 20 años. Miles de manifestantes salieron a las calles a lo largo y ancho del país para manifestarse contra la escasez de bienes y alimentos, las dificultades económicas, la reacción del Gobierno frente al covid-19 y la falta general de libertades básicas. Por lo menos 1470 cubanos fueron detenidos después de las protestas. El número exacto de desaparecidos se sigue desconociendo.
Crisis económica y social constante
La pandemia de covid-19 tuvo repercusiones devastadoras sobre la economía cubana, ya que se paralizó el turismo y disminuyeron considerablemente las remesas. Como consecuencia, el PIB se redujo casi por un 11% en 2020. Si bien el turismo logró recuperarse ligeramente este año, las condiciones de vida de la población volvieron a empeorar debido a que los alimentos y otros bienes básicos como medicamentos escasean extremadamente cuando no faltan por completo. Según fuentes no oficiales, en junio de 2022 ¡cada hogar cubano tenía derecho a recibir un máximo de cinco huevos al mes!
Además, a finales de 2020 y bajo la presión del dramático colapso de la economía, el Gobierno había anunciado una reforma monetaria histórica encaminada a reducir el déficit de la balanza comercial mediante la devaluación de la moneda cubana. Sin embargo, frente a la actual tasa de inflación de un increíble 73%, la reforma implementada en enero de 2021 llegó a agudizar aun más los problemas de los cubanos.
Opresión social, pan diario
En las últimas décadas, las organizaciones de derechos humanos han informado repetidamente sobre las violaciones flagrantes de derechos humanos fundamentales por el Gobierno cubano. A pesar del cambio en el liderazgo político, que implicó también la introducción de una nueva Constitución, no se ha modificado el carácter dictatorial y autoritario del régimen.
Activistas y miembros de grupos disidentes son sistemáticamente vigilados y regularmente interrogados. Por ende, los movimientos de oposición como la Mesa de Unidad Democrática (MUAD) han estado expuestos a continuas represalias, y varios de sus miembros han sido detenidos.
En los últimos años, el acceso a internet ha influido considerablemente en la vida en la Isla, y dicho acceso se ha ampliado notoriamente desde diciembre de 2018. Sin embargo, la situación de las libertades de expresión y de prensa en Cuba sigue siendo preocupante.
En agosto 2021, el Gobierno publicó el decreto 35, mediante el cual se limita notablemente la libertad de expresión de los cubanos. El decreto, que a largo plazo persigue el objetivo autodeclarado de «defender» la Revolución cubana, obliga a los operadores de servicios de telecomunicaciones a suspender o terminar sus servicios si un usuario publica información que a ojos de la dictadura sea falsa o «afecte la moralidad pública».
Apogeo del éxodo cubano
Las cifras de migración muestran que este año los cubanos están saliendo de su país. Tan solo en los primeros dos meses de 2022, casi 30.000 cubanos intentaron migrar a los Estados Unidos, pasando en su mayoría por México. El Gobierno estadounidense pronostica alrededor de 150.000 migrantes cubanos para el año 2022.
Las estadísticas demuestran que el crecimiento demográfico en Cuba tiende a cero. Este hecho se debe a que la mayoría de las personas involucradas en esta nueva ola de éxodo son jóvenes cubanos que podrían contribuir al futuro del país. Es previsible que en un futuro no muy lejano el país registre un crecimiento demográfico negativo. Las consecuencias sociales y económicas para el futuro de Cuba serán notables.
Relaciones internacionales
Desde hace décadas, Cuba está sometida a un amplio embargo de los Estados Unidos. Si bien es cierto que el Gobierno de Joe Biden retiró algunas de las restricciones impuestas por Donald Trump, las protestas del 11J y el continuo empeoramiento de la situación humanitaria en la Isla vuelven a complicar las perspectivas políticas.
Sin embargo, en mayo de 2022, la Casa Blanca anunció una serie de medidas para retirar las restricciones en la Isla, tales como la intensificación de vuelos provenientes de Estados Unidos, la reintroducción de un programa para la reunificación familiar y el levantamiento del tope para remesas familiares, para así reaccionar a las precarias condiciones sociales.

Por su parte, la Unión Europea se pronunció sobre los juicios y las condenas en el contexto de las protestas del 11J y criticó al Gobierno cubano por haber impedido el viaje de algunas madres de prisioneros del 11J que se iban a reunir con parlamentarios y representantes de organizaciones internacionales de derechos humanos. Pero hasta la fecha no existe un posicionamiento más contundente de parte de la Unión Europea para condenar las detenciones arbitrarias y la permanente violación de los derechos humanos.
Con respecto a la relación bilateral entre México y Cuba, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha seguido intensificando sus relaciones con el presidente cubano.
Por un lado, Miguel Díaz-Canel participó como único invitado especial extranjero en la celebración de la fiesta nacional mexicana el 16 de septiembre de 2021. Por otro lado, AMLO boicoteó la Cumbre de las Américas a principios de junio, alegando que diferentes países de la región habían sido excluidos (Cuba, Venezuela, Nicaragua). Con ello, mandó un claro mensaje sobre su posicionamiento en términos de política exterior: una afrenta para Estados Unidos como anfitrión de la cumbre y una alianza con regímenes claramente antidemocráticos y autoritarios en el continente.
Perspectivas
Las protestas del 11J el año pasado marcan un notable antes y después. Por primera vez en la historia moderna de Cuba, grandes partes de la población pudieron organizarse rápida y eficientemente en toda la Isla para salir a las calles y protestar contra las precarias condiciones de vida a las que se enfrentan todos los días.
En comparación con otras protestas en Cuba, las del 11J recibieron mucha atención mediática internacional, lo cual durante poco tiempo llevó a una (cautelosa) esperanza en movimientos prodemocráticos, dentro y fuera del país, que llevan décadas luchando por un cambio de régimen para lograr una transición pacífica y democrática.
Pero, como era de esperarse, en un mundo marcado por un flujo ininterrumpido de información y la sucesión de crisis internacionales, la atención de la comunidad internacional permaneció en Cuba solo por un tiempo limitado.
Más allá de condenar fuerte y decididamente las permanentes violaciones de derechos humanos a las que están sometidos los cubanos en su vida diaria, la comunidad internacional tiene que enfrentarlas con acciones concretas en el marco del derecho internacional.
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