Junto al grupo de investigación Gobierno y Análisis Político A.C. (GAPAC) que reúne a académicos de la región, Diálogo Político presentó un nuevo número de DP Enfoque para analizar el creciente poder de Rusia en Latinoamérica. Los autores son investigadores en GAPAC: Armando Chaguaceda, doctor en Historia y Estudios Regionales y Claudia González, doctora en Estudios Culturales.

Sebastian Grundberger, director de KAS Partidos inició el encuentro llamando la atención sobre el delicado contexto geopolítico en Europa por el conflicto en la frontera entre Ucrania y Rusia. Desde Rusia se aduce que enfrenta una expansión de la OTAN. Sin embargo, la agenda de Putin parece ir más allá de este conflicto.
Cabe preguntarse si este conflicto se relaciona con la competencia geopolítica con China.

Corto y largo plazo
Según el Prof. Armando Chaguaceda transitamos por un período de reposicionamiento de los global players y sus roles. Por un lado, el crecimiento económico muy rápido de China, su régimen autocrático y megaproyectos como la Ruta de la Seda le permiten apostar al largo plazo. Rusia dispone de un considerable poderío militar y de inteligencia.
Sin embargo, como potencia derrotada en la Guerra Fría, situada geográficamente entre Occidente y Oriente, y con una desfavorable evolución demográfica, no dispone de esa alternativa. Cabe anotar que el régimen ruso no es un autoritarismo hegemónico, pero existen voces críticas. Esto lo demuestra el hecho de la cooperación de investigadores rusos en trabajos conjuntos.
Las agencias internacionales
La Profa. Claudia González anotó que Rusia tiene intereses concretos y mantiene presencia en diferentes países a través de una red de agencias ligadas a las representaciones diplomáticas. Estas agencias promueven explícitamente el mundo ruso.
Una de las dificultades para entender el nuevo fenómeno está en observarlo con lentes viejos y categorías heredadas de la Guerra Fría. «No hay competencia capitalismo-socialismo», observa Chaguaceda. En cambio, hay una amplia oferta de noticias cuyo tema central es el declive de las democracias occidentales.

Según Claudia González, existe una cámara de resonancia de esta crítica a la democracia liberal y ella está en las redes académicas de las que participan también académicos rusos.
Rol del Estado fuerte
Otro aspecto interesante es la promoción del Estado fuerte. Esta visión conecta con una visión soberanista popular en Latinoamérica, explicable desde su historia. Los partidos populistas de izquierda y de derecha se acercan en posiciones críticas a la idea de Europa y de la democracia. Mientras en Europa predominan los de derecha, en Latinoamérica es más fuerte la izquierda desde su crítica a la política de EUA. Sin embargo, hay sintonía entre Bolsonaro y el discurso populista de derecha.
El Estado fuerte como representante de los intereses del pueblo se basa en la visión soberanista que favorece las leyes de regulación y contra quienes son identificados como agentes extranjeros.
Compromiso con la democracia
La gente insatisfecha y la desafección de las élites con la democracia y su diseño institucional avalan visiones conservadoras en lo social. Los disertantes coincidieron en constatar que para algunos sectores de las élites pesa más la crítica a los Estados Unidos que la solidaridad en la defensa de los valores democráticos comunes.
Como conclusión se constata la presencia de agendas que buscan desestabilizar los sistemas democráticos. En esto coinciden los populismos de izquierda y de derecha.
En el caso de Rusia, a diferencia de China, no estamos frente a un Estado totalitario, donde ya no existe la disidencia. Se trata de dos potencias circunstancialmente aliadas, pero con conflictos entre ellas.
En conclusión, «sigamos siendo diversamente occidentales».
Video completo de la mesa sobre el poder de Rusia en Latinoamérica
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