Nicaragua: ¿cuál es tu esperanza?

La detención de la candidata Cristiana Chamorro coloca al país en el tapete a seis meses de las elecciones. El régimen de Ortega busca reforzarse y la oposición reconstituirse.
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4 Jun, 2021
Foto: Jorge Mejía Peralta, vía Flickr
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Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El 7 noviembre próximo, en elecciones, Daniel Ortega hará todo lo posible por mantenerse en el poder durante un tercer mandato justificado en una democracia que él y su vicepresidenta y compañera, Rosario Murillo, manejan a su antojo.

La policía, o el ejército —es casi lo mismo—, obstaculiza caminos, suspende cualquier tipo de manifestación, incluso portar una bandera de Nicaragua, y resguarda presos políticos en las cárceles sin ningún tipo de procesos; el Poder Judicial investiga, retiene por la fuerza e imputa; el Consejo Supremo Electoral suspende partidos independientes y, al tiempo, sobreviven cinco agrupaciones que colaboran con el Frente Sandinista para la Liberación Nacional. Paradojas, así se llama la realidad impuesta en Nicaragua por Ortega y Murillo.

En la oposición, mientras tanto, no hay un candidato único y la aspirante presidencial Cristiana Chamorro que tenía un 13 % de respaldo electoral, según una encuesta de enero de la empresa Cid Gallup, está siendo indagada por lavado de dinero en la fundación de promoción a la libertad de expresión Violeta Barrios de Chamorro que ella dirigía. Este subterfugio judicial la dejaría fuera del proceso electoral.

La prensa independiente también está bajo asedio. La sede del periódico Confidencial y del programa televisivo Esta Semana (que ahora se transmite por Youtube), ambos dirigidos por Carlos Fernando Chamorro, fue allanada y saqueada por la policía. Carlos Fernando y Cristiana son hermanos, hijos de la expresidenta Violeta Barrios, con quien regresó a Nicaragua la democracia que hoy utiliza Ortega a su favor.

A seis meses de las elecciones, aunque el panorama es desolador, hay grandes interrogantes: ¿cómo votarán las personas claramente identificadas como opositoras o la población en general, cuando las detenciones y amenazas están siempre presente en las calles? ¿Podría ocurrir alguna alianza opositora sólida que garantice una mayoría calificada en el Parlamento? ¿Seguirá el asedio a la prensa, con figuras como las que hasta ahora se han aplicado, de citatorias y luego acusaciones e intimidaciones con la cárcel, donde ya estuvieron algunos importantes periodistas independientes? ¿Habrá nuevos episodios de fraude como los ocurridos en 2008, 2011 y 2016? ¿Podrá haber nuevas represalias contra la población que proteste, como las de abril de 2018? ¿Podrá sobrevivir la oposición en unidad sin un liderazgo único y con tantas diferencias ideológicas y políticas? ¿Qué hará el empresariado que se mantuvo en alianza con el gobierno hasta el 2018?

La presión y la resistencia civil, el resurgimiento del ímpetu de las protestas de abril del 2018, y la capacidad de la oposición de movilizar recursos y agrupar intereses parecen esenciales. A la ya de por sí compleja situación económica de Nicaragua, el segundo país más pobre de América Latina, se une el nefasto manejo de la pandemia por el gobierno. Esos elementos se convierten en esperanza de una acción cívica, ojalá sin muertes, en las calles y mediante mecanismos digitales, para volver a poner en jaque a Ortega y Murillo. Solo eso queda.

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Yanancy Noguera

Periodista con un MBA con énfasis en finanzas. Fundadora de Punto y Aparte, un programa colaborativo de buen periodismo entre estudiantes y periodistas experimentados. Fue directora de «La Nación» y «El Financiero». Tiene 24 años de experiencia en medios, de los cuales 15 en posiciones de dirección. Profesora universitaria

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