Sobre movilidad y desarrollo en Argentina

Concebir el transporte como política de Estado debe ser una tarea primordial para comenzar a trazar un sendero de desarrollo sostenido en un país que no tolera más improvisaciones o parches de ningún tipo. Los desafíos están a la vista de todos.
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25 Feb, 2021
Fuente: Ministerio de Transporte de Argentina
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Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), compuesta por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 40 municipios circundantes, es la principal urbanización del país y el hogar del 38% de la población de toda la República Argentina. Posee una superficie de más de 13.000 kilómetros cuadrados y se ubica en el puesto 17 de las áreas urbanas más grandes del mundo, la tercera de América Latina después de San Pablo y Ciudad de México, en los puestos 7 y 9, respectivamente.

En condiciones habituales, la Capital por sí sola duplica la cantidad de personas que por ella transitan, producto de quienes llegan desde sus alrededores y el interior del país. Ya sea por trabajo, estudio u otras necesidades, este hecho es característico de muchas urbanizaciones a nivel global y representa grandes desafíos para la infraestructura existente.

Teniendo en cuenta los costos de combustibles y el tiempo invertido para cubrir diferentes trayectos, entre otros aspectos, el transporte automotor, ya sea con vehículos particulares o micros de larga distancia, ha perdido relevancia frente a soluciones más eficientes, seguras y sustentables. En el caso de la movilidad urbana, la tendencia actual consiste en sustituir el uso del automóvil por el transporte público, bicicleta o la caminata. Esto representa un considerable ahorro en mantenimiento y adaptación, emisiones de CO2, contaminación sonora y visual y posibilita también un mejor aprovechamiento de los espacios.

En Argentina se han implementado varias soluciones ya utilizadas en el mundo, como las ciclovías y bicicletas de uso comunitario, corredores con carriles exclusivos para buses y la peatonalización de áreas altamente concurridas, así como una renovación parcial del material rodante en subte (metro) y trenes de cercanías.

Sin embargo, es una tarea pendiente pensar en un sistema integrado de gestión del transporte que permita la intermodalidad, más allá de jurisdicciones y competencias. En el caso del AMBA, la segregación existente entre el subte y las líneas metropolitanas como sistemas totalmente ajenos uno del otro, da cuenta de una dinámica que prioriza las discusiones políticas sobre las necesidades ciudadanas.

Las ciudades representan hoy el 55 % de la población mundial y se espera que esta cifra se eleve al 68 % para el año 2050, de acuerdo con las estimaciones de Naciones Unidas. De confirmarse estos pronósticos, la producción automotriz sería uno de los principales afectados. Las principales compañías han atravesado en la última década un importante proceso de transformación para adaptarse a los hábitos de consumo de las nuevas generaciones. Se han visto ya numerosos ejemplos de fusiones, desarrollos conjuntos para el aprovechamiento de nuevas tecnologías y una paulatina transición hacia el sector servicios, con la introducción de sistemas de carsharing (alquiler temporario) para adecuarse además a las crecientes regulaciones mundiales y la inevitable migración hacia otras fuentes energéticas. Todo parecería indicar que en las próximas décadas podríamos presenciar el final de la industria tal como la conocemos.

No obstante, es preciso ir hacia un crecimiento equilibrado de las diferentes urbanizaciones. Argentina presenta el desafío de lograr una mejor distribución poblacional a lo largo del país. El crecimiento descontrolado del conurbano bonaerense da cuenta de una falta de planificación por décadas que amerita urgentemente un trabajo coordinado de los diferentes niveles de gobierno y actores de la sociedad.

Aeropuerto de El Palomar | Fuente: Ministerio de Transporte de la Nación, Argentina

La movilidad es clave para lograr un desarrollo integrado. Por ello, la renovación y puesta en valor de diferentes aeropuertos a lo largo y ancho del país fue un paso en esta dirección, que permitió a miles de personas trasladarse de forma rápida y económica. El caso de El Palomar, en la provincia de Buenos Aires constituye un claro ejemplo de cómo es posible generar grandes cambios sin inversiones millonarias.

Sobre un antiguo predio militar, la apertura de este aeropuerto permitió algo único en la Argentina: la conexión directa con un tren urbano, en la estación homónima de la línea San Martín. Esto es algo de lo que ni siquiera la terminal más importante del país, Ezeiza, goza en la actualidad. Su cese de actividades es un lamentable retroceso en la integración del territorio nacional.

Por supuesto, el tránsito aéreo no debería ser el único medio disponible para este fin. El ferrocarril, tanto de pasajeros y de carga, es una de las grandes deudas en un país que supo contar con la red más extensa de la región. Este permitiría el acceso a distintos pueblos del interior que hoy se encuentran aislados.

La infraestructura hoy es el motor del desarrollo hacia las oportunidades de mañana. Se ha demostrado que mucho se puede hacer con poco.

De haber iniciativa, llegaremos a destino y sin pasar por Migraciones.

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Licenciado en Gerenciamiento Económico Intercultural/B.A. Kulturwirtschaft (Universidad del Salvador, Argentina - Universität Passau, Alemania)

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