Medios, políticos y «verdades» en Bolivia

Medios, políticos y «verdades» en Bolivia

La turbulenta relación entre la prensa y el gobierno muestra más que nunca la necesidad de un periodismo independiente que no tema enfrentarse al poder en la búsqueda de la verdad y el fortalecimiento de la democracia.

Por: Fabiola Chambi16 Nov, 2021
Lectura: 5 min.
Medios, políticos y «verdades» en Bolivia
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

La turbulenta relación entre la prensa y el gobierno en Bolivia muestra más que nunca la necesidad de un periodismo independiente que no tema enfrentarse al poder en la búsqueda de la verdad y el fortalecimiento de la democracia.

«Prensa basura. ¡No los veas! Engañan, mienten, tergiversan, manipulan, son corruptos», ese fue el mensaje que circuló en un meme con los logos de varios medios de comunicación bolivianos, hace unos días. Hubiera pasado desapercibido de no haber sido porque el procurador general del Estado, Wilfredo Chávez, lo retuiteó desde su cuenta personal. La polémica se avivó tanto que incluso muchos usuarios fueron bloqueados por expresar su reclamo ante esa postura.

Anteriormente, el presidente Luis Arce había señalado que los medios de comunicación no tienen contento al pueblo de Bolivia, pero aún tienen la oportunidad de «reivindicarse». Un poco más radical fue el exministro de la Presidencia del Gobierno de Evo Morales, Juan Ramón Quintana, quien en septiembre arremetió contra los medios independientes del país para asegurar que ahora reemplazan a los tanques militares. «Los medios de comunicación, hoy día, están sustituyendo a las fuerzas armadas, por diversas razones: porque manipulan la información, porque deliberadamente transforman la mentira en una presunta verdad», fue su frase.

Ataques

Los ataques de políticos y autoridades a la prensa no son novedad y en Bolivia han puesto en evidencia la creciente tensión con el sector, aún más luego de la crisis poselectoral de 2019 en la que, según el Movimiento Al Socialismo (MAS), partido oficialista, muchos medios de comunicación respaldaron lo que consideran «golpe de Estado».

Pero este distanciamiento se arrastra desde hace mucho, en los casi 14 años de gestión del expresidente Morales, quien incluso advirtió que se deberían asumir acciones concretas contra los medios de comunicación porque son enemigos número uno. Esta percepción, que es compartida por muchos funcionarios del actual Gobierno, se da porque buscan ser respaldados en sus políticas y acciones, en síntesis: tener aliados de sus verdades, que bien podrían ser medias verdades o mentiras intencionales.

Un caso emblemático para intentar entender esta época de posverdad es la postura asumida por The New York Times respecto al expresidente Donald Trump en 2016. El diario estadounidense decidió eludir el principio periodístico de dar versiones contrastadas y dar por sentado que Trump era «un mentiroso», justificando que no se trata de decir a la gente lo que debe pensar, sino decir quién miente.

Golpe de Estado

En Bolivia, la intensa campaña de funcionarios gubernamentales por tratar de posicionar el discurso de que el 2019 se produjo un golpe de Estado busca mostrar que los medios o periodistas que no asuman esta postura son cómplices y niegan la verdad. Lo cierto es que las presiones del poder están presentes en la cobertura diaria, ponen en riesgo la libertad de prensa y por consecuencia la democracia.

Y es que este oficio no tiene que ver con la cercanía al poder sino mas bien con fiscalizar, cuestionar e incomodar, aun bajo el acoso y la intimidación. En este sentido, el reconocido periodista argentino Tomas Eloy Martínez señalaba: «El periodismo no tiene por qué conciliar con nada ni con nadie

[…]
. Si el periodista consiente, si transa con el poder, si se vuelve cómplice de la mentira y de la injusticia, no solo está traicionándose a sí mismo; traiciona, sobre todo, la fe que el lector ha puesto en él y con eso destroza el mejor argumento de su legitimidad y el único escudo de su fortaleza».

Fuera del reporte

Sin embargo, también es necesario analizar a los medios y cómo los usuarios perciben su labor, muy lejos de la idealización de antes y más cerca de la crítica de ahora por la falta de confianza. El Digital News Report 2021, el estudio más importante sobre consumo de noticias en el mundo, aunque no incluye a Bolivia, refleja una crisis de credibilidad entre la prensa y la ciudadanía que resulta transversal en toda la región. Los autores indican que «la confianza en las noticias está en parte motivada por factores externos a las noticias en sí mismas».

Además, este informe identifica «la polarización y la politización de los contenidos como las principales causas de la pérdida de confianza en las noticias, ante un consumidor que desea una mayor imparcialidad». Aunque, en los hechos, esto sea casi imposible de lograr.

Entender que el periodismo es un servicio es un paso importante para establecer mayor responsabilidad en la difusión de contenidos, pero también la fiscalización porque, como se menciona en Medios de comunicación en el Estado Plurinacional, es innegable la tensión entre los periodistas y el poder político evidenciando los intentos de diferentes gobiernos de coartar la libertad de expresión y la libertad de prensa.

La razón de los periodistas es, más allá de todo, asumir una labor de servicio y, como dice Gabriel García Márquez, ser conscientes de que «tenemos el poder y las armas para cambiar algo todos los días».

Fabiola Chambi

Fabiola Chambi

Periodista con posgrado en periodismo digital, docencia universitaria, derechos humanos y comunicación política. Corresponsal de Voice of America. Editora en Connectas.

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