Recta final en Uruguay

Recta final en Uruguay

El escenario electoral se muestra sumamente competitivo. Como hace tiempo no se veía, la incertidumbre sobre un posible cambio de

Por: Alejandro Guedes24 Oct, 2019
Lectura: 3 min.
Recta final en Uruguay
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El escenario electoral se muestra sumamente competitivo. Como hace tiempo no se veía, la incertidumbre sobre un posible cambio de signo en el gobierno es casi total.

Las consultoras de opinión pública son coincidentes: el Frente Amplio y el Partido Nacional (en ese orden) llegan al próximo domingo con grandes posibilidades de quedar bien perfilados para el balotaje.

De un lado, el Frente Amplio ha repuntado en la intención de voto y aspira a retener el caudal electoral que le dio la mayoría en 2014. Naturalmente, como suele suceder con los partidos de gobierno, el desgaste se hace presente y pasa factura. Tiene un costo político en votos. Por ello, el candidato Daniel Martínez se orienta a retener el electorado y conquistar a los ciudadanos jóvenes que votan por primera vez. Esa ha sido la estrategia para procurar acercarse a un porcentaje que lo deje próximo a una mayoría parlamentaria. Para los analistas, ese número mágico ronda el 45 %. Hoy las encuestas más optimistas le marcan un 40 % de intención de voto.

Del otro lado, el candidato Lacalle Pou del Partido Nacional marca una intención de voto que a priori puede parecer muy inferior, 30 % en los escenarios más optimistas. Sin embargo, sabe que su única chance en un balotaje pasa por liderar un frente opositor. Esa es la postura que ha asumido en los últimos meses de campaña. Apela a la lógica de bloque que se manifiesta en el fragmentado arco opositor. El Partido Colorado marca una intención de voto del 14 % aproximadamente. En tanto, el nuevo partido Cabildo Abierto marca una intención del 10 % y el Partido Independiente un 2 %. En lo teórico, la oposición estaría en condiciones de llegar a una mayoría. Pero la política no es lineal. Todos estos partidos han manifestado la intención de apoyar la construcción de un gobierno alternativo, pero hay diferencias ideológicas considerables. También hay un electorado más volátil e impredecible que a los analistas nos hace ser escépticos respecto al acatamiento de un eventual acuerdo de cúpula para una segunda vuelta.

La reforma constitucional de 1996 instaló el balotaje o segunda vuelta. A diferencia de otros países que establecen umbrales del 40 o del 45 % y diferencia de 10 puntos respecto al segundo, en Uruguay se implementó bajo una modalidad mucho más exigente. Se requiere el 50% más uno de los votos emitidos para ganar en primera vuelta. Eso llevó a que lo normal sea definir las elecciones en balotaje. De los cuatro comicios que hubo desde entonces, tan solo en 2004 se definió en primera vuelta, ocasión en que el Frente Amplio llegó por primera vez al gobierno. En 1999 el colorado Jorge Batlle quedó segundo en primera vuelta. Pero revirtió el resultado en el balotaje mediante un acuerdo con el Partido Nacional que le permitió imponerse al frenteamplista Tabaré Vázquez. En 2009 y 2014 el Frente Amplio se impuso en segunda vuelta con comodidad. En buena medida porque en primera vuelta alcanzó la mayoría en el Parlamento, siendo este un argumento muy potente para pedir el voto.

En la actualidad esa mayoría está en disputa. El Frente Amplio debería votar muy por encima de lo que le han marcado las encuestas para lograr hacerse de esa mayoría y reeditar así su comodín para pedir el voto en segunda vuelta. En caso contrario, habrá que ver si el bloque opositor puede cristalizar en algún acuerdo de coalición que le permita a Lacalle Pou salir fortalecido hacia la segunda vuelta.

 

 

Alejandro Guedes

Alejandro Guedes

Politólogo y magíster en ciencia política por el Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República de Uruguay.

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