Costa Rica, un país sin ejército

Desde 1948 Costa Rica no posee instituciones castrenses. ¿Influye esto en la dinámica social de una de las democracias más […]
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6 Sep, 2017
Museo Nacional de Costa Rica, ex Cuartel Bellavista

Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Desde 1948 Costa Rica no posee instituciones castrenses. ¿Influye esto en la dinámica social de una de las democracias más sólidas de nuestro continente? ¿Cómo se refleja este hecho en la vida cotidiana?

Museo Nacional de Costa Rica, ex Cuartel Bellavista

Museo Nacional de Costa Rica, ex Cuartel Bellavista, donde hasta 1948 se impartió instrucción militar | Foto: © Juan José Díaz

Cuando abordamos esta particularidad de Costa Rica surge la pregunta: si no tienen ejército, ¿qué tienen? La respuesta es hermosa: ¡tienen más educación! El presupuesto de las fuerzas armadas fue destinado fundamentalmente a la formación académica; el resultado es una fuerza laboral competitiva, cuna de célebres profesores, defensores de los derechos humanos y hasta un premio nobel de la paz. Costa Rica exporta conocimiento y acoge en su territorio importantes instituciones garantes de la dignidad humana, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Además, la ONU ha dado sede a su brazo académico en este país, al fundar allí la Universidad para la Paz en El Rodeo, Ciudad Colón. [1]

El sistema educativo posee una cobertura total. Si bien existen diferencias en cuanto a la calidad entre la educación pública y la privada, aun en los lugares más remotos del país hay escuelas con instalaciones sólidas y bien cuidadas. La Universidad de Costa Rica, una de las cinco universidades públicas del país, se encuentra entre las veinte mejores del continente. También la escuela de negocios número uno de la región, el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas, INCAE, tiene su sede aquí.

Luego viene otra pregunta: ¿por qué no tienen ejército? Sencillamente así lo decidieron, no se trata de una sanción internacional. Si bien hay una versión extraoficial acerca de que la medida fue tomada para evitar un posible golpe de Estado, más allá de las razones la decisión fue tomada y es motivo de orgullo para los costarricenses.

Otra interrogante recurrente es ¿qué harán si son invadidos? La respuesta de los ticos [2] se basa en una fuerza mucho más efectiva que la defensa armada: la confianza: «Seguro alguien nos va defender», «La comunidad internacional es nuestra garantía», y mi favorita: «No sé qué haremos, pero sí sabemos que a la guerra no iremos, ¿¡a quién se le ocurre eso!?».

Mientras otros países de la región se enfocan en una absurda carrera armamentista, Costa Rica pone sus esfuerzos en la capacidad de negociación. Tienen un gran manejo de la agenda internacional y lideran en temas como el cambio climático y la erradicación de armas nucleares.

Mirando en un plano más cotidiano, debo señalar que los costarricenses en general no exteriorizan admiración ni respeto hacia las autoridades, y no es que sean inexpresivos ni mucho menos irreverentes; es que para ellos el concepto de igualdad es claro: usted puede ser un simple obrero o presidente de la República, el respeto que merece es el mismo. El costarricense en general no le teme al uniforme y la policía no genera miedo.

Los desfiles patrios son muy particulares: nada de marchas demasiado estructuradas ni pasos robóticos, solo niños bailando, en grupo, pero cada uno a su propio ritmo, al son de instrumentos musicales, exhibiendo faroles y trajes típicos.

El Museo Nacional de Costa Rica tiene su sede en el antiguo Cuartel Bellavista. Este es por excelencia el sitio donde se pueden ver los vestigios de la institución militar; de hecho, en las paredes exteriores aún permanecen las marcas ocasionadas por los disparos de la última revolución. ¡Vaya sorpresa que me llevé cuando visité este lugar —esperando ver rifles y cañones— y en el vestíbulo me encontré un hermoso mariposario! Esa «bienvenida» a la historia a través de la naturaleza es la expresión del presente calmo, acogedor y armonioso del país.

Es oportuno aclarar que tengo un particular respeto y admiración hacia las instituciones castrenses en general; sin extenderme en los motivos, solo mencionaré uno: la capacidad de respuesta y organización ante situaciones de emergencia. Así que cuando anunciaron que el huracán Otto [3] tocaría suelo costarricense lo vi como una prueba de fuego para el Estado, ya que en países como el mío esta alarma hubiese dado un papel relevante a las fuerzas armadas. No soy experta en manejo de catástrofes, por tanto no puedo hacer una evaluación técnica y solo puedo dar testimonio de lo que vi: un país unido y solidario que tomó precauciones, actuó con un gran espíritu de equipo y salió adelante.

Dicen que el verdadero ejército de Costa Rica son sus maestros, sus obreros y su juventud. Otros dicen que sus tropas radican en el 5 % de toda la biodiversidad del mundo que anidan en sus 51.100 km2. Y es que en medio de tanta violencia hacia el medioambiente, Costa Rica es el único país latinoamericano en el top 10 de los países más verdes del mundo, [4] con una naturaleza tan cercana como darse un viajecito de hora y media desde la capital San José hasta el Pacífico para ver papagayos volando libremente, monos, delfines y uno que otro perezoso colgado de una rama con el más genuino espíritu pura vida. [5]

Particularmente creo que la verdadera defensa de Costa Rica radica en su cultura de paz que, si bien tiene todos los matices pintorescos de una sociedad latina, se expresa en el respeto hacia los demás, hacia sí mismos y hacia la naturaleza. Claro que hay problemas, crisis y desafíos. Costa Rica no se trata de un paraíso impoluto pero sí de una paz activa, viva, palpable, que se construye a diario, que si no se cuida se degrada y que si no se valora, se olvida. Por eso me atreví a escribir estas líneas, en agradecimiento a un país que ha sido sumamente generoso conmigo y con cientos de extranjeros, como un humilde ejercicio de reflexión sobre lo que han ganado con más valores humanos y menos armas.

 

[1] University For Peace, creada por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1980.

[2] Gentilicio coloquial utilizado para designar a los costarricenses.

[3] Huracán de categoría 3 que afectó fundamentalmente a Nicaragua y Costa Rica en noviembre de 2016.

[4] Según la Dirección de Cambio Climático de Costa Rica, @dccCostaRica

[5] Expresión utilizada con mucha frecuencia por los costarricenses. Realmente no es tan fácil explicar el significado, que puede ser ‘hola’, ‘adiós’, ‘todo bien’, ‘disfrutar el momento’, entre otros.

 

Christa Rivas | @RivasChrista
Paraguaya. Máster en Resolución de Conflictos, Paz y Desarrollo. Miembro de la Red Humanista por Latinoamérica

 

Christa Rivas Caballero

Paraguaya. Máster en Resolución de Conflictos, Paz y Desarrollo. Directora de la Fundación Feliciano Martínez, Paraguay. Miembro de la Red Humanista por Latinoamérica

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