Democracias sin energía: notas desde la Ottawa ocupada

Democracias sin energía: notas desde la Ottawa ocupada

No hay democracia en el mundo a salvo de tendencias polarizantes. El desafío a los ciudadanos es estar atentos y reafirmar sus valores en cada momento.

Por: Isaac Nahón Serfaty17 Feb, 2022
Lectura: 5 min.
Democracias sin energía: notas desde la Ottawa ocupada
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Los venezolanos de cierta edad recordarán el lema de la primera campaña presidencial de Carlos Andrés Pérez (CAP) en 1973: «Democracia con energía». Había en ese eslogan dos implícitos semánticos. Por un lado, se quería crear un contraste con el saliente primer gobierno de Rafael Caldera y del entonces candidato presidencial de la democracia cristiana, Lorenzo Fernández. Ambos eran señalados de representar una «democracia fofa». Por otro lado, CAP comunicaba con su lema el recuerdo de quien fuera el ministro del Interior del gobierno de Rómulo Betancourt, que combatió «con energía» a la guerrilla marxista fidelista en los años sesenta.

Hoy las democracias en el mundo están siendo percibidas como débiles, sin mucha energía. Lo estoy presenciando a unos cuantos kilómetros de mi casa, aquí en Ottawa (Canadá). Unas personas que se identifican como luchadores de la libertad piden que el Gobierno canadiense elimine el requisito de vacunación contra el covid-19 para los camioneros que cruzan la frontera hacia Estados Unidos. Estos supuestos luchadores… ya llevan —al momento de escribir estas líneas— 18 días ocupando el centro de Ottawa. Bloquean el acceso a la avenida que conduce a la colina del Parlamento y causan todo tipo de problemas a quienes trabajan y tienen negocios en el corazón de la capital canadiense.

Otro grupo que se identifica con la misma causa bloqueó durante varios días el puente Ambassador que comunica las ciudades de Windsor y Detroit, las dos puntas de la muy integrada industria del automóvil de Estados Unidos y Canadá. El bloqueo del puente afectó a la industria que depende del flujo de partes que circulan cada lado de la frontera, además de otros productos que pasan por uno de los corredores comerciales más activos del mundo.

Estado de emergencia

La percepción de muchos canadienses es que los diferentes niveles de gobierno —el federal, el provincial y el municipal— han sido débiles a la hora de prevenir y terminar con las ocupaciones que el movimiento de los supuestos camioneros por la libertad están realizando en distintas partes de Canadá. Las principales críticas se dirigen al Gobierno del primer ministro Justin Trudeau. Él ha sido cuestionado por su indecisión y falta de acción para terminar con las ocupaciones consideradas ilegales. Finalmente, el premier canadiense decidió invocar el estado de emergencia, una medida percibida como tardía y criticada por algunos primeros ministros provinciales.

De alguna forma, la misma percepción de debilidad está presente en la geopolítica. Las democracias occidentales son vistas como fofas ante las amenazas de Rusia, Irán, China o Corea del Norte. O cuando deben enfrentar a las dictaduras de Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua. Hacen muchas declaraciones e implementan sanciones sin que cambie la situación de los presos políticos ni se haga justicia ante las violaciones de los derechos humanos.

Y esta debilidad democrática contribuye a alimentar la idea de que los duros de la política son más necesarios hoy que nunca. Por eso un impresentable como Donald Trump levanta esperanzas entre sus seguidores de que volverá al ruedo electoral en 2024. Por razones similares, el discurso de una derecha extrema representada ahora por Éric Zemmour en Francia logra captar interés de electores que piensan que todo se arreglará si se aplican políticas de cero inmigración.

Consignas reivindicativas en un camión del «convoy de la libertad», en Ottawa, 29 enero 2022 | Gary A Corcoran Arts/Shutterstock

Calentar la caldera social

Uno de los resultados de estas democracias débiles es que la caldera social tiende a calentarse por la polarización creciente. Los ejemplos sobran. Está ocurriendo en Estados Unidos entre una izquierda obsesionada por las identidades particulares (los conocidos como woke) y una extrema derecha racista. Dos lógicas que chocan. Ahora lo estamos viendo en Canadá, donde quienes se califican como luchadores por la libertad incluyen también a supremacistas blancos y neonazis, como se ha visto en la ocupación de Ottawa. Está ocurriendo en varios países de Europa, donde los nacionalistas xenófobos ganan terreno.

Las democracias débiles tienen dificultad para mantener el centro. El centro es percibido como indeciso, demasiado tolerante. O, peor, como la manifestación de una gran conspiración global para acabar con los valores de Occidente. El centrismo también es percibido por la izquierda radical como el obstáculo para acabar de una vez por todas con el capitalismo. Vale la pena que los lectores vean las discusiones en la Convención Constituyente en Chile y lo que estas pueden representar para la que era percibida como una democracia sólida en Latinoamérica.

Toda esta polarización se produce en un ecosistema de comunicación en el que las redes digitales marcan las opiniones y la agenda de la conversación pública.  Los algoritmos seleccionan lo que leemos y vemos. Crean cámaras de eco en las que los más radicales solo escuchan sus voces y otras similares. Y estos sistemas de comunicación son usados por los enemigos de la democracia para crear más polarización y más confrontaciones. No es descartable que las manos peludas de los regímenes de Rusia y de China estén detrás de los ataques contra los gobiernos democráticos.

Me decía un amigo comentando la ocupación del centro de Ottawa: «Quién se iba a imaginar que esta cuidad, relativamente pequeña, bastante pacífica, básicamente compuesta por funcionarios del Gobierno y sus familias, se iba a convertir en el hervidero social en el que una minoría ruidosa ha sido capaz de causar caos en el corazón de la capital». La conclusión: no hay democracia en el mundo que esté a salvo de las tendencias polarizantes. Es deber de los ciudadanos rescatar el centro con energía.

Isaac Nahón Serfaty

Isaac Nahón Serfaty

Doctor en Comunicación. Profesor en la Universidad de Ottawa, Canadá

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