Innovación, tecnología y democracia

Hablar de innovación en medio de la coyuntura de esta pandemia parecería trillado. La llamada nueva normalidad nos ha llevado […]
Por:
16 Nov, 2020
Imagen: Shutterstock

Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Hablar de innovación en medio de la coyuntura de esta pandemia parecería trillado. La llamada nueva normalidad nos ha llevado a palpar lo que realmente significa la revolución digital.

Hace pocas semanas, los diarios del sur de nuestro continente comunicaban, con sorpresa, que la empresa Mercado Libre, emprendimiento digital de comercio electrónico y pagos, que hace pocos años inició su operación en un viejo garaje de Buenos Aires, valía ahora casi 25 veces más que YPF, la empresa de petróleos más importante de Argentina en las últimas décadas.

La telemedicina, la educación virtual, el teletrabajo, entre otros términos relacionados a esta revolución tecnológica, se convirtieron en nuestras herramientas más cercanas. Más allá del uso de plataformas tecnológicas de comunicación, también hemos sido testigos de cómo la tecnología ha ayudado a enfrentar esta pandemia. Las aplicaciones de trazabilidad, cercos epidemiológicos, entre otros, han marcado la pauta de este tiempo.

Pero, ¿hemos innovado nuestras estructuras democráticas? Los gobiernos, especialmente de nuestra región, ¿han modificado sus procesos o toma de decisiones con esta nueva coyuntura? ¿Qué está pasando en la educación y la salud pública? El término innovación corre el riesgo de ser abordado con superficialidad. Todos hablan ahora de innovación: los bancos, las universidades, los gobiernos. Pero, en general, no estamos claros en lo que realmente significa innovar.

Es importante analizar cómo esta revolución digital está afectando muchos ámbitos de nuestra vida diaria y nuestra democracia. Las redes sociales han generado un impacto definitivo en nuestros sistemas políticos. Y, con ello, no solamente la consecución de poder, sino también los nuevos modos de relación con los ciudadanos. ¿Cómo nos comportamos en este nuevo tiempo?

Pero, ¿qué es innovar?

Innovar, por definición, es un desafío. Es alterar algo, por pequeño que sea, introduciendo algún cambio o novedad. Innovamos cuando las viejas soluciones ya no sirven; cuando nos damos cuenta de que podemos quedarnos atrás en cualquier ámbito por seguir haciendo lo mismo.

Innovamos en la cocina, o en el fútbol. Pero también debemos hacerlo en la política y en la sociedad. La innovación pública es una obligación ante esta nueva realidad. Estamos acostumbrados a creer que nuestros sistemas de gobierno o los servicios públicos no tienen solución. Ponemos nuestras excusas en los grandes aparatos burocráticos de nuestros países. Innovar en el gobierno no es más que ratificar la visión de Konrad Adenauer de poner al ser humano como eje de cualquier acción gubernamental, a través de algunos principios simples: toda acción con foco en el ciudadano; cocreación de soluciones entre diversos actores; integralidad; experimentación; y cambio cultural.

Debemos innovar para el presente, pero también para el futuro de nuestros hijos. Nuestras sociedades están llenas de posibilidades, pero no podemos pedir cambios si seguimos haciendo lo mismo. Pero antes, debemos reconocer el estado actual de la sociedad.

powered by Advanced iFrame. Get the Pro version on CodeCanyon.

¿En qué áreas podemos innovar en el sector público?

La crisis del COVID ha intensificado la necesidad de hacer innovaciones públicas. Para ello es vital tener los marcos regulatorios que protejan los derechos más básicos de los ciudadanos. Que nadie pueda vulnerar nuestros datos y nuestra privacidad. La Unión Europea ha trazado un marco para la ética con el Reglamento General de Protección de Datos.

El momento actual de nuestros gobiernos está marcado por la necesidad de conectividad como eje fundamental. Uno de los riegos más grandes de la coyuntura es que una demora en la ampliación de cobertura de conexión, especialmente en los países en desarrollo, traería indudablemente un aumento de pobreza. Lo vemos ahora en aquellos niños que no pueden estudiar por falta de internet o por falta de un dispositivo.

La discusión del 5G toma una fuerza fundamental. Esta nueva tecnología móvil, en la que se viene trabajando desde el 2018, aumentará la velocidad de conexión para los usuarios y multiplicará exponencialmente el número de dispositivos conectados. Estaremos conectados todo el día, en el menor tiempo posible. El proyecto de globos satelitales de internet, como lo vienen haciendo Google y sus socios, a través del proyecto Loon, también es una innovación necesaria en este aspecto. El caso más interesante es el de dotación de internet satelital a través de estos globos aeroestáticos en la Amazonía del Perú.

El acceso a la red debe ser un servicio básico, un derecho de cualquier ciudadano. Con esto tendríamos la base para iniciar la primera innovación pública: la digitalización del servicio público y del gobierno.

En un mundo que nos demuestra la versatilidad y eficiencia de la educación virtual, de la telemedicina o de los trámites en línea, debemos enfocar que todos por igual tengamos acceso a esas herramientas. El caso emblemático de innovación pública lo tiene Estonia, donde en 1997, sus ciudadanos decidieron adoptar un gobierno digital con el objetivo de mejorar la competitividad del Estado, reducir los tiempos de trámites y mejorar el bienestar de la gente.

En América Latina hay avances fundamentales. El denominado Laboratorio de Gobierno de Chile es otro ejemplo positivo de innovación pública. Quizás el caso más importante es haber innovado en algo tan simple como el proceso de pago del consumo de luz eléctrica, tan solo haciendo ejercicios ciudadanos de experiencia de usuario.

Más que nunca debemos iniciar procesos de conectividad e innovación en la educación pública y la salud. Debemos fundamentar la creación de empleo basado en la innovación. Debemos dotar a los más jóvenes de habilidades blandas orientadas al emprendimiento general. Nuestros países deben innovar en la forma de educación, ofreciendo un sistema de educación móvil para que millones de jóvenes tengan dos herramientas fundamentales en el mundo de hoy: el idioma inglés y las habilidades de desarrollo para la nube. Esto último lograría aplacar el gran problema de desempleo en esta crisis, puesto que en la era COVID hay una gran demanda de profesionales que sepan hacer development de tecnología.

La propuesta es simple: la innovación no solo puede mejorar la vida de los habitantes de nuestros países, sino que puede crear oportunidades donde no las hay. Los nuevos valores como el conocimiento, la transparencia, la conectividad y la eficiencia energética podrían resolver muchos de los problemas que tenemos.

Tenemos que innovar para cambiar, porque no podemos ir hacia el futuro mirando hacia atrás.

Esta es la versión resumida de un artículo más extenso sobre el tema publicado por el autor en la revista Diálogo Político, en noviembre de 2020.

Descargar revista completa en PDF Descargar epub de este artículo

Juan Carlos Holguín Maldonado

Máster en Políticas Públicas (Georgetown University) y candidato a PhD en Gobierno (Universidad de Navarra). Desde los 18 años es emprendedor en áreas de tecnología y transformación digital. Miembro del FaiR LAC, una iniciativa del BID para promover un uso ético de la inteligencia artificial

Descarga nuestra APP
EDICIÓN ESPECIALClaves para entender a China

0 comentarios