La nueva cara de los partidos políticos latinoamericanos

Doctrina de servicio, planificación económica y tecnología. El rol de los jóvenes para el fortalecimiento y la modernización de los partidos políticos latinoamericanos.
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8 Jun, 2021
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    1. Notas

Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El texto siguiente obtuvo una mención especial en la cuarta edición del concurso de artículos breves «¿Cuál es el rol actual de los jóvenes en la construcción de partidos políticos modernos en Latinoamérica?» organizado por Diálogo Político.

La política para los jóvenes[1] conlleva un gran reto, en el que deben converger muchos valores y conocimientos que atiendan a las necesidades de cada nación. En este escrito recalco aquellos que considero fundamentales para la continuidad y el fortalecimiento de los partidos políticos. El objetivo de este presente texto no es el desborde de conocimiento académico; más bien es de reflexión e introspección que pasa por la mirada de los ciudadanos, el presente de nuestra región y los partidos políticos como ejes de la democracia.

Retrato de la política del autoservicio

Para el libro Basta de historias, Andrés Oppenheimer (2010, p. 32), entrevistó a Tarja Halonen (presidenta de Finlandia). Para esa ocasión, él fue recibido en el palacio de gobierno que, según describe, era más una casona sobredimensionada que una sede de gobierno, en contraste con los palacios de nuestra región. Estando ahí, Oppenheimer le comentó su teoría sobre cómo la prosperidad de los países es inversamente proporcional al tamaño de su palacio presidencial: «Si usted viera el palacio presidencial de Guatemala,[2] se asombraría», le dijo. La presidenta se encogió de hombros con una sonrisa: «Nosotros damos ayuda económica a muchos países cuyos presidentes viven una vida mucho más lujosa que yo. Y bueno… son cosas de la vida».

La figura distante del político que representa la cúspide de la administración pública y la nación ha sido el estándar durante décadas. Retratos, grandes eventos y palacios que en nuestra región distan mucho de la realidad que vive la mayoría de la población ilustran el panorama galopante de nuestra América Latina, desigualdad. Todos esos elementos que están asociados al imaginario del político en nuestra región son un constructo que las nuevas generaciones de los partidos deben romper.

El adiós a esta manera de hacer política confiere un acercamiento íntimo a las necesidades de la población, que debe ser consonante con la imagen y discurso que dan los políticos. Los funcionarios públicos con cargos electos o ministeriales son los primeros que deben ser acordes con las decisiones que se toman. Es inconsistente ante los ojos del ciudadano común decir que el país está en crisis económica y habrá recortes, mientras funcionarios que gozan salarios de miles de dólares mantienen íntegros sus ingresos.[3] De la misma manera, declarar que el personal de salud tendrá prioridad en ser vacunado contra el covid-19, mientras altos funcionarios públicos y sus familias reciben la vacuna antes que muchos de ellos (vacunagate),[4] ¿qué sentimientos cree usted que provoca en los ciudadanos?[5]

La búsqueda de esta congruencia no cambia necesariamente el hecho de que las medidas o políticas que se tomen en ciertos aspectos sean exitosas o no; ya de eso hablaré más adelante. No es un secreto para nadie al abrir las redes sociales que las figuras políticas importantes de nuestra región se ven sometidas a escándalos constantemente (Odebrecht, Panamá papers, juicios políticos, nepotismo, etc.) y que cada vez los partidos tienden a perder más fuerza. Esto es en parte por la decepción que muchos sienten al ver que su voto solo sirvió para beneficiar a algunos y que el poder político se parece más a autoservicio que a servicio público. Estos fenómenos fomentan la antipolítica, pues muchos entienden la palabra política como un sinónimo de corrupción.

Modernizar los partidos políticos implica convencer a la sociedad de que la labor de estos conlleva mucho más que todos los escándalos de fácil consumo en medios y redes sociales. Esto podemos hacerlo a través de la integración de las nuevas generaciones a los trabajos de base en la sociedad, en conjunto con una doctrina de servicio, un rol activo y consistente del vínculo entre partidos y sociedad. Ir a los barrios y entender lo que vive la gente, no solo «entenderlo» a través de encuestas. Por más que el tiempo sea escaso, este es un norte que jamás debemos perder: la sensibilidad y la vocación de transmitir las decisiones que se tomen de manera congruente.

Economía, la brújula de la política para nuestra región

Es un poco reduccionista pensar en que la política tiene que pasar primero por la economía. Si hiciéramos esto podríamos estar cometiendo el mismo error que sucedió al traspasar la agenda del consenso de Washington y las ideas liberales a nuestra región. La política es más que un ejercicio teórico de macroeconomía. Esto lo podemos indagar bien en las ideas de Francis Fukuyama (2004) respecto al tema.

A pesar de ello, al igual que una brújula, la economía es una herramienta fundamental para saber adónde debemos direccionar nuestro futuro, ya que sin planificación estamos a la deriva. Algo a enfatizar es que nuestra región se ha rezagado grandemente en comparación al resto del mundo. Si revisamos cualquier gráfico del PIB de la segunda mitad del siglo XX latinoamericano y lo comparamos con los mercados emergentes asiáticos (países con menos recursos y crecimiento económico que nosotros en ese entonces), veremos que la diferencia es notable. Así se aprecia en la figura 1. Es obvio que no supimos desplegar nuestras economías para hacerlas modernas y competitivas, además del hecho de que no pudimos integrarnos al mundo globalizado.

Figura 1. Crecimiento del ingreso per cápita por grupos de países (1960-2010)

Fuente: BID (2019).

La política pendular de nuestros países (y partidos) pierde el norte constantemente, modifica las reglas de juego y obedece más a ciclos electorales que a una política pública. Todo esto le genera mucha incertidumbre al capital privado. Un mercado confiable puede durar años en construirse, pero se puede destruir en un día.

Nadie quiere invertir en un país en el que existe una burocracia lenta y torpe para registrar una empresa, con controles de cambio complejos y donde no se respete la propiedad privada. Por supuesto, ninguna economía puede crecer sin inversión privada y esto ha pasado una gran factura. Lejos de atraer nuevos inversionistas y proteger sus patentes a través de marcos legales adecuados, termina alejándolos y esto repercute de una u otra manera en la calidad de vida de los ciudadanos: menos oportunidades de emprender, menos patentes, menos empleos y peores salarios. En palabras de Milton Friedman[6] (citado en Fukuyama, p. 38), dos cosas que se deben tener en cuenta en este aspecto son «privatizar, privatizar, privatizar… aunque creo que es más importante el Estado de derecho».

Muchos de los embates que han recibido las instituciones de nuestra región (sistemas políticos volátiles, dictaduras y golpes de Estado) han estado vinculados de una u otra manera a crisis económicas que no se han sabido subsanar. Desempleo, inflación, bajos salarios, etc. Si bien no es el único factor determinante, es algo que difícilmente podemos borrar de la ecuación.

Con esta idea no se pretende establecer una agenda puntual para la economía regional. Aun así, sí se busca que los militantes jóvenes incentiven —a través de sus partidos— debates políticos y sociales que lleven una agenda de desarrollo adecuada a las necesidades de cada país. Es vital entender que para que los partidos gocen de salud y estabilidad (o institucionalización) debe poseer la capacidad adaptativa para afrontar nuevos retos sociales y económicos (Piñeiro y Rosenbatt, 2018).

Este es un trabajo titánico de formación, discusión y consensos que debe tener como foco la promoción instituciones sólidas e independientes que permitan el desarrollo de las libertades individuales, el libre mercado, la competencia y el emprendimiento[7] (Bonefild., 2011). El rol del Estado como árbitro para permitir que el mercado se desarrolle plenamente, la propensión a los favoritismos neopatrimoniales o la existencia de monopolios con poder económico unilateral. Por ejemplo, en Alemania, el fundamento jurídico para estas medidas es la «Ley contra las limitaciones a la competencia» (Ernste, 2006). Como dijo Ludwig Erhard[8] (citado en Herzog, 2009): «La política económica nunca debe quedar sujeta al dictado de sectores sociales, económicos o políticos». Tampoco debemos olvidar el reto de la consolidación fiscal.

Por otro lado, el debate económico debe tener en su agenda la discusión sobre el desarrollo de las patentes y tecnologías. Actualmente, el conocimiento y la información valen más que el oro. El valor de Amazon para 2020 (USD 254.000 millones, de acuerdo con la firma Brand Finance) fue más del doble que el PIB de Ecuador para el año 2018 (USD 108.000 millones, de acuerdo con el Banco Mundial). También podemos mirar a China: casi una quinta parte de sus exportaciones responden directamente al rubro tecnológico para el año 2019[9] (Santander Trade Markets, 2021).

La tecnología como aliada

La tecnología atraviesa muchas ramas, y no podría abarcar el tema en este artículo. Aun así, quiero enfatizar lo primordial de la participación ciudadana y el ejercicio del gobierno abierto para el fortalecimiento democrático. Estos son fundamentos que deben estar inscritos en el debate de las nuevas generaciones políticas, para modernizar los partidos políticos y otorgar un mejor funcionamiento a sus respectivos sistemas.

A través de la tecnología podemos otorgar accountability mediante plataformas donde el accionar de los dirigentes y sus decisiones puedan ser auditables, en palabras concretas, fortalecer el control ciudadano. De acuerdo con los datos de International Transparency (2020), la corrupción en el sector público es un fenómeno abrumador en nuestra región, del que solo unos pocos países han sabido escapar.[10]

Todo esto nos permitiría canalizar la voz de aquellos que están siendo marginados por el sistema o se sienten apartados por burocracias ineficientes, elementos que corroen el sistema democrático (O’Donnell, 2014). Ello es vital, ya que los ciudadanos que no sienten la respuesta de sus líderes o dirigentes, pierden la fe en los partidos tradicionales para buscar auxilio en aquellos falsos «mesías» de la antipolítica, outsiders con promesas de eficiencia, efectividad y puño de hierro que luego terminan convirtiéndose en figuras autoritarias.


Figura 2. Satisfacción con la democracia en América Latina

Fuente: Corporación Latinobarómetro (2019).

La prevalencia del régimen democrático depende fuertemente de la modernización de los partidos políticos. El rol de los jóvenes es consolidar partidos competitivos arraigados en una doctrina de servicio que vele por las libertades del individuo, funcionarios públicos cercanos a las necesidades de las personas y plataformas transparentes que fortalezcan la participación ciudadana, todo en el marco de una planificación económica que se adapte a los retos del mañana y permita el desarrollo pleno de cada individuo.

Referencias bibliográficas

Agencia EFE. (2018). Los gastos públicos de Jimmy Morales que indignan a una población empobrecida.

BID. (2019). Curso Realidad Macroeconómica Latinoamericana: Las restricciones a la inversión privada y el crecimiento.

BBC. (2017). ¿Cuáles son los presidentes que más y menos ganan en América Latina?

Banco Mundial. (2018). Histórico del Producto Interno Bruto de Ecuador.

Brand Finance. (2021). Global 500, 2021. The annual report on the most valuable and strongest global brands.

Corporación Latinobarómetro. (2019). Informe 2018.

DW Noticias. (2020). Presidente y ministros de Uruguay rebajan sus salarios.

DW Noticias. (2021). «Vacunagate» en varios países de Latinoamérica.

Fukuyama, F. (2004). La construcción del estado. Hacia un nuevo orden Mundial. Ediciones B.

Forbes. (2020). Presidente y ministros en Perú bajan su sueldo para ayudar a víctimas del coronavirus.

Herzog, B. (2009). 60 años de Economía Social de Mercado: pasado, presente y futuro. Diálogo Político, año XXVI(1), marzo, Konrad-Adenauer-Stiftung.

Infobae, (2020). El tenso cruce de Cristina Pérez y Martín Guzmán por los ahorros en dólares del funcionario: «¿Los va a pasar a pesos?».

International Transparency. (2020). Corruption Perception Index 2020.

JDN, (2020). Le salaire des politiques et des élus.

Ernste, D. (2009). Una perspectiva ordoliberal de la economía social de mercado. Diálogo Político, año XXVI(1), Konrad-Adenauer-Stiftung.

O’Donnell, G. (2014). Acerca del Estado en América Latina contemporánea: diez tesis para discusión.

Oppenheimer, A. (2011). ¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana con el pasado y las 12 claves del futuro.

Piñeiro, R., y Rosenbatt F. (2018). Stability and incorporation: Toward a new concept of party system institutionalization.

Santander Trade Markets. (2021). Cifras del Comercio Exterior en China.

Werner, B. (2011). Freedom and the Strong State: On German Ordo-liberalism.


Notas

[1] Formar parte de un partido no solo implica el trabajo dentro de su estructura política; también conlleva la aspiración de ser parte de la administración pública y un activo participante de la toma de decisiones en funciones estatales. Por ello, hay que entender el rol de los jóvenes desde todos estos ámbitos.

[2] Según un informe de la BBC (2017), el salario del presidente de Guatemala era el más alto de toda Latinoamérica, USD 19.300. La agencia EFE (2018) también escribió sobre ello denunciando el ostentoso estilo de vida del presidente y la indignación del pueblo guatemalteco, ya que el 60% del país se encontraba en condición de pobreza.

[3] Por ejemplo, un ministro en Perú gana aproximadamente USD 8.000, de acuerdo con un reportaje de la revista Forbes (2020); el país posee un PIB per cápita de USD 6.941. En contraste, el salario del presidente francés equivale a USD 18.000 (JDN, 2020), mientras que el PIB per cápita del país es de USD 41.436 (Banco Mundial, 2018), un poco menos de la mitad del salario del mandatario francés, pero con un PIB per cápita siete veces inferior.

[4] Con la llegada de las vacunas contra el covid-19 se destapó el vacunagate que ha implicado el tráfico de influencias para que funcionarios y familiares reciban la vacuna antes que grupos vulnerables. El reporte de la agencia de noticias DW implica países como Perú, Chile y Argentina (2021).

[5] El ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, fue cuestionado porque el gobierno restringía la compra de dólares e incentivaba el ahorro en pesos, mientras la moneda local perdía valor y él tenía todos sus ahorros en moneda americana, en Estados Unidos. «¿Los va a pasar a pesos?», preguntó la periodista del Canal Telefé (Infobae, 2020).

[6] Friedman señala que sin Estado de derecho y privatización no podemos desarrollar una economía sana.

[7] Estos planteos son parte de la base del modelo económico alemán, la economía social de mercado.

[8] Erhard fue el ministro de Economía de Konrad Adenauer (1949) y luego canciller de la República Federal de Alemania (1963). Fue responsable de las políticas monetarias que formaron parte del milagro alemán luego de la Segunda Guerra Mundial y principal promotor de la economía social de mercado.

[9] Esta cifra corresponde aproximadamente a USD 500.000 millones.

[10] Si se considera el top 20 de países más transparentes del mundo, solo se encuentra a tres de nuestra región, con grandes diferencias del resto: Uruguay, Chile y Costa Rica.

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Psicólogo. Former Director en la Secretaría de la Asamblea Nacional de Venezuela y exasesor de la Comisión Permanente de Política Interior. Estudiante de la Maestría en Ciencia Política Universidad de la República, Uruguay

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