La atención internacional fue inusitadamente alta cuando a las 20:00 horas del 1 de septiembre aparecieron las primeras proyecciones de las elecciones en los estados federados de Turingia y Sajonia, en Alemania oriental. La razón fue el aumento de votos del partido “Alternativa para Alemania” (AfD), partido que se puede clasificar por lo menos en parte como de extrema derecha. La Unión Demócrata Cristiana (CDU) fue el único partido popular de centro que pudo mantener su posición relevante en el espectro partidario.
Las elecciones marcaron dos profundos cortes en la cultura política alemana. Por un lado, el derechista AfD en Turingia logró por primera vez convertirse en la fuerza más votada de un Estado federado alemán. Por otro, el recién fundado partido populista unipersonal “Alianza Sarah Wagenknecht” en su estreno logró más del 10% de los votos en ambos estados federados. En conjunto, los resultados electorales deben interpretarse como una expresión de la creciente polarización.
Triunfo electoral de la derecha
Tanto en Turingia como en Sajonia la AfD fue ganadora indiscutible. En Turingia, obtuvo el 32,8% de los votos, lo que la convierte, por lejos, en el partido más fuerte. En Sajonia, con un 30,6%, queda en segundo lugar. Para formar gobierno se necesita mayoría absoluta de escaños. Sin embargo, como todos los demás partidos han descartado cualquier cooperación con la AfD, en el futuro ésta permanecerá en la oposición.
La AfD ya había obtenido buenos resultados en los últimos años. Sin embargo, estas elecciones también marcan un punto de inflexión ya que la AfD en Turingia logró convertirse en la fuerza más fuerte con su organización regional más radical bajo el liderazgo del derechista Björn Höcke y obtener un tercio de los escaños en el Parlamento. Con este resultado, la bancada de la AfD puede bloquear ciertas decisiones, lo que la convierte en un factor de configuración política. Por ejemplo, los jueces constitucionales del Estado de Turingia se eligen con una mayoría de dos tercios. En el futuro habrá que llegar a acuerdos y pactos con los populistas de derecha para nombrar a los jueces constitucionales, modificar la Constitución estatal o elegir al presidente del Parlamento estatal. A un año de las elecciones al Bundestag, la AfD puede utilizar estos resultados como impulso para la próxima campaña electoral federal.
Dilema del centro político
Para hacer frente a la AfD, en los últimos años en particular la izquierda política ha propuesto el “cortafuegos”. El centro democrático debería rechazar cualquier forma de acuerdo, cooperación o incluso votaciones conjuntas con la AfD. En el pasado, esto ha llevado a veces a que diputados votaran en contra de sus propias convicciones y mociones para evitar ser acusados de votar con la AfD. Desde la izquierda incluso se criticó realizar discusiones con la AfD, ya que estas serían aprovechadas por dicho partido como vidriera. Durante la campaña electoral el candidato principal de la CDU en Turingia, Mario Voigt, se apartó de esta estrategia y debatió con el candidato de la derecha extrema Björn Höcke. Sostuvo que la AfD debía enfrentarse en el debate y así privarla de la oportunidad de victimizarse.
El partido de una mujer
Las elecciones representan también un punto de inflexión, ya que, en la muy estable estructura de partidos alemana, la “Alianza Sarah Wagenknecht” logró superar el 11,8% en Turingia y el 14,5% en Sajonia . Este partido, el primero de características unipersonales, será por lo tanto necesario para formar gobierno en ambos estados. Sarah Wagenknecht, muy presente en los medios de comunicación alemanes, fundó su propio partido en enero de este año. Durante mucho tiempo formó parte del ala izquierda y fue miembro de la Plataforma Comunista de su antiguo partido “Die Linke” (La izquierda). Desde entonces se ha distanciado de su antiguo partido, ya que comparte posiciones conservadoras en materia de inmigración y cuestiones sociopolíticas.
El partido hecho a su medida combina una política migratoria restrictiva con una política exterior favorable a Rusia y una política económica y social de izquierdas. En términos organizativos, Wagenknecht ha diseñado su partido como un pequeño partido de cuadros a la usanza leninista. Ni siquiera es posible afiliarse a este partido sino solamente formar parte de un círculo de simpatizantes. Recién tras un largo proceso de investigación y de dos cartas de recomendación de los pocos miembros del partido, se accede a la afiliación. Aunque la propia Wagenknecht no se era candidata en ninguno de los dos estados federados, aparecía en todos los carteles electorales de su partido.
Para su antiguo partido “Die Linke”, este domingo significa un paso más hacia la insignificancia. Mientras que “Die Linke”, el antiguo” partido personero de los intereses de Alemania oriental, fue la fuerza más fuerte en las últimas elecciones en Turingia y encabezó el gobierno, esta vez sólo alcanzó el 10% en Turingia. En Sajonia lograron entrar a duras penas en parlamento.
Derrumbe de la coalición de gobierno
Para los tres partidos que forman actualmente el Gobierno federal, socialdemócratas, verdes y liberales, en permanente disputa interna, las elecciones del domingo confirman una vez más la extrema impopularidad del gobierno. Los tres juntos no alcanzaron ni la mitad de los votos de la AfD. Con menos del uno por ciento el liberal FDP solo aparecía bajo el rubro “Otros” en ambos estados federados. Mientras tanto los Verdes solo lograron superar la barrera del 5% en Sajonia con un 5,1%, y quedaron afuera del parlamento en Turingia. Los socialdemócratas del canciller Scholz se tuvieron que alegrar con un 6,1% en Turingia y un 7,3% en Sajonia ya que esperaban algo aún peor.
Los efectos también pueden sentirse a nivel federal. Mientras que en el pasado el gobierno federal se ha visto a menudo paralizado por permanentes disputas internas, tras estos débiles resultados electorales se centrarán aún más en autoperfilarse en lugar de llegar a compromisos y a una acción de gobierno que funcione. La única razón por la que es improbable que se celebren elecciones anticipadas es porque los tres partidos temen sus propios resultados en las urnas. Todo apunta a un Parlamento colgado hasta las elecciones federales del 28 de septiembre de 2025.
Difícil formación de gobierno
Con un 31,9% en Sajonia y un 23,6% en Turingia, los democristianos (CDU), un partido de centro- centro derecha, lograron mantener o mejorar ligeramente sus resultados anteriores y con lo que es posible que el primer ministro en ambos estados sea de sus filas. Sin embargo, el hecho de que el principal partido de la oposición no haya podido beneficiarse más de la extrema impopularidad del gobierno federal es también una señal de alarma para ellos.
La CDU también se encuentra ahora en un dilema táctico en ambos Estados federados. Aunque todos los partidos han descartado formar una coalición con la AfD, la fuerza de esta última significa que formar gobierno solo será posible con el apoyo de fuerzas como la “Alianza Sarah Wagenknecht”. Las posiciones de este partido son diametralmente opuestas a la CDU en muchos aspectos.
La CDU se encuentra en un dilema a un año de las elecciones federales. Para evitar que la AfD entre en el Gobierno, tendría que colaborar con partidos políticos y encontrar compromisos con los que tiene pocas coincidencias políticas. Esto debilita las diferencias entre los partidos del espectro democrático y amenaza con exponer a la CDU a críticas internas y externas. Negociar el próximo gobierno en Sajonia y Turingia será, por tanto, un difícil ejercicio de equilibrismo para la CDU. Si este desafío democrático puede superarse, al menos razonablemente y discretamente, Friedrich Merz saldrá fortalecido como líder del partido CDU y se situará en una posición fuerte en la carrera para suceder a la impopular canciller de la República Federal de Alemania.
Traducción: Manfred Steffen, de la oficina KAS Montevideo.