Otra campaña electoral a dos velocidades: debates y memes

Otra campaña electoral a dos velocidades: debates y memes

Las redes sociales les dan a los debates electorales una velocidad que no tienen las estrategias demasiado cristalizadas de los equipos de campaña.

Por: Adriana Amado13 Oct, 2023
Lectura: 6 min.
Otra campaña electoral a dos velocidades: debates y memes
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

En la última década, las campañas políticas avanzan con dos engranajes en velocidades separadas, que casi nunca pudieron sincronizarse. La campaña electoral de Argentina no escapó a esa regla. La política está hecha de seres humanos que no aprenden de los errores de los demás. En estas campañas de dos velocidades, el engranaje tradicional lo empujan los avisos electorales en espacios cedidos en radio y TV; los consultores, que van llevando recetas por ahí; y las encuestas, que últimamente miden poco y mal, pero hablan mucho y pronto. Este engranaje está oxidado y bastante desgastado, por lo que mueve poco la velocidad electoral. Como ocurre con un motor viejo, requiere mucho dinero para mantenerlo en marcha.

El otro engranaje está conectado a las tecnologías de la información y hace funcionar la conversación política de manera desenfrenada. De aleaciones desconocidas para la ingeniería social del siglo pasado, tiene altísimo rendimiento. Memes irreverentes, mensajes que desafían los modales de lo políticamente correcto.

Las mismas operaciones que siempre hubo en las campañas circulan más rápida y efectivamente, sacando provecho de la sofisticación que alcanzan las falsificaciones. Tiene los tiempos del continuado las 24 horas los 7 días de la semana y no les comprenden las vedas electorales. Como este engranaje anda libre, no se somete a la planificación tradicional de la campaña.

Debate presidencial en Argentina. Evolución de la conversación. Totales. Fuente: Políticos en Redes

Debate entre los candidatos

El debate electoral corresponde al engranaje pesado. En Argentina recién se acopló en 2015 por iniciativa ciudadana. Igual que los espacios publicitarios gratuitos regulados, en 2009, cuando ya había comenzado el declive de la publicidad en medios audiovisuales. En 2016 fue incorporado a la Ley Electoral para ver si la obligatoriedad compensaba la indolencia. Pero los reguladores diseñaron un esquema demasiado rígido, que sustrae lo más atractivo del debate, la espontaneidad. Y asignó a los moderadores el rol de celadores de secundaria, dedicados a pedir silencio y recordar modales.

La monotonía del debate quedó patente en un análisis de La Nación con un modelo de inteligencia artificial que analiza el audio y la imagen por separado para detectar expresiones y sentimientos. La ecuanimidad de los espacios se vio en que todos usaron más o menos las mismas palabras (unas 14.000). La diferencia, entonces, estuvo en las expresiones de los oradores. El modelo analizaba felicidad, tristeza, enojo, sorpresa, miedo, disgusto, calma y confusión. La emoción que todos expresaron, en mayor o menor medida, fue confusión.

Consignas previsibles

Las mujeres Patricia Bullrich (Juntos por el Cambio) y Miriam Bregman (Izquierda Unida) fueron las que menos calma mostraron. El que hizo gala de ella fue el candidato oficialista Sergio Massa (Unión por la Patria), que también tuvo el pico de conversación en Twitter, según Políticos en Redes. Y el único que expresó algo de alegría fue Javier Milei (La Libertad Avanza) y menos tristeza. Inflación, la principal preocupación argentina, solo estuvo entre las palabras más usadas en Milei y Bullrich. Cuatro candidatos abusaron de la palabra Argentina, menos la candidata de la izquierda, que repitió más que nada el nombre del FMI.

En lugar de buscar claves en el engranaje más veloz, los equipos de campaña decidieron que solo había que repetir las consignas que venían de los avisos publicitarios. La profesora de la UBA Belén Amadeo, miembro del consejo asesor del debate, evaluó que «Los candidatos podrían haber aprovechado el potencial de los debates mucho más. Lo que ocurre, primero, es que están guionados por una cuestión de tiempo y eso los endurece mucho, además de que estaban sumamente nerviosos». Pero la especialista entiende que no supieron bajar los temas a la perspectiva de la ciudadanía y que la gente salió a guglear cosas que se mencionaron como «qué le dijo Milei al papa» o «qué son las Lelic». Concluye Amadeo que «los ciudadanos promedio no estaban viendo que los candidatos estuviesen hablando de ellos, estaban hablando entre ellos».

Campaña en alta velocidad

Por si faltaba algo para hacerlo más aburrido, preciosos minutos televisivos se gastaron con las explicaciones de unas reglas que se suponía que los candidatos ya conocían. «Ahora tiene su derecho a réplica tal, que recordamos que son cinco en todo el debate». «Hace uso de una de las cinco réplicas». «Ya agotó las cinco oportunidades de pedir réplica». Cinco aclaraciones por cinco candidatos más algunas extras, dan demasiadas aclaraciones. Obviamente fue el comentario más repetido en las redes.

Mientras el viejo engranaje del debate televisado se volvió más denso, el engranaje del overdrive de las plataformas alcanzó velocidades máximas. La mejor cobertura periodística la dieron los memes, porque en las mesas convocadas simultáneamente en todos los canales de radio y televisión no se animaron a decir tanto. Aunque entendieron que ahí estaba la atención y no hubo medio periodístico que no quisiera subir su velocidad publicando los memes que expresaban en tiempo real lo que pensaban del debate.

Conversación en tiempo real

El engranaje de alta velocidad suma la efervescencia de los canales de streaming que hicieron lo que saben hacer: comentar en tiempo real con la incorrección política que acostumbran. Los más activos en esos canales coinciden con los simpatizantes del partido de Milei. El aparato de medios oficiales y paraoficiales no tiene nervio para llegar a la mitad del país que tiene menos de 31 años. Juntos por el Cambio, que en 2015 supo tener una campaña en el engranaje digital, en menos de diez años se acomodó ahí. Pero lo que era novedoso entonces, es parte del engranaje oxidado en tiempos de la conversación en tiempo real de los vivos de Twitch y de YouTube.

Con todo, sigue siendo lo que más atención despierta en la campaña, equivalente al rating de una final mundialista. Es casi la única oportunidad para que los ciudadanos vean en directo el talante de los postulantes defendiendo sus ideas ante sus pares. Y la única vez en que la conversación política se sincroniza. Abandonando su caos habitual, se ordena con las intervenciones de los candidatos y las parodias y críticas que provocan. Ahí gurúes y consultores tienen una cantera para saber qué pensó la sociedad de su estrategia.

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Adriana Amado

Adriana Amado

Doctora en Ciencias Sociales. Presidente de Infociudadana. Investigadora en Worlds of Journalism Study. Periodista en el diario La Nación y Radio de la Ciudad de Buenos Aires.

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