El próximo 13 de marzo se elige el Congreso. Analizaremos qué tanta renovación tendrá y cómo las fuerzas pueden cambiar para un mayor poder de los partidos alternativos. Este año, los influenciadores también incursionaron en la política.
«¡Ojo con las elecciones al Congreso!», «¡Ojo con el 2022! Hay que cambiar el Congreso». Son afirmaciones que se han repetido en Colombia en los últimos meses y han sido enunciadas por personalidades como Álvaro Uribe o por columnistas de prensa y analistas.
Este 2022, año electoral en Colombia, parece tener aires de cambio. Por primera vez, el próximo 13 de marzo se dará una especie de primera vuelta presidencial con elecciones de precandidatos de las tres coaliciones de centro, derecha e izquierda que aspiran a disputarse la presidencia. Y ese día, los colombianos elegiremos a nuestros congresistas en una baraja con intentos de renovación.
Reconfiguración del Congreso
Este 13 de marzo los colombianos elegiremos nuestros representantes en el Congreso de la República: 108 senadores y 188 representantes a la Cámara.
Hace cuatro años, los partidos tradicionales siguieron teniendo una fuerte presencia en el Congreso. El triunfo del Centro Democrático, con el expresidente Álvaro Uribe a la cabeza, que logró 19 sillas en el Senado y 32 en la Cámara de Representantes, fue el antecedente del triunfo de su candidato Iván Duque. Esto, sumado al apoyo de conservadores y cristianos, así como el debilitamiento de La U, partido del anterior gobierno de Juan Manuel Santos, llevó a que Duque gobernara con las mayorías en el Congreso.
En 2018, Cambio Radical, partido en ese momento del expresidente y candidato a la presidencia Germán Vargas Lleras, fue el segundo en escaños en el Senado (16), seguido de los conservadores con 15, y los liberales y La U con 14 cada uno. Los partidos alternativos como Alianza Verde, Polo y la Lista de la Decencia obtuvieron 10, 5 y 4 escaños respectivamente.

Cámara de Representantes
En la Cámara de Representantes, el Partido Liberal obtuvo 35 escaños; el Centro Democrático, 32; Cambio Radical, 30; La U, 25; el Partido Conservador, 21; y la Alianza Verde, 9. El MIRA, Polo Democrático, Opción Ciudadana, la Lista de la Decencia y el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), obtuvieron 2 curules cada uno.
Pero tan solo un año después, en las elecciones regionales de alcaldes y gobernadores el mapa empezó a cambiar. Los partidos alternativos como Alianza Verde crecieron, mientras que el partido de gobierno fue derrotado en varias de las ciudades.
Para el 2022, analistas coinciden en un posible cambio y una mayor fuerza de los partidos alternativos. Héctor Riveros, en su columna del portal La silla vacía, calcula que «los sectores que conforman el Pacto Histórico pasarán de tener el 6 % de representación en el Congreso a por lo menos el 20 %. Si las encuestas de opinión, que no son fáciles para esta elección, se acercan al resultado, ese sector tendría unos 22 senadores y 25 representantes. Colombia podría tener por primera vez en toda su historia un Senado con mayoría absoluta conformada por sectores de centroizquierda».
¿Nuevas mayorías?
Riveros agrega que «si a los 22 senadores del Pacto Histórico se les suman 9 o 10 de la Coalición de la Esperanza, 4 del Nuevo Liberalismo, 5 de los Comunes, 2 de la circunscripción especial indígena y, eventualmente, al menos una parte de los 15 que elegirá el Partido Liberal, estaríamos cerca de que se integre una coalición mayoritaria con tendencia de centroizquierda, muy opuesta a la actual mayoría congresional. Nunca, en toda la historia republicana de Colombia, el Congreso ha tenido una mayoría de centroizquierda, ni siquiera en los años treinta, en la época de la Revolución en Marcha, cuando si bien el liberalismo tenía mayoría, una parte de sus senadores y representantes eran de convicciones que podrían encuadrarse en la centroderecha».
Juan Pablo Milanese, jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Icesi, asegura que estas elecciones tendrán varias diferencias. «La estrategia de Gustavo Petro con su lista cerrada en el pacto histórico parece que le va a funcionar y aumentará las curules con lo que fue la Lista de la Decencia, pero también está la aparición del Nuevo Liberalismo. Probablemente, el Centro Democrático baje porque pagará el costo del gobierno y la salida de Uribe como candidato». Y agrega: «Indiscutiblemente va a ver un reacomodo de la acomodación de los asientos y no es uno más ni uno menos, sino una cantidad sensible. Frente a la incertidumbre que genera eso, los partidos le apuestan a una diversificación de la estrategia», agrega Milanese.
Las nuevas estrategias
El debilitamiento y la mala imagen de los partidos, así como del Congreso, ha hecho que los partidos traten de cambiar su estrategia y maquillen sus listas con nuevos rostros. La llegada del Nuevo Liberalismo, luego de la decisión de la Corte Constitucional que revivió el partido del asesinado Luis Carlos Galán, y la llegada del movimiento feminista Estamos Listas, con su lista cerrada al Congreso, marcan una diferencia en estas elecciones. La decisión de la Corte también revivió el Movimiento Salvación Nacional de Álvaro Gómez Hurtado y Verde Oxígeno, de Ingrid Betancourt.
Entre los cabezas de lista de los 16 partidos y movimientos solo cinco son actualmente congresistas. Aunque entre ellos sí hay figuras con una historia en la política como el negociador en los acuerdos de paz y exvicepresidente Humberto de la Calle, de la Coalición de la Esperanza, o Miguel Uribe Turbay, del Centro Democrático, quien fue candidato por este partido a la alcaldía de Bogotá en 2019.
El Partido de la U puso como cabeza de lista a la medallista olímpica Catherin Ibargüen para mostrar un cambio, aunque las maquinarias y los clanes tradicionales siguen en la lista.
El Nuevo Liberalismo, que va al Senado con lista cerrada y cremallera, tiene como cabeza a la periodista Mabel Lara, seguida del ex-Defensor del Pueblo, Carlos Negret y de la académica Sandra Borda, quien tiene amplia difusión como tuitera.
Personajes como Borda o Ariel Ávila, parte de las listas del Centro Esperanza por la Alianza Verde, reconocido como uno de los investigadores en el tema de la parapolítica y que en 2018 abrió su canal de youtube Ariel Analiza, buscan cautivar el voto de opinión.
Pero aparte de estos candidatos, cuyo origen es la academia aunque han tenido una amplia influencia en las redes sociales, hay otro grupo de candidatos que directamente saltan de las redes sociales a la política.
Los influenciadores al ruedo de la política
Las elecciones de 2008 en Estados Unidos, con la estrategia digital de Barack Obama, y ocho años después la arremetida de las noticias falsas con Donald Trump han evidenciado que la estrategia digital es una parte vital de las elecciones. En Colombia, personalidades como el expresidente Uribe y el precandidato Gustavo Petro han incursionado en redes sociales como Twitter. Y el candidato Rodolfo Hernández ha sido tendencia por sus videos en Tik Tok.
Pero esta vez no solo los candidatos saltan a las redes, sino que los influenciadores de las redes saltan como candidatos. En las listas a la Cámara de Representantes vemos a influenciadores como la periodista Catherine Juvinao, reconocida por la campaña Trabajen Vagos para investigar a los congresistas; Francisco Rojas, quien está detrás del perfil de Twitter Movimiento Naranja; Beto Coral, Físico Impuro, Polo Polo y María Fernanda Carrascal, entre otros.
En este ecosistema de candidatos hay desde periodistas, pastores cristianos famosos en redes, analistas con amplia difusión en redes y tuiteros activistas. Luego de las elecciones de marzo no solo quedará clara la fuerza de los partidos políticos sino también la de estos influenciadores, si logran convertir clics en votos, pues el panorama de las elecciones del Congreso está muy ligado a las maquinarias y a los clanes electores.