Hace algunas semanas mi esposo empezó a hacer tándem con diferentes personas (desconocidas) a través de una aplicación. Un tándem es un intercambio de aprendizaje de idiomas: por un tiempo se conversa en un idioma, luego en el otro idioma. Ambas personas se benefician. Una tarde, escuché a mi esposo mandar audios muy simples, pronunciando con su voz información básica en español. Por ejemplo, su nombre, donde vive, los números del uno al diez. Una alarma se encendió en mí. Salté para decirle: por favor, ¡no mandes ese audio!
¿Por qué les cuento esta historia? Lo primero que pensé fue en la seguridad digital: “pueden usar estos audios para cometer un fraude (en contra de nosotros)”. Segundos más tarde, y sin ningún atisbo de alivio, recordé que, en estos tiempos, casi con cualquier audio podrían clonar la voz usando herramientas de inteligencia artificial (IA). Bastaría con que el registro estuviera en una red social.
Este proceso se conoce como sintetización de voz y es uno de los tantos productos que ofrece la IA. Estaría dentro de la categoría de deepfakes, imágenes, audios o videos que imitan la apariencia o el sonido de una persona. Usa IA generativa. Aunque pueden ser creados inofensivamente, cada vez son más comunes los usos fraudulentos de estos productos.
Aunque el origen de los deepfakes data de finales de los años noventa, para la National Geographic este producto antecede a la IA. Se remonta a fotografías de líderes políticos manipuladas durante los siglos XIX y XX. Hoy en día, las opciones para modificar fotos y crear videos con una imagen o voz parecen tan ilimitadas como los efectos negativos que estos podrían tener en la vida de las personas. Especialmente de quienes no han recibido una educación básica o alfabetización en IA y tienen menos herramientas para identificarlos.
Tareas pendientes
En el panorama global, como sabemos la alfabetización básica ha progresado de manera significativa. Alrededor del 87% de las personas mayores de 15 años pueden leer y escribir. Sin embargo, la historia cambia cuando hablamos de alfabetización digital. Especialmente de alfabetización digital en IA.
La alfabetización digital, según la UNESCO, es “la capacidad de acceder, gestionar, comprender, integrar, comunicar, evaluar y crear información de forma segura y adecuada a través de tecnologías digitales”. No se trata solo del acceso a los dispositivos tecnológicos, sino de saber utilizarlos de forma efectiva y segura. La UNESCO además sostiene que la adopción de IA requiere “integrar las competencias relacionadas con la IA en los planes de estudios y las cualificaciones de la enseñanza y formación técnica y profesional (EFTP) y de la enseñanza superior, teniendo en cuenta los aspectos éticos y las disciplinas humanísticas interrelacionadas”.
A medida que la alfabetización se vuelve más especializada, los desafíos aumentan. Mientras que leer y escribir son habilidades cada vez más comunes, la capacidad de comprender y aprovechar la IA sigue siendo una tarea pendiente para gran parte de la población mundial, una tarea que debería estar en manos de los políticos.
Convivir más con la IA
Para una persona promedio, la alfabetización digital en IA es una tarea clave para su integración en un mundo globalizado. Al ser un tema de alta especialidad y complejidad, los políticos tienen más que nunca la responsabilidad de ser autodidactas por diversas razones.
Como personas, deben experimentar críticamente con herramientas de IA para comprender la magnitud de su funcionamiento e implicancias en sus propias vidas y las de sus conciudadanos.
Como profesionales, deben comprender su funcionamiento técnico para fines regulatorios. Además, comprender su impacto en la sociedad, por ejemplo, en el mercado laboral, en el medio ambiente, en la privacidad.
Como estadistas, deben comprender la repercusión de la implementación de herramientas de IA en las sociedades, incluso si estas no son creadas en el país representado, por cuestiones geopolíticas y de seguridad nacional.
15 claves para empezar
Comprender todos los elementos que acompañan la discusión sobre IA puede resultar abrumador, por ello, recomendamos empezar este viaje de aprendizaje con 15 elementos clave que van de lo macro a lo micro.
- Un elemento en la regulación son las categorías de tecnologías de IA, por ejemplo, las establecidas por la Unión Europea:
- ANI – Artificial Narrow Intelligence – Inteligencia Artificial Estrecha: Para tareas predefinidas.
- AGI – Artificial General Intelligence – Inteligencia Artificial General: Para tareas generativas. Incluidos los IA de Propósito General (GPAI) o Modelos Fundacionales.
- Cuando hablamos de regulación aparecen también las ramas especializadas o disciplinas de la IA, en la siguiente sección encontraremos ejemplos de uso:
- ML – Machine Learning (Aprendizaje Automático)
- CV – Computer Vision (Visión Artificial, también llamada Visión Informática, Visión Por Computadora, o Visión Técnica)
- Gen-AI – Generative AI (IA Generativa)
- NLP – Natural Language Processing (Procesamiento del Lenguaje Natural)
- Diversos productos con los que convivimos diariamente usan diversas rama de la IA, individualmente o en conjunto, como:
- Deepfakes (videos, imágenes, audios falsos) – Gen-AI
- Asistentes virtuales (Siri, Alexa, Google Assistant) – NLP y ML
- Sistemas de recomendación (Netflix, Spotify, Amazon) – ML
- Chatbots (ChatGPT, Chatbots de servicio al cliente) – NLP y ML
- Generador de imágenes (DALL-E, MidJourney) – Gen-AI y NLP
- Automatización en el trabajo (Gestión de cadenas de suministro, detección de fraudes) – ML
- Traducción automática (Google Translate, Deepl) – NLP
- Análisis predictivo (Marketing, finanzas, meteorología) – ML
- Robótica (Roomba, Waymo) – ML y CV
A medida que las herramientas de IA evolucionan rápidamente, la diferencia entre aprovecharlas para el bien público o ser víctimas de sus riesgos dependerá de cuán bien preparados estemos. Especialmente para los políticos (autodidactas), nunca ha sido más crucial que hoy invertir en conocimiento. Tal vez, comprendiendo por sí mismos la dimensión del impacto de la IA en la sociedad, puedan comprender por qué urge implementar estrategias de alfabetización digital.