Mitad del período de gobierno Bolsonaro: ¿dónde se ubicará Brasil en 2021?

La pandemia de covid-19, con sus graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas para Brasil, echó sombras sobre el segundo año […]

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Mitad del período de gobierno Bolsonaro: ¿dónde se ubicará Brasil en 2021?
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

La pandemia de covid-19, con sus graves consecuencias sanitarias, sociales y económicas para Brasil, echó sombras sobre el segundo año de mandato del presidente Bolsonaro. El pobre desempeño en las elecciones locales de noviembre puede interpretarse como un freno al bolsonarismo. La lista de desafíos políticos internos para 2021, comenzando con los traspiés en el comienzo de la campaña de vacunación, es larga. Con el presidente Bolsonaro la reputación internacional de Brasil también se ha visto afectada. Pero la economía más grande de América Latina, con su orientación tradicionalmente multilateral, será necesaria en el período posterior a la pandemia no solamente por cuestiones ambientales y comerciales.

El 1 de enero de 2021 marcó el segundo aniversario de la toma de asunción de Jair Bolsonaro, lo que, de acuerdo con las reglas del sistema político brasileño, significa que transcurrió la mitad de su período en el cargo.

La victoria electoral del candidato populista de derecha que se presentó como antisistema, con el 55 % de los votos en la segunda vuelta contra Fernando Haddad del izquierdista PT (Partido dos Trabalhadores), marcó sin duda un punto de inflexión para la política brasileña en octubre de 2018. Los pronósticos demasiado pesimistas sobre el fin de la democracia brasileña y el avance hacia la dictadura, como temían muchos medios, no se han cumplido, y tanto las instituciones y como los medios del país funcionan incluso en tiempos de pandemia.

Sin embargo, el gobierno de Bolsonaro fracasó hasta ahora claramente en cumplir las promesas grandilocuentes de ofrecer soluciones para prácticamente todos los problemas y cambiar el país. La polarización en la cuarta democracia más grande del mundo se fortaleció aún más en el curso de la pandemia de covid-19, con todos sus graves efectos negativos.

A pesar de algunas reformas exitosas de los primeros días del gobierno, este se enfrenta a un sinnúmero de problemas viejos y nuevos. Así, a principios de año, el mismo Bolsonaro dijo que Brasil estaba «en bancarrota o al final» por el gasto gubernamental récord relacionado con la crisis, para afirmar poco después que «Brasil está bien y todo es maravilloso». Como suele ocurrir, la verdad está en el medio, pero con una tendencia claramente negativa. Así lo vieron los brasileños, porque la mayoría de los candidatos apoyados por Bolsonaro en las elecciones comunales de noviembre de 2020 fueron castigados de manera relativamente significativa por el electorado.

Covid-19 en Brasil: política gubernamental entre gripezinha y auxilio de emergencia

En vista de los 201.328 brasileros fallecidos por o con covid-19 al día 19 de enero de 2021, y de bastante más de un millón de personas tratadas en clínicas, queda fuera de duda que la pandemia trajo sufrimientos indescriptibles al país. Después de que Brasil fuera durante la primera ola en la primavera de 2020 el país más gravemente afectado del mundo después de Estados Unidos, el número de infecciones y muertes se dispararon desde mediados de noviembre en una segunda ola, con trae impactantes noticias de hospitales superpoblados en casi todas partes del país. La situación es particularmente dramática en la remota metrópolis amazónica de Manaos, donde los hospitales se quedaron sin el oxígeno necesario para ventilar a los pacientes de covid-19 gravemente enfermos.

En forma similar a los Estados Unidos durante la administración Trump, Brasil es uno de los países del mundo que aplicó las medidas menos restrictivas para combatir el virus. El presidente Bolsonaro se refirió repetidamente al covid-19 como una gripezinha, marcó un curso confrontativo con los gobernadores estaduales y sus demandas de restricciones de salida y contacto. Y antes y después de superar él mismo la infección, buscó un contacto estrecho en la calle con sus partidarios, generalmente sin utilizar la mascarilla. En particular, en las capas sociales más adineradas y educadas en las metrópolis de Río de Janeiro y San Pablo se formó rápidamente y se mantiene una resistencia que se expresa en las caceroleadas de protesta típicas en América Latina.

La popularidad de Bolsonaro no cayó al abismo, sino que por el contrario en agosto registró una tasa récord de aprobación según la encuesta de Datafolha. Esto se debió principalmente al hecho de que ningún país en desarrollo o emergente asignó tantos recursos financieros en medidas de alivio de crisis económicas como Brasil. Las medidas de apoyo de gran alcance beneficiaron a un total de 68 millones de brasileños, es decir, a un tercio de la población. El instrumento más importante ha sido el auxilio de emergencia, una medida de ayuda inmediata aprobada por el gobierno por un monto de 600 o 300 reales mensuales, que pagó a las pequeñas empresas, a empleados del sector informal y a desempleados de abril a diciembre de 2020.

Un número desproporcionadamente grande de personas, por ejemplo, en los estados más pobres del Nordeste se beneficiaron de la ayuda de emergencia mensual relativamente poco burocrática y, gracias a este beneficio social, en algunos casos pudieron incluso sobrevivir mejor que antes de la crisis. El gobierno de Bolsonaro recibió un agradecimiento por el apoyo y una cierta satisfacción con esta gestión de crisis puramente monetaria, pero este efecto probablemente sea tan insostenible como el de la reducción de la pobreza.

Política interna: polarización, elecciones comunales y politización de la campaña brasilera de vacunación

Ya durante su campaña electoral presidencial, Jair Bolsonaro se presentó como un luchador contra el establishment y no ocultó sus posiciones racistas, misóginas y homofóbicas. Como presidente, mantuvo su estilo de campaña, divide al país y siempre es controvertido, pero de ninguna manera fracasa.

Sin embargo, las elecciones locales de noviembre demostraron que los árboles del bolsonarismo no crecen hasta el cielo. Los candidatos apoyados por el presidente quedaron muy atrás, por ejemplo en San Pablo, y fueron claramente derrotados en la segunda vuelta en Río de Janeiro. También en las otras ciudades se impusieron fuerzas predominantemente moderadas, conservadoras y liberales del centro político a los populistas de derecha y también a candidatos o representantes de la izquierda. Esto demuestra que existen límites al fenómeno de la antipolítica basada en estridentes eslóganes antiestablishment y, en ocasiones, también en campañas basadas en fake news. Pero, aunque en 2020 la mayoría de los brasileños se pronunciaron a favor de la estabilidad y en contra de nuevos experimentos populistas, la relación de fuerzas interna es abierta y puede cambiar rápidamente.

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Política ambiental: la destrucción de la selva amazónica avanza

Si bien durante los gobiernos de izquierda que antecedieron a Bolsonaro se talaron grandes áreas de la selva tropical y se implementaron proyectos ambientalmente controvertidos, hay que decir que la deforestación en la región amazónica y los incendios en el Pantanal han adquirido dimensiones dramáticas. El presidente brasileño considera que la protección del ambiente y del clima son obstáculos para el desarrollo económico. Si bien Brasil no se retiró del Acuerdo Climático de París a pesar de las múltiples amenazas, muchos miembros del gobierno —paradójicamente sobre todo el ministro de Medio Ambiente, Salles— niegan la crisis climática y dificultan la lucha contra la destrucción de la selva tropical.

A muchos especuladores de tierras, madereros ilegales y ganaderos se les señaló repetidamente que no debían temer las represalias del gobierno brasileño. Esta actitud afecta particularmente a la población indígena, cuya tierra está en peligro y que debido a una mayor vulnerabilidad sufre particularmente la propagación del coronavirus. Los eventos en la región amazónica también llevaron a Alemania y otros países a suspender la ayuda financiera para proyectos ambientales.

A pesar del recién creado Consejo Amazónico presidido por el vicepresidente Hamilton Mourão, se constata que 2020 fue un año perdido en términos de protección ambiental y climática.

La economía brasileña y la pregunta decisiva: ¿cuándo habrá pasado lo peor?

Desde el principio, el foco del presidente estuvo puesto en la economía, a la que dio prioridad sobre la protección de la salud. Además de trabajar contra los cierres de las actividades comerciales relacionados con el covid-19, el gobierno también eliminó en gran medida las restricciones de entrada para los turistas a fin de no sobrecargar aún más el sector turístico asolado por la crisis. No obstante, la economía brasileña se derrumbó significativamente, especialmente en el segundo trimestre, con una caída de 9,6 %. El Banco Central brasileño espera que el PIB disminuya alrededor de un 4,4 %en 2020.

Dado que nuevos paquetes de ayuda ejercerían presión sobre el presupuesto nacional y llevarían la deuda nacional a niveles aún más críticos, el gobierno cuenta con una campaña de vacunación exitosa y el repunte económico asociado en 2021. También hay grandes esperanzas de que el acuerdo comercial UE-Mercosur entre en vigor rápidamente para estimular la economía y dar un impulso a las exportaciones.

Política exterior: Brasil busca su rol

La orientación de la política exterior de Brasil, miembro del G20, tradicionalmente involucrado en foros e instituciones multilaterales, que ejerció diez veces como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y, por ejemplo, también proporcionó tropas para numerosas misiones de paz de las Naciones Unidas, después de dos años de Bolsonaro se ha vuelto mucho más impredecible.

El manejo del país de la pandemia de coronavirus es extremadamente irritante para los Estados vecinos de América del Sur. También lo es el zigzagueante curso en la política hacia China, donde debido a la creciente dependencia de Beijing se alternan la áspera retórica anticomunista y la política económica pragmática. Las serias diferencias en cuestiones climáticas y medioambientales provocaron rispideces entre Brasil y la UE. Aunque el acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur fue negociado y está listo para ser firmado, ahora son necesarias más rondas de negociación para su pronta conclusión. Alemania también declaró recientemente que «en primer lugar, deben aclararse algunas cuestiones sobre Brasil».

El trato con Brasil y su difícil presidente sigue siendo complicado tanto para los europeos como para la nueva administración Biden en Estados Unidos. A pesar de todas las críticas justificadas, siempre se debe tener en cuenta que Brasil ha sido un socio confiable durante muchos años y debería permanecer involucrado en los foros internacionales. Brasil juega un papel central tanto en la mejora de las relaciones económicas con América del Sur como en cuestiones ambientales. Si la UE y los Estados Unidos se decidieran por una mayor protección climática y consecuencias económicas contra Brasil, cada vez más aislado en este tema, esto podría llevar a la mayor economía de América Latina a los brazos de China.

Conclusiones y panorama

Con sus declaraciones científicamente insostenibles y a menudo inquietantes sobre el tema del covid-19, Bolsonaro profundizó la división del país, y Brasil está lejos de controlar la pandemia. Aparte de la reforma del sistema de pensiones y seguridad social, es difícil identificar logros gubernamentales significativos. Brasil podría tener por delante en 2021 tiempos muy difíciles tanto en términos de política de salud como económicos. La disputa con el gobernador Doria en San Pablo y las discusiones sobre la elección de nuevos presidentes del Senado y la Cámara de Representantes dejan en claro que la próxima campaña electoral presidencial básicamente ya ha comenzado y que Bolsonaro hará todo lo posible para asegurar su reelección.

Publicado el 20 de enero de 2021 en la página web de la Fundación Konrad Adenauer, oficina Brasil.
Traducción: Manfred Steffen

Anja Czymmeck y Kevin Oswald

Anja Czymmeck y Kevin Oswald

Anja Czymmeck. Directora de la oficina en Brasil de la Fundación Konrad-Adenauer (KAS) desde el 1 de agosto de 2019. Fue consultora de la KAS para los países andinos, en el Equipo de América Latina y en el Equipo de Europa para Europa Occidental y los países nórdicos ::: Kevin Oswald. Trainee en la oficina de KAS en Brasil.

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