Hace 23 años el Partido Conservador colombiano no logra retomar el gobierno del país. Su último representante fue el expresidente Andrés Pastrana (1998-2002).
Ante las elecciones presidenciales de 2026, y llegando al final del primer gobierno de izquierda en Colombia, el 8 de marzo de 2026 habrá una consulta interpartidista entre partidos de derecha y oposición al presidente, Gustavo Petro.
El Partido Conservador tiene hasta el momento cinco candidaturas: Carlos Felipe Córdoba, excontralor general de la República, Efraín Cepeda, expresidente del Congreso y hace una semana presidente del Partido Conservador, Rubén Darío Lizarralde, exministro de Agricultura, Juana Carolina Londoño, representante a la Cámara, y Carlos Alfonso Velásquez, coronel retirado. Aunque ninguno de ellos tiene una posición relevante en las encuestas de opinión pública.
En entrevista con Diálogo Político, Nadia Blel, senadora y expresidenta del partido, reconoce el debilitamiento de la centroderecha, en parte por perder el vínculo ciudadano. Cree que tener varias candidaturas posiciona al Partido Conservador como “atractivo” pero también reconoce la posibilidad de resignar a las candidaturas propias y unificar la oposición para enfrentar el bloque izquierdista del Pacto Histórico.
Lecciones de ser oposición
En 2022, el Partido Conservador inició el periodo presidencial de Gustavo Petro como un aliado del gobierno. No fue el único partido alejado ideológicamente que tomó esta posición. ¿Cómo fue posible que sectores tan diferentes hicieran parte de una misma coalición?
—En ese momento, ante la amenaza que existía en el país —de un gobierno totalmente diferente, pero también que logró una votación nunca antes vista— el Partido Conservador y otras fuerzas también vieron la necesidad de entender qué querían los colombianos en ese momento. Buscaban un cambio o darle una oportunidad a algo distinto, que ellos prácticamente desconocían. Por parte de los partidos políticos se pensó en la posibilidad de poder construir, no de hacer una oposición férrea, ante la incertidumbre frente a un gobierno de izquierda.
La directiva del partido pensó que era necesario estar cerca del gobierno para tratar de hacer un contrapeso o ser parte en la construcción de esas nuevas políticas a las cuales nos enfrentaríamos. Sin embargo, a medida que transcurrió el tiempo nos dimos cuenta de que éramos demasiado distintos. No compartíamos nuestros principios ni ideales. No podíamos ser parte de una estrategia que buscaba atentar contra nuestra democracia, libertades e instituciones. Y por eso desde el partido nos hicimos a un lado.
De cara a las elecciones de 2026, ¿qué lecciones dejó el intento de hacer una coalición desde el distanciamiento ideológico?
—Creo que siempre es bueno pensar en unidad. A pesar de que en ese momento esa estrategia no funcionó, hoy los colombianos nos piden precisamente que estemos unidos, pero que estemos unidos quienes somos afines. Sabemos que hay diferencias, que no somos todos iguales, pero en el fondo todos somos defensores de la democracia, de la libertad, del orden. Entonces sí es importante estar unidos para defender a aquello que nos hace fuerte, nuestros principios. Que no haya funcionado en ese momento, no significa que no pueda funcionar ahora cuando el país nos exige unidad en la defensa de las instituciones.
¿Cuál es la mejor estrategia para enfrentar a la izquierda y su pacto histórico?
—Creo que no hay una receta perfecta para enfrentarlo y si la existiera creo que ya en América Latina y en otros países lo hubiéramos hecho. Foros como este (Foro América Libre) nos permiten escuchar qué ha pasado en otras regiones o en otros países para saber cómo afrontar estos grandes desafíos.
Que tengamos un gobierno de izquierda en Colombia nos da la oportunidad —y un desafío— de reevaluar lo que hicimos mal en el pasado y mejorarlo con aras de cambiar para el futuro. Por ejemplo, ellos son muy buenos en materia de comunicaciones y nosotros en la derecha fallamos en eso, porque a veces no sabemos o porque venimos de tradiciones con lenguajes y formas que no nos permiten llegar a la ciudadanía. Ellos son muy hábiles en llegar al ciudadano a pie, al particular, a conocer sus necesidades. Los partidos de centroderecha, y todavía lo seguimos haciendo, le hemos dado la espalda a los ciudadanos. Hacemos a veces foros o encuentros para nosotros, que hacemos parte del partido, pero en realidad no damos apertura para que el colombiano de a pie sea parte también de esas decisiones importantes que tomamos.

Repensar la derecha
¿Es más elitista la derecha?
Yo creo que en algún momento sí, llegamos a serlo.
Pero, conceptualmente, desde sus valores.
—Desde sus valores, siento que no. Hoy en día valores como la familia, el orden, la libertad, están más vigentes que nunca. Sin embargo, sí creo que nosotros como partido político le hemos dado la espalda a los ciudadanos. Y es necesario que volvamos a nuestras raíces, especialmente nosotros que hacemos parte de un partido que es de región.
Por eso, desde que llegué a la presidencia del partido, he decidido que este no es un partido de escritorios. No podemos estar encerrados en una oficina en Bogotá. Tenemos que estar en el territorio donde está nuestra gente, donde está nuestra militancia, escucharlos. Porque, en la medida que podamos tener esa relación con los ciudadanos, sabemos hacia dónde vamos y hacia dónde tenemos que apuntar. Y en eso la izquierda es muy hábil, sobre todo con los estudiantes. Los partidos de centroderecha le dimos la espalda a la educación y ellos se han apoderado precisamente de nuestras instituciones y han sabido llegarle a los jóvenes. Ahí nosotros también tuvimos una falencia y debemos recuperar ese camino para que nuestros jóvenes puedan crecer con esos principios que hoy están más vigentes que nunca.
¿Qué significa el concepto conservador hoy? ¿Qué hay que conservar?
—Vale la pena conservar la familia, el orden, nuestra democracia y sobre todo vale la pena conservar la libertad. Los regímenes de izquierda, los totalitaristas, los autoritaristas, lo primero que hacen es robarnos eso, la libertad de elegir, de ser como cada uno quiere ser.
Por ejemplo en Colombia han tratado de impulsar tres grandes reformas: una reforma laboral, una reforma pensional, una reforma a la salud. Y en esas tres reformas se está coartando la libertad. En el régimen de salud, ya no te van a permitir escoger a qué médico o a qué hospital quieres ir, sino que te van a decir a dónde tienes que ir. En el régimen pensional, te van a decir a dónde vas a tener que cotizar tu pensión. Y en régimen laboral, no te van a dar un abanico de posibilidades para poder elegir cómo quieres trabajar. Eso es lo primero que atacan y es lo primero que nosotros tenemos que tratar de conservar: nuestras libertades.
El Partido Conservador no gobierna Colombia hace 23 años. Sin embargo, aún mantiene poder territorial. ¿Pero por qué tienen dificultad de volver al poder nacional?
—De pronto en algún momento nos supimos a hacer la lectura del país. Hoy tenemos candidatos conservadores, hombres y mujeres, que quieren llegar al poder bajo la tolda conservadora. Pero es importante a veces dejar el orgullo de lado y mirar qué es lo que más conviene al país. En estos momentos el partido obviamente está decidiendo a través de un proceso interno quién va a ser ese candidato conservador. Pero, cuando llegue el momento, tenemos que tener la grandeza de decir si va a ser nuestro candidato o si va a ser otro que nos permita en unidad poder gobernar y que los principios y la ideología de centroderecha puedan materializarse.
¿Te referís a la junta interpartidista del año 8 de marzo? ¿Es en esa instancia en la que se podría habilitar una alianza entre partidos de derecha?
—Así es. Y creo que lo necesitamos. Estamos en un momento en el que no hay un camino intermedio. Hay extremos: la extrema derecha y la extrema izquierda. Pero ninguna de las dos va a tener la fuerza de poder ganar las elecciones. Y ahí nosotros tenemos que ser inteligentes para construir y hacer alianzas con quienes sean similares a nosotros. Tenemos que tener la grandeza para formar esa unidad y pensar en lo que más le conviene al país.
¿Los conservadores avanzarían con la extrema derecha en ese caso?
—Coincidimos en muchas cosas. En su momento, luego de un proceso interno, nosotros podemos sobre todo llegar a esa alianza pensando siempre en lo que sea más conveniente para nuestro partido, para nuestra militancia y para lo que necesitan los colombianos.
Conflictos locales
¿Cómo se paran los conservadores ante el proceso judicial contra el expresidente Álvaro Uribe?
—Somos respetuosos de las instituciones y del proceso, pero rodeamos a la figura del presidente Uribe y a su familia en estos momentos. Así lo hemos hecho, no solamente desde el Partido Conservador, pero particularmente cada uno de los congresistas que integran nuestra bancada, porque coincidimos con él en muchos aspectos. Hemos dado grandes batallas juntos en la defensa de nuestras instituciones, de la democracia, de la libertad y esperamos que su proceso tenga la oportunidad de defenderse en equidad, en transparencia y sobre todo en legalidad.
¿Qué consecuencias puede tener la posición internacional de Petro al levantar la bandera palestina, en los conflictos con Estados Unidos, el alejamiento de la OTAN?
—Mira, yo siempre he dicho que Petro siempre y los gobiernos de izquierda siempre necesitan un enemigo y cuando no es el congreso de la república él trata de buscar esos enemigos afuera, en la comunidad internacional y hoy lo está haciendo, por ejemplo con el tema de Estados Unidos. Yo creo que Estados Unidos ha sido incluso generoso, pero sobre todo ha honrado esa trayectoria de relaciones bilaterales que hemos tenido con ellos a lo largo de muchísimos años. Estados Unidos es el primer socio comercial de Colombia y por lo menos ahorita tenemos algunas sanciones y eso, pero en realidad ellos han sido generosos con nosotros, han sido respetuosos honrando esa gran historia, a pesar de las afrentas de las ofensas del presidente.
El presidente está buscando un enemigo, sobre todo, y esto es muy peligroso, para despertar el sentimiento nacionalista, el patriotismo entre los colombianos, con el fin de minar un camino o de allanar un camino para ganar las elecciones el próximo año. Entonces, en este momento es muy importante que nosotros no caigamos en ese juego.

