¿Cuál es el poder de la cultura en el ámbito internacional?

Los autores Nathalie Peter y Facundo de Almeida analizan a la cultura como un activo estratégico global para los Estados en su nuevo libro.

Por: Nathalie Peter30 Dic, 2025
Lectura: 6 min.
¿Cuál es el poder de la cultura en el ámbito internacional?
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Nathalie Peter, coautora de El poder de la cultura, comparte un resumen de su libro con Diálogo Político.

En un mundo interdependiente y digital, la cultura se ha convertido en un recurso estratégico para la inserción internacional. La internacionalización cultural implica mucho más que exportar bienes: supone proyectar artistas, obras y contenidos en circuitos globales, generar alianzas y ampliar audiencias. En paralelo, la diplomacia cultural permite a los Estados transmitir identidad, valores e imagen, fortalecer vínculos y ejercer soft power. Desde un enfoque estratégico, varios países han logrado combinar la diplomacia cultural con una efectiva internacionalización de su cultura, transformando sus productos culturales en una fuente significativa de ingresos y crecimiento económico.

Luego de un profundo análisis teórico, concluimos que la cultura emerge como un componente fundamental en las principales corrientes de las relaciones internacionales. Incluso en los períodos históricos en los que predominaban las explicaciones basadas en factores de hard power, como la teoría realista, la cultura desempeñó un rol relevante. Por ello, más allá de la orientación teórica de los decisores, la cultura y el soft power son piezas esenciales de toda diplomacia que aspire a cumplir los objetivos nacionales y mejorar el posicionamiento internacional del país.

El poder de la cultura, de Nathalie Peter y Facundo de Almeida.

Soft power, hard power y el caso de Uruguay

El análisis empírico concluye que no existe una relación directa entre el hard power y el soft power: disponer de poder duro no reemplaza las estrategias de poder blando. Y la ausencia del primero no impide alcanzar un buen posicionamiento en el sistema internacional mediante el segundo.

Uruguay constituye un ejemplo paradigmático: a pesar de no contar con grandes recursos de poder duro, su producción cultural e intelectual le ha permitido proyectar influencia efectiva, alcanzando estos logros con apenas el 0,03% de la población mundial. El estudio estadístico realizado sobre 190 países reveló que únicamente 13 poseen el denominado poder duro. Para la mayoría de los Estados, no solo Uruguay, la única vía posible de posicionamiento en el sistema internacional es el poder blando. Esto subraya la relevancia estratégica de la diplomacia cultural. Incluso los países que concentran la mayor parte de los recursos de poder duro invierten en diplomacia cultural. Los logros derivados del poder coercitivo tienden a ser efímeros, mientras que el poder blando, aunque más lento de construir, ofrece resultados más duraderos.

Medición del impacto y construcción de imagen externa

Uno de los hallazgos más importantes es la existencia de métodos que permiten identificar qué factores culturales moldean la imagen externa de un país y medir el impacto de sus acciones. Evaluar percepciones internacionales es clave para conocer el estado del soft power, orientar la estrategia y priorizar destinos. La diplomacia cultural es medible, y su eficacia depende de decisiones basadas en evidencia.

El estudio estadístico de percepciones sobre Uruguay permitió proponer acciones concretas para cada dimensión e indicador del Global Soft Power Index (GSPI), directamente vinculadas con la cultura y adaptadas a distintos destinos. Este enfoque es replicable para cualquier país y demuestra que conocer cómo se es percibido en cada mercado permite elegir con mayor precisión qué contenidos promover y dónde concentrar esfuerzos.

Manual para la internacionalización cultural

Una estrategia cultural solo funciona si define con precisión qué mensaje transmitir, a quién dirigirlo y qué objetivo persigue. Las tecnologías digitales han transformado radicalmente la circulación de contenidos, globalizando audiencias y demandando enfoques específicos. Un contenido puede tener éxito comercial y, aun así, aportar poco a los objetivos diplomáticos si no está alineado con ellos.

El libro ofrece una guía práctica para diseñar proyectos culturales internacionales. Destaca la importancia de estructurar proyectos con una visión integral: una idea clara, un análisis profundo de públicos objetivos, una estrategia de comunicación efectiva y herramientas digitales que potencien la difusión. La sostenibilidad de los proyectos depende en gran medida de estos elementos.

La internacionalización cultural requiere recursos. La combinación de fondos públicos, inversión privada, patrocinios y mecanismos innovadores como el crowdfunding es clave para sostener proyectos. Diversificar las fuentes de ingreso es esencial. A ello se suma la creciente relevancia de la propiedad intelectual en un entorno digital: garantizar los derechos de autor y gestionar adecuadamente los activos culturales es fundamental. Las agencias de gestión y los marcos normativos internacionales juegan un rol decisivo en la protección y monetización de la creatividad.

Como sintetizó el filósofo Alfred North Whitehead (1949), la proyección cultural exige ofrecer algo comprensible, algo distinto y algo admirable. Esa fórmula sigue siendo la base de una acción cultural exterior efectiva: “Los hombres requieren de sus vecinos algo suficientemente afín para ser comprendidos, algo suficientemente diferente para provocar atención y algo suficientemente grande para producir admiración”.

Aportes y aspiraciones del libro

Dirigido a gestores culturales, artistas, diplomáticos, docentes, estudiantes y todas las personas interesadas en el estudio y la práctica de la internacionalización de la cultura y la diplomacia cultural, el libro plantea que la cultura debe considerarse una herramienta central de la política exterior.

Diferencia conceptual y operativamente la Internacionalización de la Cultura de la Diplomacia Cultural. Combina teoría y práctica para ofrecer una visión operativa, desde los fundamentos hasta los instrumentos concretos, integrando diversas escuelas de pensamiento —realismo, idealismo, soft power e interdependencia compleja— para comprender el rol estratégico de la cultura en las relaciones internacionales. Presenta, además, a la cultura como motor económico a través de su contribución a las exportaciones, las inversiones, el turismo, el empleo y la marca país. Asimismo, aporta una metodología para el diseño de estrategias de Diplomacia Cultural, incluyendo criterios para la selección de contenidos y destinos, así como un enfoque de evaluación que incorpora herramientas como rankings de soft power, indicadores de comportamiento, reputación e influencia, demostrando que es posible medir el impacto de la diplomacia cultural.

Destaca también el entorno digital como espacio central de proyección cultural, reivindica la profesionalización de la gestión cultural internacional y ofrece instrumentos para la elaboración de proyectos culturales internacionales. Finalmente, advierte sobre la necesidad de una coordinación estratégica ante la creciente multiplicación de actores culturales no estatales.

Ficha

Autores: Nathalie Peter y Facundo de Almeida.

Editorial: Taurus

ISBN: 9789915697772

Nº de páginas: 288

Publicación: 2025

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Nathalie Peter

Nathalie Peter

Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de la República (Uruguay) y posgraduada en artes, derecho e idiomas por la Université de la Sorbonne (Francia). Diplomática y actualmente en Estados Unidos, misión diplomática en la que se desempeña como Ministra Consejera, a cargo del Departamento Económico-Comercial.

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