La presidencia pro tempore de Uruguay busca revitalizar una de las discusiones más recurrentes en el bloque: la posibilidad de concretar un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y China. Esta iniciativa, que recurrentemente aparece sobre la mesa de discusión, genera tanto entusiasmo como escepticismo. Por un lado, se presenta como una oportunidad estratégica para estrechar lazos con un socio clave para los países de la región. Por el otro, despierta temores sobre una potencial profundización de la desindustrialización y la reprimarización de las economías sudamericanas. No obstante, el acercamiento a China plantea interrogantes que no solo son de carácter comercial, sino también político.
Mientras los miembros del Mercosur parecen haber encontrado un tímido consenso para encauzar las negociaciones, uno de los socios fundadores mantiene una particularidad única que desafía al bloque. Paraguay es uno de los pocos países del mundo que no reconoce diplomáticamente a la República Popular China (RPC). Esto le impide entablar relaciones formales con la potencia económica. Esta singularidad introduce una variable adicional en la búsqueda de un acuerdo regional.
Triángulo Paraguay, Taiwán y China
Desde 1957, Paraguay mantiene relaciones diplomáticas con la República de China (Taiwán). Aunque nunca estableció en su historia relaciones formales con la República Popular China (PRC). El último miembro del Mercosur en cambiar el reconocimiento había sido Uruguay en 1988. Incentivó la posibilidad de ampliar el comercio con un mercado prometedor, aunque aún no potencia. Hasta el día de hoy, Paraguay no tiene ningún vínculo formal con la RPC e incluso carece de oficinas comerciales o culturales en ese territorio. No obstante, eso no significa que no haya comercio.
China es el principal proveedor de Paraguay, con un intercambio que supera los 4.330 millones de dólares en importaciones. Asimismo, una parte considerable de las exportaciones paraguayas tienen como destino final China. Aunque la mayor parte es realizada por medio de triangulaciones comerciales a través de los países vecinos. Esto se debe a las barreras que impone China a los productos de naciones aliadas a Taiwán. Esta situación torna difícil dimensionar el flujo de comercio oficial entre Paraguay y China. En la actualidad tiene un carácter sumamente deficitario para el país sudamericano.
Tensiones y presiones
El gobierno paraguayo ha denunciado en numerosas ocasiones la existencia de motivaciones políticas que limitan unilateralmente el comercio. Desde la incorporación de la República Popular China y de Taiwán a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 (con solo 24 horas de diferencia), las relaciones comerciales de estos actores se rigen bajo las reglas y principios del sistema multilateral. Esto significa que, en principio, no existen barreras normativas que impidan los intercambios comerciales, haya o no reconocimiento diplomático. Sin embargo, la estrategia de la RPC hacia los aliados de Taiwán es clara: si estos países no cambian su reconocimiento a favor de China, no obtendrán acceso irrestricto a su atractivo mercado ni a sus inversiones.
La decisión de limitar el acceso directo a su mercado es una jugada deliberada de Beijing. De hecho, una de sus cartas más fuertes en la negociación. Al obstaculizar el ingreso de productos provenientes de países aliados a Taiwán, la RPC apuesta a que la presión de los sectores económicos internos de esos países genere la necesidad de abrir el debate sobre el cambio de reconocimiento diplomático. Beijing no pierde en términos comerciales ya que, al no haber restricciones normativas, sus productos sí ingresan a esos mercados. Por el contrario, los países aliados de Taipei deben asumir mayores costos logísticos. Están obligados a triangular su producción o deslocalizar sus industrias a países vecinos. En última instancia, el costo recae en el país aliado a Taiwán, mientras que China espera que los cuestionamientos internos pesen a su favor.
Paraguay, China y Mercosur
Frente a este escenario marcado por dificultades en el comercio directo con China, las negociaciones a nivel del Mercosur le ofrecen a Paraguay la oportunidad estratégica de acceder a ese mercado como parte de un bloque. En diversas ocasiones, los mandatarios paraguayos han expresado su disposición a acceder a un acuerdo con la potencia asiática en el marco del Mercosur. No obstante, Paraguay mantiene una única condición: que el acuerdo no esté supeditado a un cambio en su reconocimiento diplomático hacia Taiwán.
Taipei, por su parte, ha optado por no oponerse a que sus aliados busquen nuevas opciones comerciales con China. Ante la inmensa diferencia de sus economías, el oponerse es una batalla perdida. Sin embargo, la posición de la RPC es mucho menos flexible respecto a este punto. Para Beijing, el cumplimiento del principio de Una sola China es un requisito indispensable para acceder a su mercado y sus inversiones. Su política conlleva la condición de no reconocer a Taiwán de manera oficial.
Bajo estas condiciones, la reapertura de negociaciones entre China y el Mercosur supone un desafío formidable. Paraguay se muestra dispuesto a avanzar en lo económico, pero firme en su postura política. En este contexto, será China quien decida cuál es su prioridad principal. Si el interés comercial prevalece, Beijing podría estar dispuesta a flexibilizar su posición y sacrificar un mecanismo clave de presión diplomática en favor de un acuerdo con el bloque regional. Sin embargo, si la cuestión de Taiwán sigue siendo su máxima prioridad, como parece serlo, es poco probable que acepte los términos de Paraguay tal como están planteados.
En ese caso, China podría recurrir a los otros miembros del Mercosur para ejercer presión sobre Paraguay, una estrategia que ya utilizó en negociaciones anteriores hace dos décadas atrás. Si esto no resulta efectivo, es probable que Beijing opte por desistir del acuerdo con el Mercosur, prefiriendo mantener el statu quo de los intercambios bilaterales actuales, en los que la RPC conserva su ventaja estratégica.
Intereses delicados
En definitiva, el rol de Paraguay en las negociaciones entre China y el Mercosur es tanto central como delicado. Su interés en acceder al mercado chino choca con su lealtad diplomática hacia Taiwán, lo que sitúa al país en un equilibrio entre sus principios políticos y sus ambiciones económicas. Si bien las oportunidades comerciales son innegables, la inflexibilidad de Beijing respecto al reconocimiento de Taiwán plantea un dilema para el país sudamericano.
El desenlace dependerá de si China está dispuesta a priorizar los intereses comerciales por encima de su política exterior, o si el Mercosur puede encontrar una fórmula que permita a Paraguay mantener su posición sin bloquear un acuerdo beneficioso para el bloque. De no alcanzarse un consenso, Paraguay podría enfrentar crecientes presiones internas y externas para reconsiderar su postura. El éxito de las negociaciones dependerá de la habilidad de los demás miembros del Mercosur para actuar como intermediarios y de la disposición de China a ceder en sus exigencias diplomáticas. Si esto no ocurre, es probable que Paraguay tenga que decidir entre mantenerse fiel a sus principios o adaptarse a la presión comercial y política del bloque regional.