Este fin de semana es el Super Bowl. Mientras millones de latinoamericanos van a vibrar con el partido mismo o el famoso half-time-show, vale la pena preguntarse qué puede aprender la política de este emblemático evento y del deporte que lo fundamenta.
Cuando los San Francisco 49ers («los cuarenta y nueves») y los Kansas City Chiefs juegan el último partido de la temporada de la National Football League (NFL), millones de latinoamericanos estarán conectados vía pantalla. Para quienes somos seguidores de este deporte y de la política de la región hay un par de paralelas que saltan a la vista. Es más, incluso existen aspectos en los cuales la política puede y debería aprender del futbol americano. Algunos de ellos se describirán a continuación.
El game plan lo es todo
El futbol americano es un deporte en el que cabe muy poco espacio para la improvisación. Cada jugada, cada movimiento está planificado previamente. Las jugadas son estudiadas y diseñadas, y ajustadas, considerando las debilidades y fortalezas del rival. Juntos forman el game plan, el plan táctico del partido. En él, un elemento fundamental es el manejo del tiempo. Sin un buen game plan no se gana ningún partido.
En la política sobran los ejemplos de políticos que llegan a ocupar puestos de poder sin plan alguno sobre cómo gobernar. No tienen diseñadas medidas adecuadas ni un plan general de qué hacer con el país. El resultado es confusión, debilidad y desgobierno. A diferencia del futbol americano, donde cada error se nota dolorosamente en la pérdida de yardas, la política siempre tiene el recurso de esconder errores mediante una comunicación efectiva. No obstante, como a largo plazo no se puede tapar el sol con un dedo, esto provoca frustración en la población. Un buen game plan que determine qué medida se toma cuándo, que maneje bien los tiempos y sepa a qué meta se quiere llegar, es una parte fundamental de un buen gobierno. Los ciudadanos sentirán que les han llevado adelante.
Tareas específicas para cada jugador
El futbol americano de algún modo combina elementos de ajedrez con elementos de una batalla. Según Franklin D. Roosevelt, no hay ningún deporte que se acerque tanto a una guerra como el futbol americano. Cada jugador tiene su rol específico en el campo de batalla. Los pateadores patean, los bloqueadores bloquean, los corredores corren, los receptores reciben y el mariscal del campo reparte las pelotas. Un buen corredor puede ser un mal bloqueador y un mariscal de campo normalmente no sabe patear. Para que el equipo funcione, se necesitan todas estas especialidades. Si no, no se alcanzará el éxito.
En la política, una habilidad clave de cada líder es la de encontrar las personas apropiadas para las tareas concretas. Esto empieza en la campaña electoral, que requiere un abanico de especialidades, y continúa en la conformación del gabinete de gobierno. Es clave que un dirigente político tenga cualidades de liderazgo, así como que un redactor debe tenerlas en la redacción y un experto en medios sociales sea realmente experto. Es clave que se distribuyan estas tareas de manera clara. Y, como en el futbol americano, la calidad del líder político es clave, pero solo puede tener éxito con un equipo que lo sostenga.

Se necesita ofensiva y defensiva
En el futbol americano cada equipo tiene dos principales grupos de jugadores: la ofensiva y la defensa. No existe jugador que juegue en ambos sectores. La ofensiva y la defensa tienen entrenadores propios y planes distintos. Para ganar partidos, ambas partes tienen que funcionar. La defensa estudia previamente las capacidades ofensivas del equipo contrario para ver con qué tipo de jugadas puede neutralizarlo y viceversa.
Ofensiva y defensa son disciplinas de cada fuerza política. Es importante mantener un equilibrio entre ambas. Un líder tiene que saber atacar al oponente, pero también defenderse de sus ataques, y encontrar la medida justa entre ambas disciplinas. Es muy importante es que ambas disciplinas ocurran dentro de las reglas. Agresividad excesiva o burlarse del opositor (el famoso taunting en el futbol americano) puede llevar al ciudadano a identificarse con el agredido. Por otro lado, una actitud pasiva puede llevar a que uno sea arrastrado por el opositor.
La importancia del momentum
El futbol americano es un deporte muy psicológico, en el cual el momentum juega un rol preponderante. Cuando un equipo empieza a lograr varias buenas jugadas, es muy posible que entre en una racha que le lleve a cosechar muchos puntos. Generar momentum es tan importante como frenar el del oponente.
El momentum es un aspecto que no puede ser sobreestimado en cada campaña. Hay campañas bien plantadas que terminan hundiéndose porque dicho momentum les juega en contra. Puede ser causado por factores externos, como eventos políticos que conectan con los discursos políticos de uno u otro candidato, pero también por jugadas magistrales dentro de la campaña. Una vez que se produce un momentum favorable, una campaña debe hacer todo para mantenerlo, ya que muchas veces esto puede expresarse en una subida en las encuestas.
La política es una actividad altamente competitiva, que exige estrategia y liderazgo. Seguramente el Superbowl nos permita sacar valiosas enseñanzas.