¿La juventud cree en la política? Desafección representativa en Latinoamérica

¿La juventud cree en la política? Desafección representativa en Latinoamérica

El texto siguiente obtuvo una mención especial en la cuarta edición del concurso de artículos breves «¿Cuál es el rol actual de los jóvenes en la construcción de partidos políticos modernos en Latinoamérica?» organizado por Diálogo Político.

Por: Fabricio Guerrero Vélez11 Jun, 2021
Lectura: 11 min.
¿La juventud cree en la política? Desafección representativa en Latinoamérica
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El texto siguiente obtuvo una mención especial en la cuarta edición del concurso de artículos breves «¿Cuál es el rol actual de los jóvenes en la construcción de partidos políticos modernos en Latinoamérica?» organizado por Diálogo Político.

La falta de representatividad y confianza en los partidos se ve reflejada en la participación política de jóvenes. Esto plantea preguntas respecto a la legitimidad y al funcionamiento de la institucionalidad democrática.

«La desafección representativa constituye un indicador de que un sistema político determinado está fallando, precisamente, en cumplir con su función representativa» (Monsiváis, 2017, p. 4). El futuro de los partidos políticos en la región resulta incierto y la crisis de estos se hace presente al no poder adaptarse a las demandas sociales actuales. Su supervivencia tambalea por la falta de participación política (especialmente de los jóvenes) y la desconfianza que se les tiene a los políticos. Con un 53  % de la población de América Latina desafectada con la representación de su gobierno, una creciente percepción de desigualdad y una baja participación política, ¿aún se podría decir que la región goza de una democracia representativa e igualitaria? ¿Existe una verdadera representación?

La participación ciudadana se toma como un factor elemental para un sistema democrático. Si este cuenta con un apoyo menor al 50 %, resulta importante el estudio de la crisis de partidos y la desafección representativa, dado que deja en tela de duda si existe una verdadera representatividad. Sin la participación de jóvenes, mujeres y miembros de la comunidad LGBT no existirá una reivindicación política en la región, haciendo imposible la adaptación de los partidos a las demandas sociales.

El futuro de la gobernabilidad democrática depende de que los partidos políticos empiecen abrir más espacios de toma de decisiones para que estos grupos mencionados puedan participar en el desarrollo de políticas públicas funcionales y, consecuentemente, se recupere la confianza del ciudadano. Este nuevo escenario político necesita alejarse de la idea del hombre de las soluciones y empezar a obtener mayor madurez electoral.

¿Por qué no hay participación? ¿Cuál es la razón de la desafección representativa?

La desafección representativa radica de los antecedentes democráticos del país, las estructuras de división predominantes en la sociedad, normativas electorales y la institucionalización del sistema de partidos (Monsiváis, 2017). Según el Latinobarómetro de la Américas (2018), la confianza hacia los partidos presenta una baja histórica dado que la percepción de que los intereses de unos pocos son los que mandan se ha visto incrementada consecutivamente. ¿Por qué?

La arena política sirve para la construcción de objetivos en común. Sin la participación de grupos como la comunidad LGBT no se podrían construir políticas públicas que abarquen sus intereses. La actividad política es necesaria, pero esta se ve mermada por factores como la discriminación, la violencia y la desconfianza.

¿Cómo se manifiestan? En primer lugar, la violencia hacia la mujer no es algo raro, dado que está presente tanto en el ámbito privado como el público. Latinoamérica tiene una histórica deuda con la mujer en lo que concierne a representación. Es preocupante que este fenómeno persista aun cuando los gobiernos promulgan la paridad y la participación de la mujer en cargos de decisión. La paridad seguirá siendo un reto para el futuro de los partidos políticos a nivel regional, en razón de que la violencia de género tomó «relevancia en el escenario político electoral exacerbando el ejercicio de prácticas que intentan perpetrar la política como un espacio reservado para los hombres» (Albaine, 2011, p. 17).

Discriminación

En segundo lugar, respecto a la discriminación, en el caso paraguayo no existe el debate sobre la discriminación hacia homosexuales, lesbianas, bisexuales o transexuales, en razón que ni si quiera aceptan que exista el problema. Es inverosímil pensar que se puede hablar de representatividad en un escenario donde no existen organizaciones civiles que defiendan sus objetivos, tampoco espacio para el debate o reconocimiento de su discriminación.

Por último, el joven apolítico no confía en quienes se supone que debe representarlos. Es decir que no estamos frente una generación apartidista sino apolítica, y hoy en día son un gran porcentaje del padrón electoral. De hecho, las instituciones democráticas con menor índice de confianza ciudadana en la región son el gobierno, el Congreso y los partidos políticos. Los apolíticos son considerados marginales a la política y, en cuanto al desarrollo de políticas basadas en las necesidades de este sector, generalmente tienden a ser postergadas justamente por la calidad de marginados y la poca acción de respuesta. Diferenciándose de los apartidistas, los apolíticos no mantienen una participación activa y pendiente de la gestión del gobierno, por ende, se infiere que el individuo apolítico tiende a estar menos informado a la hora de votar. Se cree que el apoliticismo

representa una alerta para la democracia y un indicativo de inestabilidad.

Jóvenes apolíticos

Es importante diferenciar el apoliticismo del apartidismo. El apartidista, a pesar de que no le agrada ningún partido político, se mantiene informado frente lo que pasa dentro del escenario político. Hay que deshacerse de la idea de que el joven es egoísta por su apoliticismo; mas bien, es necesario verlo como autónomo. Temas como el ambiente, la contaminación y los derechos humanos son de interés aun para un joven apolítico. La diferencia en cuanto a sus predecesores radica en que el joven utiliza medios alternativos ajenos a la política para luchar por esos temas de interés. Podemos inferir que, en razón de la falta de representatividad, el joven opta por otro medio (basado en su percepción) para hacer cumplir sus intereses.

La región se ha caracterizado por la desigualdad y la corrupción. En las últimas décadas se han presentado una serie de reivindicaciones y demandas sociales como el matrimonio igualitario, el aborto legal o el derecho de la naturaleza. Estas reivindicaciones no serían posibles sin la participación ciudadana y las ideas nuevas de los jóvenes dentro de los partidos. Por ende, no se puede tener una democracia representativa sin la garantía de que estos grupos mencionados tengan un espacio seguro y participativo en el escenario político. Caso contrario, fenómenos como el apoliticismo y desapego representativo seguirán siendo palpables dada una falta de incorporación de intereses de la sociedad, un debilitamiento partidista y un común sentimiento de frustración.

El desapego representativo y la frustración

A más desconfianza, mayor será el sentimiento de que no se representan los intereses de todos. Para explicar las consecuencias de la falta de participación y desconfianza de los sectores mencionados es necesario discutir la ola de protestas en la región en vista de una ausencia de respuesta ante demandas sociales. Tan solo en 2019 tuvieron lugar protestas violentas en Ecuador por el retiro de los subsidios a los combustibles, en Chile por la desigualdad, en Bolivia por un «fraude» en sus últimas elecciones presidenciales, en Haití por la falta de agua, comida y combustibles. Resulta necesario usar la teoría de la frustración-agresión de Berkowitz (1962), que sostiene que «la agresión es la respuesta que sigue a la frustración».

En 2020, en Latinoamérica, con la pandemia la situación solo se agravó, al visibilizarse más la negligencia y los actos de corrupción. Los procesos de vacunación y la falta de transparencia de estos únicamente han fortalecido el rechazo hacia los políticos. Aun con el miedo producido por el contagio, se dieron protestas. Lo preocupante de este fenómeno es que no distingue gobiernos de izquierda o de derecha en el continente, es decir, no es un problema ideológico. La desconfianza hacia los partidos políticos y el descontento hacia los políticos son considerados catalizados de un sentimiento en común de frustración. Una de las pruebas de ello resulta de que la sociedad no percibe un crecimiento o transparencia en el gobierno, debido al desacelerado crecimiento del PIB en la región.

Restricciones actuales

Analistas como Verisk Maplecroft (2020) afirman que las restricciones de gobiernos como Chile y Ecuador en la presente pandemia únicamente se pueden comparar con «una tapa a la olla a presión de malestar social que comenzó a hervir el año pasado», aludiendo a la errónea idea de que los problemas del 2019 se habían resuelto, cuando la pandemia solo les había dado un respiro a los gobiernos de las olas de protestas. No es de extrañar que desde el 2017 y 2018 varios países de la región ya presentaban un declive en cuanto a la aprobación hacia su mandatario; los casos más alarmantes fueron Ecuador y Nicaragua con 20 y 44 puntos porcentuales, respectivamente.

La región se ha caracterizado por la desigualdad y la corrupción. En las últimas décadas se han presenciado una serie de reivindicaciones y demandas sociales, como el matrimonio igualitario, el aborto legal o el derecho de la naturaleza. Estas reivindicaciones no hubieran sido posibles sin la participación ciudadana, su confianza y las ideas nuevas de los jóvenes dentro de los partidos.

Para darles paso a más jóvenes es necesario despedirnos de los viejos personajes vistos como los hombres de soluciones, es decir, los caudillos.

En Latinoamérica hay varios ejemplos como Chávez, Correa, Maduro, Ortega, Kirchner o Humala. Todos ellos tuvieron la esperanza de los partidos que los apadrinaban sobre sus hombros. ¿Por qué? Toda la confianza de sus electores se concentraba en ellos. A este punto resulta obvio decir que la credibilidad es de suma importancia para la supervivencia de un partido.

Latinoamérica debe obtener madurez electoral y eliminar del escenario político al caudillismo, dado que estos personajes exprimen hasta el final esa confianza para permanecer lo más que pueden en el escenario político, debilitando la estabilidad de los partidos que depositan su supervivencia en ellos.

Conclusiones

Los jóvenes efectivamente desconfían de los partidos políticos. ¿Cómo culparlos? La corrupción se hizo presente aun en los momentos más críticos de la crisis sanitaria. Fenómenos como la desafección representativa son el resultado de la baja aprobación de los mandatarios, la poca participación del ciudadano, la desconfianza que este siente al no sentirse representado y la frustración.

Esto nos conduce a preguntarnos si en verdad estamos frente a una democracia representativa (o si alguna vez fue así) por el silencio que se perpetuó en temas sensibles en una sociedad tradicionalmente conservadora. Resulta imposible pretender que vivimos en una gobernabilidad democrática estable, si los jóvenes, mujeres y miembros LGBT no tienen un rol dentro de los partidos políticos. Recordemos que la misión de los partidos nace de la necesidad de representar los intereses del pueblo y su futuro depende de recuperar la confianza del ciudadano, no únicamente para que la participación de este sea activa, sino para que se integre en el desarrollo de las políticas públicas con la finalidad de garantizarles funcionalidad.

Hay que cambiar la perspectiva de los ciudadanos frente los partidos políticos con una reivindicación política que pueda satisfacer las demandas sociales de los marginales políticos, de aquellos que se han sentido ignorados y se han visto en el frente de las protestas violentas, de aquellas mujeres que fueron objeto de violencia como las lesbianas, gays y transexuales que vivieron la discriminación. Los jóvenes tenemos el compromiso de crear un escenario político libre de esta clase de prácticas, un escenario que garantice una verdadera representatividad.

Bibliografía

Albaine, L. (2011). Paridad de género y violencia política en América Latina. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. https://www.aacademica.org/000-093/388.pdf?view

CIDH. (2018). Avances y Desafíos hacia el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI en las Américas.

Corporación Latinobarómetro. (2018). Informe 2018. Santiago de Chile.

Monsiváis, A. (2017). La desafección representativa en América Latina. Ciudad de México: Andamios.

Pelegrín, A., Hernández, M., y De Los Fayos, G. (2008). Evolución teórica de un modelo explicativo de la agresión en el deporte (vol. 7). Universidad Camilo José Cela.

Posa, R. (2002). Análisis de la participación política de lesbianas y gays en Paraguay. Revista IIDH.


Notas:

Apolítico: ciudadano «ajeno a la política o que se desentiende de ella» (Diccionario de la RAE).

¿Cuáles son las características de un caudillo? «Su temeridad guerrera, sus habilidades organizativas, sus limitados escrúpulos, su capacidad para tomar decisiones drásticas, los convierten en los hombres del momento» (Castro, 2007, p. 13).

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Fabricio Guerrero Vélez

Fabricio Guerrero Vélez

Politólogo. Internacionalista. Columnista en «La Hora» de Ecuador. Presidente #JovenesCREO. Relacionador público en MGR.

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