A pesar de haber sido elegido por el partido correísta Alianza País, Moreno se convierte cada vez más en un presidente no partidista.

Presidente Lenín Moreno | Foto: Corte IDH, vía Flickr

Presidente Lenín Moreno | Foto: Corte IDH, vía Flickr

Consecuencias a nivel nacional

La ruptura abierta entre Moreno y Rafael Correa provocó una escisión en el partido gobernante Alianza País (AP). Seguidores importantes de Correa se fueron del partido y fundaron Revolución Alfarista, un nuevo grupo al que hasta ahora se le ha negado la inscripción como partido político. También la fracción parlamentaria de Alianza País, que había obtenido la mayoría absoluta (tenía 74 de los 137 diputados), se dividió en dos grupos, de los cuales el más numeroso apoya a Moreno. Sobre todo en los últimos seis meses, el vínculo entre AP y el gobierno se ha debilitado notoriamente, ya que Moreno ha otorgado muchos cargos en los ministerios a funcionarios que no tienen pasado en ese partido. A pesar de haber sido elegido como un claro candidato de AP, Moreno se convierte cada vez más en un presidente no partidista. De esta manera, el gobierno se ve constantemente frente al desafío de reunir mayorías parlamentarias para los proyectos de ley. En esto se ve enfrentado a la oposición democrática constructiva, formada por CREO, el partido del candidato derrotado Guillermo Lasso, y por el otro, por la oposición fundamental, que es ideológicamente contraria, formada por los seguidores de Correa. Al resto de las fracciones parlamentarias, que son bastante variadas, se las puede tomar como gobierno o como oposición solo en determinados casos.

La situación interna no resuelta de Alianza País provoca que sea muy improbable que el partido pueda tener candidatos unitarios y fuertes para las próximas elecciones regionales y comunales, a celebrarse en marzo de 2019. El grupo de seguidores de Correa solo puede proponer candidatos a través de listas de otros partidos, ya que ellos no conforman uno. Esto da a las fuerzas de la oposición democrática una gran oportunidad para ganar posiciones importantes en el gobierno regional y local y, por lo tanto, inclinar aún más la balanza política del país a su favor.

En un país marcado por el estilo autoritario y de confrontación del gobierno de Correa, el presidente Moreno gozó de una suerte de luna de miel de encuestas, en la que contó con una aprobación de hasta el 70 % de la población. Sin embargo, con el tiempo ha ido cayendo en la realidad política. Una de las razones más importantes de esto es que el país, con sus 17 millones de habitantes, no solamente sufre de una compleja situación económica y de deudas, sino también por la crisis migratoria venezolana. El desempleo es otro de los grandes problemas que salta a la vista en las encuestas, y es ocasionado en gran parte por las condiciones anteriormente mencionadas. El presidente sigue siendo criticado, más allá de su distanciamiento de Correa, por aún no tener ninguna estrategia clara frente a los graves problemas económicos y sociales del país. Aparte, con políticas de austeridad siempre es difícil obtener buenos resultados en las encuestas. Según una encuesta reciente de la empresa Click Report, Moreno tiene solo el 34,5 % de aprobación, el valor más bajo hasta ahora en todo su mandato. Queda por ver si esta tendencia a la baja de porcentaje puede detenerse con la dimisión forzada de su gabinete.

A pesar de esta debilidad actual del gobierno, los tiempos de polarización de Correa parecen estar más lejos en el tiempo y no hace tan solo 18 meses. En la encuesta Click mencionada, más del 80 % afirmó que el diálogo debería ser la forma de resolver los problemas del país. Además, debido a la ausencia física de Correa (se encuentra en el exilio en Bélgica) y a pesar de su frenética actividad en Twitter, a las fuerzas del expresidente no le es posible crear una oposición verdadera dentro de Ecuador. A Correa se lo denuncia entre otras cosas por falsificación de presupuesto y corrupción. Aparte se lo acusa de planear el secuestro de un diputado de la oposición en el año 2012, lo que supone que, si el exmandatario pisara suelo ecuatoriano, sería inmediatamente detenido por la policía.

¿Una fase de transición democrática?

Según el expresidente demócrata-cristiano ecuatoriano Oswaldo Hurtado, el país vive actualmente un clima de libertad que no existió en los diez años de gobierno de Correa. A diferencia de lo que ocurría entonces, las organizaciones no gubernamentales, la prensa y la oposición política informan que pueden desarrollar sus actividades ampliamente sin restricciones ni molestias.

Repetidamente se utiliza la expresión fase de transición, en referencia al cambio de un estado autoritario a uno democrático. Esta idea se corresponde con la declaración de Juan Sebastián Roldán, el portavoz de Moreno, de que el presidente no aspira a la reelección, y le da a Moreno la libertad de dirigir el país sin tener que guiarse por intereses políticos directos.

Por otro lado, los desafíos de Ecuador son enormes: deudas, crisis de refugiados, desempleo, un aparato estatal todavía inflado y disparidades sociales. Existen además algunas disposiciones autoritarias, como la represiva ley de prensa del gobierno de Correa, que ha sido criticada internacionalmente y que desde el punto de vista formal aún está vigente. Si en un país acostumbrado al poder autoritario como Ecuador los problemas actuales siguen empeorando, Moreno corre peligro de ser tomado como un indeciso y un débil. No se debe descartar la opción de que se renueve el pedido por un hombre fuerte.

Los partidos políticos y la sociedad civil ecuatorianos tienen tiempo hasta las próximas elecciones ordinarias de 2021 para hacer uso decisivo de las libertades recuperadas y desarrollar una visión política que afiance firmemente la democracia y el pluralismo en la sociedad. Si esto tiene éxito, es posible que Ecuador sea el primer país que logre dejar atrás el socialismo del siglo XXI en el marco de sus instituciones democráticas y sin una grave situación de crisis, y que pueda volver a situarse firmemente en la alianza internacional de las democracias liberales. Sin importar qué tan difícil se le hace gobernar a Moreno debido a problemas políticos del día al día, esta oportunidad de Ecuador es, en gran parte, su logro.

 

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Traducción: Sofía Cerrillo y Aaron Lauterbach, practicantes en la KAS, oficina Montevideo.