Bolivia: ¿hacia dónde va la crisis política?

El elemento de similitudes ideológicas y del método del socialismo siglo XXI, que justamente se caracteriza por no respetar reglas […]
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4 Feb, 2020
Manifestaciones_en_Bolivia_2019_| Foto: Mandarina, vía WikiCommons

Articulo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El elemento de similitudes ideológicas y del método del socialismo siglo XXI, que justamente se caracteriza por no respetar reglas constitucionales y convenios internacionales, es la parte visible de este juego de tronos.

¿Qué era realmente el socialismo siglo XXI durante los 14 años que gobernó Evo Morales Ayma en Bolivia? Desde su renuncia el 10 de noviembre de 2019 y su huida dos días después en un avión oficial mexicano, el aparato del Movimiento al Socialismo (MAS) entró en terapia intensiva.

El antiguo mandatario termina el año desilusionado porque sus bases sociales aparentemente se redujeron a los cocaleros, al llamado grupo palaciego (al que se acusa de ser la causa del desgaste del MAS), y a otro grupo de intelectuales y de antiguos funcionarios de ONG. Al menos, cuatro corrientes se disputan la herencia y los que se identifican con el indigenismo quieren recuperar el antiguo ideario de los años ochenta.

Aunque cada vez con menos eco, aún hay voces que narran un golpe de Estado de baja intensidad en Bolivia para contrarrestar las protestas ciudadanas, la revuelta policial y los pedidos desde la Central Obrera Boliviana hasta las fuerzas armadas para que Evo renunciara. La movilización, mayoritariamente pacífica, de 21 días se dio después de los fuertes indicios de irregularidades extremas en las elecciones del 20 de octubre.

El Tribunal Electoral dio la victoria a Morales con un margen mayor a los diez puntos necesarios para evitar una segunda vuelta. Según esos datos, los votos en Argentina fueron los decisivos porque ni siquiera con las irregularidades Morales ganó en Bolivia.

La vigilancia ciudadana, ante el descuido de los partidos políticos de oposición, consiguió evidencias del fraude y muchas fotos en recintos electorales ilustraban que la alianza Comunidad Ciudadana de Carlos Mesa ganaba o llegaba a tocar los talones del MAS. Más tarde, recuentos técnicos y los informes oficiales de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Unión Europea (UE) confirmaron las sospechas.

Al mismo tiempo, desde el Estado se desbaratan extendidas redes de corrupción, clanes familiares todopoderosos, grupos palaciegos y oscuras tramas de hackers con ramificaciones en México, Venezuela, probablemente Cuba. Desde la última semana del año, también se sospecha que al menos dos partidos políticos españoles podrían estar en la misma causa.

Recién comienzan a descubrirse los contratos ocultos para crear grupos dedicados al espionaje, a hackear cuentas, a triangular dinero supuestamente a consultores que a la vez eran parte de empresas como Neurona, con ramificaciones en México, Caracas y Madrid.

La operación recién comienza, pero se anuncian graves y complejos diagnósticos en el primer bimestre del 2020.

Algunos antecedentes históricos

En primer lugar, hay que recordar que en la difícil construcción de la democracia boliviana, desde 1982 a la fecha, tres presidentes constitucionales renunciaron para facilitar el tránsito a una nueva etapa y para contribuir a la pacificación nacional.

Hernán Siles Zuazo (1982-1985), primer presidente surgido en las urnas después de 18 años de dictaduras militares acortó su mandato por el rechazo popular a las medidas económicas que generaron la más grande inflación de la historia boliviana.

Gonzalo Sánchez de Lozada (2002-2003) envió su renuncia al Parlamento después de 17 días de convulsión social en el occidente del país por el aumento a los impuestos, la posible venta de gas a Estados Unidos a través de Chile y la crisis económica.

Carlos Mesa Gisbert (2003-2005), su sucesor constitucional, renunció después de varios días de cerco sindical al Parlamento, bloqueos en la zona cocalera y el pedido expreso de Evo Morales para que se diera lugar a nuevas elecciones. Las personas en línea de sucesión parlamentaria debieron renunciar por la presión de movimientos sociales. Asumió el presidente de la Corte Suprema, Eduardo Rodríguez con la misión de convocar a nuevos comicios en diciembre de 2005.

Era evidente el agotamiento del sistema político tradicional y el Movimiento al Socialismo ganó con amplio margen y con la garantía de una Corte Electoral profesional y transparente.

El paso en falso

En 2016 Morales perdió el referendo convocado por él mismo para modificar la Constitución Política del Estado que no permite la reelección indefinida. Perdió, incluso con el árbitro electoral a su favor.

Pese a sus anuncios públicos de retornar a su cato de coca, desconoció el resultado. Desde ese momento se acentuó su aislamiento en la clase media urbana y entre muchos intelectuales que antes lo habían respaldado. No era una decisión democrática. Morales perdió la legitimidad que tenía. La habilitación tramposa para una nueva elección promovió la desconfianza de la ciudadanía en forma creciente.

También volvió a postularse contra la Constitución Política el vicepresidente Álvaro García Linera, quien también había anunciado que dejaría su puesto en 2020.

Las renuncias de importantes vocales del Tribunal Electoral y de más de cien técnicos informáticos y de las áreas legales aumentaron la desconfianza. Demasiados datos acumulados en decenas de informaciones alertaron sobre la manipulación de los resultados electorales.

Al frente de Morales tambaleaba una oposición desorganizada y con débil estructura partidaria. Varias candidaturas anunciaban la dispersión del voto frente a un vigoroso aparato político del MAS respaldado con el dinero y la infraestructura estatal para su campaña.

Arde la Chiquitanía y entrena las protestas

Un suceso inesperado, aunque previsible, cambió el curso del desarrollo de las elecciones bolivianas. Por una parte, el Gobierno entregó tierras con vocación forestal a migrantes andinos que debían quemar bosques para intentar sembrar ahí; por otra parte, la intención de enviar toneladas de carne a China motivó a ganaderos a ampliar la frontera agrícola. Este muy próspero sector empresarial, junto con los agroindustriales soyeros, se convirtió en el aliado más firme de Morales en este último periodo.

La quema de pastizales y árboles en la Chiquitanía y en el Chaco, una prolongada sequía y los fuertes vientos del norte provocaron un incendio gigantesco que salió fuera de todo control y consumió 7 millones de hectáreas, sobre todo en el departamento más pujante de Bolivia, Santa Cruz.

Las quejas ciudadanas se convirtieron en grandes movilizaciones en defensa del medioambiente e incorporaron a activistas de todas las capas sociales, incluso las más indiferentes. Para los cruceños la pérdida de su identidad regional fue un golpe económico y simbólico.

El primer cabildo contra Evo Morales por no declarar desastre nacional mostró la molestia de más de un millón de personas. En La Paz, los pacíficos activistas por la ecología llegaron hasta la casa presidencial con sus reclamos, como no habían podido lograr otras movilizaciones sociales o políticas.

Como una consigna espontánea los votantes decidieron dar su apoyo a Carlos Mesa, el candidato opositor mejor situado en las encuestas para competir con Evo.

El fraude

Es seguramente el caudal de votos que recogió Mesa y que fue testificado por el control social y por los veedores internacionales el que puso en evidencia fáctica las muchas irregularidades del Tribunal Electoral.

La interrupción del conteo el domingo 20 de octubre precipitó la certeza del fraude, certeza subrayada por la misión de la Organización de Estados Americanos y ratificada con más evidencias por los auditores de este organismo. Su informe divulgado el domingo 10 de noviembre aceleró la caída de Morales.

Las primeras declaraciones de los responsables de estos presuntos delitos electorales, actualmente detenidos, muestran que las órdenes para modificar la tendencia de los votantes salieron del propio Palacio de Gobierno.

La segunda vuelta a la renuncia

El lunes 21 de octubre, ante la inexplicable interrupción del conteo y con la también inexplicable modificación de la tendencia electoral, plataformas ciudadanas, jóvenes que votaban por primera vez y muchas personas salieron espontáneamente a protestar de forma pacífica.

La bandera boliviana se convirtió en el símbolo de esa resistencia y una consigna que habían elaborado los médicos enfrentados al Gobierno: «¿Quién se cansa? ¡Nadie se cansa! ¿Quién se rinde? ¡Nadie se rinde! ¿Evo de nuevo? Huevo, carajo», coreada con el alegre ritmo del tradicional baile caporal boliviano.

Entretanto, el Comité Cívico Cruceño, alicaído durante una década, convocó a un paro indefinido departamental. A los pocos días, todos los departamentos se unieron a la medida.

Las protestas fueron pacíficas y los grupos de bloqueadores usaron una pitita delgada y sin pretensiones para expresar su repudio. Alrededor de la pitita se sentaban abuelas, madres con hijos, jubilados en sus hamacas.

Un torrente de memes y mensajes de humor usados por los jóvenes ponían el sello moderno y pacífico. A ellos se unieron los artistas, conjuntos y orquestas.

No hubo una lectura oportuna de los asesores de Morales, que jugaron al cansancio de la población y a la violencia contra algunos grupos desprotegidos. Los muertos de estos días son por acciones de francotiradores amparados en turbas.

La reacción de la población fue también en escala, desde el pedido a una segunda vuelta prevista en la norma; luego exigió nuevas elecciones con nuevo tribunal electoral, pedido que anunció Morales de forma tardía; hasta la demanda de su renuncia para pacificar el país como sucedió antes.

Los tiempos no ayudaron a la estrategia oficial, más bien le jugaron en contra.

Morales comprendió finalmente que no podía seguir gobernando contra las ciudades y contra los dos departamentos más duros en la protesta, Santa Cruz y Potosí.

 

Manifestaciones_en_Bolivia_2019_| Foto: Mandarina, vía WikiCommons

Manifestaciones_en_Bolivia_2019_| Foto: Mandarina, vía WikiCommons

 

Despedida con violencia

Coherente con el estilo del MAS y con la influencia venezolana, Morales decidió irse sembrando caos y terror. Los violentos dentro del MAS están relacionados con antiguos militantes senderistas, de la guerrilla colombiana y de colectivos venezolanos.

La ciudad más castigada es La Paz. Hordas de pobladores pobres, muchos jóvenes varones, mimetizan a francotiradores y terroristas que han intentado atemorizar a los vecinos.

A pesar de noches muy duras, con el resultado de domicilios incendiados e intentos de tomar gasolineras, la inmediata organización barrial entrenada en los días de paro ha logrado detener a venezolanos, colombianos y otros extranjeros.

Entre ello llamó la atención la presencia de un guerrillero argentino vinculado a las FARC colombianas.

Además de la violencia simbólica, persiste una campaña mundial para victimizar a Morales y culpar a la «derecha fascista» de su salida.

México recibió a Morales como a un libertador perseguido y Andrés Manuel López Obrador ascendió al piloto que lo trasladó desde Bolivia.

AMLO no sólo destinó un avión oficial para recoger a Evo en Chimoré, localidad conocida mundialmente como eje del circuito coca cocaína, sino que fue declarado huésped ilustre, recibió casa, comida y el anuncio de un apoyo monetario de parlamentarios de MORENA. También dato curioso, porque Morales tiene al menos tres cuentas bancarias con cifras que superaran varios ceros, solo en Bolivia y denuncias de otras cuentas en el exterior. No es un refugiado pobre.

Lo más complicado se dio por sus actividades políticas, no solo con entrevistas a muchos medios internacionales, sino a través de llamadas telefónicas para guiar las actividades violentas de los movimientos sociales más radicales. Este activismo significó críticas a AMLO y manifestaciones en ciudades mexicanas.

Pese a todo ese ambiente, Morales se fue de México sin despedirse, como reconoció la propia cancillería azteca. Llegó a La Habana oficialmente para una revisión médica pues ahí estaban sus galenos personales. Partió sin mucho ruido desde Cuba a Argentina y desde ahí retomó su actividad política.

Aunque cada vez con menos repercusión y decreciente interés mediático, Morales aprovechó la actitud del gobierno Fernández-Fernández para mantener contactos con los cocaleros. Amparado en diferentes organizaciones argentinas continúa su militancia callejera.

Además, algunos argentinos sintieron que tenían el mandato de investigar qué pasaba en Bolivia y en pocas horas definieron unos informes sobre sus actores políticos y sociales.

La rección boliviana del gobierno de transición mostró que las relaciones entre ambos países están estancadas, si no quebradas.

Al eje México-La Habana-Buenos Aires se sumó ahora Madrid. Mientras tanto, Caracas y Managua agreden con declaraciones y amenazas a los ciudadanos que denunciaron el fraude y obligaron a la renuncia de Morales.

El esquema Foro de San Pablo, Puebla y el chavismo funciona aún.

La conexión española no es nueva. Fundadores de Podemos estuvieron en Caracas desde hace tres lustros, actuaron decididamente en la Asamblea Constituyente de 2006 en Bolivia (contradiciendo el discurso anticolonialista del Movimiento al Socialismo) y hay denuncias de que recibieron dinero de esos países.

Baltazar Garzón se ofreció para defender a Morales de los delitos de fraude y de incitación al terrorismo, pese a su situación denunciada en la judicatura española.

Pablo Iglesias fue condecorado con la máxima medalla Cóndor de los Andes, aunque no se conoce qué hizo por Bolivia. Pedro Sánchez escogió a Morales como uno de sus primeros anfitriones. La embajada de España estuvo presente en el diálogo de pacificación entre el MAS legal y el gobierno de transición.

El País se convirtió en vocero de la narrativa del golpe de Estado y ahora también aparece como parte del esquema de la oscura presencia de agentes en La Paz sirviendo de plataforma al PSOE, a través de su corresponsal, defensor de Evo Morales.

José Luis Rodríguez Zapatero fue el agente de Nicolás Maduro que frustró un diálogo fructífero en el momento de apogeo de la oposición venezolana, visitó varias veces a Morales y se muestra decidido defensor del socialismo siglo XXI.

La aún inexplicable acción de agentes secretos españoles enmascarados rodeando la residencia de la embajada de México en La Paz alarga la tensión a otro continente. Ahora también el Parlamento del Reino de España abre una sesión para interrogar a sus autoridades: ¿qué hacían los policías especializados, llegados en la víspera de Navidad, intentando pasar desapercibidos en un exclusivo barrio paceño?

¿Por qué Cristina Borreguero, al frente de la embajada de España por el viaje precipitado del anterior embajador, escogió una visita de cortesía en dos autos y con al menos cuatro agentes con el rostro cubierto y aparentemente armados?

Es la trama que ahora despierta pasiones encendidas en un abanico que cubre La Paz, Buenos Aires, México y Madrid, además de Bruselas. En estas semanas de inicio de año habrá novedades.

Alpiste para la oposición en España y en México porque los datos, fotografías, videos, ingresos migratorios y los escuetos comunicados mostrarían que algo por demás extraño sucedió entre las cien cuadras que separan las residencias entre ambas naciones.

¿Hubo un intento desesperado por rescatar cambiando identidades a al menos los personajes más involucrados en las irregularidades electorales y en la convocatoria a la violencia callejera incendiando las ciudades con bombas molotov?

Fue solo una serie de malos entendidos. Al cerrar esta nota aún están pendientes muchas preguntas y en varios lugares del mundo se ocupan ahora de Bolivia.

El triángulo de las Bermudas

El elemento de similitudes ideológicas y del método del socialismo siglo XXI, que justamente se caracteriza por no respetar reglas constitucionales y convenios internacionales, es la parte visible de este juego de tronos.

Detrás hay muchos otros intereses, inclusive mundiales, que tocan a capitales lejanas como Teherán o Moscú y obviamente a todos los servicios de espionaje más activos, capítulo que aún está por revelarse.

El asunto que cada vez aparece con más fuerza detrás de las cortinas en las relaciones de la coca, cocaína y la más grande transnacional mundial que capturó al Estado mexicano y, aparentemente, financia a otras fuerzas políticas en el Atlántico.

 

 

Periodista, historiadora y escritora boliviana. Premio Nacional de Periodismo 2018. Es docente en la Universidad Católica Boliviana San Pablo. Fue presidenta de la Asociación de Periodistas de La Paz (APLP)

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