El próximo martes 5 de noviembre se celebrarán los comicios en Estados Unidos para elegir el próximo presidente y además 435 congresistas y 33 senadores. Se renovará un tercio del Senado para los próximos seis años. Elegirán también 11 gobernadores de los estados de Delaware, Indiana, Missouri, Montana, New Hampshire, Carolina del Norte, Dakota del Norte, Vermont, Utah, Washington y Virginia Occidental.
Donald Trump, que nombró al senador por Ohio J.D. Vance como su binomio presidencial, se presenta por el Partido Republicano. Kamala Harris, acompañada de Tim Walz, gobernador de Minnesota, se postula por los Demócratas.
Sus respectivas nominaciones respaldadas por las convenciones presentan marcos complejos en el escenario político de Estados Unidos. Trump trajo consigo controversias y un intento de magnicidio que marcó fuertes indicios de violencia política en las elecciones. También hubo fuertes presiones para que el presidente Joe Biden declinara su candidatura a la reelección. Principalmente por el desempeño en el primer debate y por el evidente deterioro en su estado de salud.
Con las campañas ya en curso, los candidatos han dado señales de lo que podrían ser los ejes en su gobierno. Esto implícitamente lleva el diseño de su política interior. Pero también el de la política exterior, su relación con el mundo y por supuesto con sus socios comerciales más importantes: Canadá y México. Esto se debe al tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá conocido como T-MEC.
Lo anterior nos lleva a recordar que en México el próximo primero de octubre, Claudia Sheinbaum tomará posesión como presidenta de la República. Recibirá como herencia uno de los peores sexenios en términos de política exterior. Esto refleja un pésimo manejo de la relación bilateral con Estados Unidos.
¿Qué pasó en los últimos años?
La relación con el vecino del norte abarca una frontera de más de tres mil kilómetros por la que diariamente cruzan más de un millón de personas. La agenda bilateral es una de las más complejas. Hay temas en diversos ámbitos: político, económico, comercial, social, medioambiental, energético, migración, administración de fronteras y seguridad.
Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la relación bilateral con Estados Unidos estuvo bajo la presidencia de Donald Trump pero también de Joe Biden. Sin embargo, en ninguno de los casos hubo una buena relación. Al contrario, con Donald Trump las amenazas de la construcción del muro y el discurso antiinmigración convirtieron a México en el “tercer país seguro”. Sin serlo, no recibió las garantías que como tal debía de haber tenido, creando el programa Quédate en México que convertiría a la frontera en uno de los lugares más inseguros. Incrementó las violaciones a los derechos humanos de los migrantes, los problemas de seguridad y el tráfico de personas.
Con la llegada de Joe Biden se esperaba que este programa desapareciera. Pero en la pandemia mundial por covid-19, el programa se quedó. Además, el gobierno de Biden, a pesar de algunos intentos, no logró profundizar en la relación con México por lo que se fueron desdibujando grandes logros alcanzados de otras administraciones. Por ejemplo, la cooperación en temas de seguridad vinculadas intrínsecamente a migración, a tráfico de personas, al crimen organizado y a la entrada desmedida de fentanilo. Esta situación provocó amenazas de enérgicas medidas, como incluir a los cárteles mexicanos en la lista de organizaciones terroristas.
También es importante destacar que se abrieron diferentes frentes. Como la invasión a Ucrania, el conflicto de la Franja de Gaza y el tema China-Taiwán que han significado importantes negociaciones, principalmente en el Congreso estadounidense.
Escenarios posibles
El próximo presidente de Estados Unidos tendrá como interlocutora a Claudia Sheinbaum. Aparentemente, según las últimas declaraciones, respaldará algunas acciones implementadas por López Obrador. Por ejemplo “pausar” las relaciones con la Embajada estadounidense por considerar que hay injerencia en temas que únicamente corresponden a los mexicanos como la reforma del Poder Judicial que pondría en riesgo el T-MEC.
Las implicaciones de los resultados electorales estarán supeditados a las políticas que presenten en campaña para convencer al electorado. En caso de que gane Trump, el discurso y las políticas migratorias se endurecerán. Los migrantes serán culpables de los grandes problemas en la economía, la seguridad y la salud pública por culpa del tráfico de drogas. Son temas que los conservadores ven con buenos ojos y banderas antes usadas por Trump en contra de México.
En el supuesto de Harris llegue a la Casa Blanca, los temas tendrán que tomar un curso diferente a lo que se ha visto con Joe Biden. Debería buscar un acercamiento, sobre todo en materia de cooperación, y encontrar a los interlocutores que logren recuperar el terreno perdido. Por ejemplo, en la detención de uno de los narcotraficantes más buscados, Ismael “El Mayo” Zambada, considerado uno de los líderes más importantes del Cártel de Sinaloa, la operación se llevó a cabo sin la colaboración del gobierno de México. Esto indica que uno de los temas en la agenda demócrata es el combate contra el crimen organizado ante la inacción del Ejecutivo mexicano.

El rol de México
En ambos casos, el próximo secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, exrepresentante de México ante las Naciones Unidas, tiene una labor compleja. Está intrínsecamente vinculada a sus compañeros de gabinete, Marcelo Ebrard, en Economía y la actual Canciller, Alicia Bárcena, en Medio Ambiente. Los dos últimos tienen el récord de embajadores declarados persona non grata en Latinoamérica, por el apoyo desmedido a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, la postura nula ante la invasión rusa a Ucrania y el falso discurso de la defensa de la soberanía. Esto ha puesto en peligro la destacada labor diplomática que solía caracterizar a nuestro país como uno democrático, a favor del Estado de Derecho, las libertades y el progreso.
Importará mucho lo que esté ocurriendo en territorio mexicano. Por ejemplo, el constante atentado contra las instituciones, el intento de desaparecer órganos autónomos y la propuesta de reforma judicial que podría poner en peligro la democracia, la certeza jurídica, la seguridad. Todos temas que se consideran violatorios del T-MEC. Hoy, la relación bilateral entre Estados Unidos y México va más allá de la Casa Blanca.