Vicente Fox: «Debemos generar liderazgo para recuperar la democracia»

Vicente Fox: «Debemos generar liderazgo para recuperar la democracia»

El expresidente mexicano asegura que la democracia está amenazada por populismos y nacionalismos de diferente signo, y por la influencia del narcotráfico que infiltra sus instituciones. Explica que recuperarla requiere enfrentar la pobreza, la desigualdad y formar liderazgos capaces de generar los cambios.

Por: Julio Castillo López14 Jul, 2022
Lectura: 12 min.
Vicente Fox: «Debemos generar liderazgo para recuperar la democracia»
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Vicente Fox Quesada (Ciudad de México, 1942) fue el primer presidente de su país no perteneciente al Partido Revolucionario Institucional. Luego de finalizar su mandato (2000-2006), este empresario y político mexicano dirigente del Partido Acción Nacional (PAN) fundó el Centro Fox, una institución que busca preservar su legado y hacer un aporte como espacio de formación de líderes, centro de estudios, biblioteca y museo.

Fox es un referente político en México y en la región. Sus reflexiones sobre el extraordinario desafío que representan los populismos para la democracia en el continente son relevantes en el particular contexto social y político en el que nos encontramos hoy. Justamente para hablar sobre los problemas de la democracia y las inquietudes por los distintos embates a la institucionalidad en América Latina, nos recibió en su despacho del Centro Fox, en la ciudad de San Cristóbal, donde realizamos esta entrevista exclusiva para Diálogo Político.

El reto populista

Julio Castillo López: Presidente Fox, muchas gracias por recibirnos. Hace 22 años usted encabezó la consolidación democrática de México, culmen de 61 años de historia panista. En el Ángel de la Independencia usted dijo: «¡Despierta, México!» y México despertó. Hoy, ¿qué se necesita para que México despierte?

Vicente Fox Quesada: Primero, muchas gracias por la entrevista. Un saludo afectuoso a todo mundo que nos va a estar viendo. ¿Por dónde empezar? México traía buena trayectoria, un buen camino. Veíamos el sur de Latinoamérica cayendo en estos populismos y en esta demagogia. Pero nunca pensamos que podría llegarnos a nosotros. Hoy supongo que cada vez entendemos más por qué nos llegó, pero menos clara tenemos la respuesta de cómo salirle al toro. Creo que es producto de una división en mitades de los países latinoamericanos. Quizá haya un poco más del lado de los que no tienen, frente al lado de los que tienen.

El populista llega a prometer, a ofrecer un mundo dorado a este lado que no tiene, y después no le cumple. Sin embargo, la gente sigue con la necesidad de subirse al barco del progreso y del desarrollo. Mientras no podamos atender a fondo ese reclamo, esa mitad quedará ahí, rezagada. No vamos a encontrar las soluciones. Eso no es fácil. Se requeriría de una economía con un gran dinamismo, con una fuerte capacidad de crecer, que extendiera el ingreso y el desarrollo humano a todas esas personas. Tenemos, pues, que acelerar el paso.

Expresidente Vicente Fox recorre con DP  el Centro  Fpx
Recorrida por el Centro Fox

Lo otro que descuidamos es que, a diferencia de ellos, que se concentran en los que no tienen, están los nuestros que nos concentramos en clases medias y clases altas. A veces no salimos al campo. Recuerdo tanto a tu padre, al gran Castillo Peraza, que decía que el trabajo de a pie, el trabajo entre los gentiles y entre toda esta gente era indispensable. Esto hoy se hace más importante que nunca.

Generar liderazgos fuertes

El crecimiento del populismo es una realidad en decenas de países de todo el mundo, el revés más grande a la democracia de tercera ola. Además de la desigualdad y la pobreza, ¿existe una razón para que esto se dé en unas zonas y en otras no?

Tú lo señalas muy claramente. Si sigue creciendo la pobreza y sigue creciendo la mala distribución del ingreso, seguirá creciendo el populismo. Porque la gente necesita una esperanza y estas gentes dan esperanzas falsas. Los que queremos gobernar responsablemente no ofrecemos esperanzas falsas. Tratamos de decirle la verdad al ciudadano, tratamos de decirle que él es la estrella. Es él el que tiene que hacer el esfuerzo y es el que puede conquistar las alturas y el futuro. Pero eso no sucede fácilmente. ¿Qué hay que hacer ahora? Por el momento no se me ocurre otra cosa que ir al camino —probablemente más largo— de generar liderazgos.

Ahorita en México tenemos este reto fenomenal de parar a este autoritario, a este populista, a este demagogo, a este engañador de gentes. Si queremos pararlo, yo creo que urge un liderazgo fuerte. Puede ser la mejor medicina para él, un liderazgo que tenga carisma, que se acerque al campesino, que se acerque al pobre, que se acerque al indígena, que se acerque a todos. Es decir, a los que trae en su red bien capturados.

La narrativa

¿Qué papel juega la narrativa?

La otra variable sería una narrativa sólida, que pase por encima y derrote a la narrativa de López Obrador, la narrativa del populista. Esto no es fácil, créemelo. La gente, cuando le están dando y se acostumbra, no quiere oír. No escucha, por más que vengas y le digas: «Oye, yo puedo ofrecerte un futuro mejor y yo puedo ofrecerte una mejor situación para tu familia». Queda contento con lo que tiene. Entonces, es un reto fenomenal que comprende al líder, la narrativa y la maquinaria electoral. Si logramos juntar las tres cosas, lo vamos a derrotar, porque tarde o temprano los malos resultados de los demagogos y de los populistas aparecen. Él los puede estar ocultando, puede estar repartiendo presupuesto, pero tarde o temprano va a tener problemas esa política.

Populismo y nacionalismo

Presidente, todos sabemos de Cuba y Venezuela, que viven el drama de la dictadura, del populismo. Pero esto se ha extendido, por ejemplo con Donald Trump. Si bien salió, podría volver. Pero es el único país en el que se vence al populismo. ¿Usted cree que haya salida?

Pues mira, Biden lo logró con mucho esfuerzo y apenas, muy apenas. Capaz que regresa este cuate. Hay que cruzar los dedos y poner cruces para que no regrese. Pero ahora ese populismo fue basado en otra situación, no en la situación de pobreza y distribución de ingresos, sino en la situación de discriminación, de migración, de poder por sí mismo y nacionalismo extremo. El nacionalismo extremo que Trump quiso llevar a los Estados Unidos, le arrebató el liderazgo mundial que tenía su país tras una política democrática muy institucional.

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Entonces, ese populismo de derecha —y este caso de Estados Unidos, muy particularmente— es más bien un nacionalismo extremo: «Yo soy el que valgo y mi nación es la que cuenta. Construyo un muro, me aíslo de todos, los demás que se hagan bolas allá afuera, a ver cómo resuelven sus problemas. Yo voy a hacer sólo Estados Unidos metido en un muro». Y está estrangulando a ese país. Está agotando todos los posibles liderazgos. No sé por qué la gente le compró eso. Salvo esos jóvenes o ciudadanos de extrema derecha, que los hay, no sé por qué le creyeron ese cuento de que Estados Unidos era la superpotencia y no necesitaba de los demás.

Un mundo interdependiente

Las interdependencias parecen fundamentales.

Ni siquiera en comida es autosuficiente Estados Unidos; tiene que importar. Ni siquiera en petróleo; energía también tiene que importar. Lo mismo sucede con la tecnología, que hay mucha en Asia, mucha en Europa. Entonces, es una tontería este nacionalismo del siglo pasado, de los que hubo hace cien años, que se convirtieron en imperialismos y que llevaron a grandes derrotas a todos esos imperios.

Entonces, ni una ni otra es la fórmula. La democracia nos tiene que seguir dando lo que estamos buscando, pero esa democracia hay que administrarla mucho mejor. Hay que hacerla mucho más eficaz y hay que ofrecer resultados. Cuántas de nuestras gentes entran por la vía democrática al poder y se dedican a vivir bien, a comprar camionetas Suburban, a construirles lienzos charros a los charros porque les gustan, a construirles estadios de béisbol al que le gusta el béisbol. Así se desperdicia todo el dinero y todo el esfuerzo de la nación.

Entonces, ni una ni otra es la fórmula. La democracia nos tiene que seguir dando lo que estamos buscando, pero esa democracia hay que administrarla mucho mejor. Hay que hacerla mucho más eficaz y hay que ofrecer resultados. Cuántas de nuestras gentes entran por la vía democrática al poder y se dedican a vivir bien, a comprar camionetas Suburban, a construirles lienzos charros a los charros porque les gustan, a construirles estadios de béisbol al que le gusta el béisbol. Así se desperdicia todo el dinero y todo el esfuerzo de la nación.

Expresidente mexicano Vicente Fox
Diálogo Político entrevista al expresidente Vicente Fox

Ojalá se dé lo que tanto reclamaba Maquío: menos gobierno y más sociedad. Eso es algo que necesitamos rescatar en México. No tenemos sociedad, no tenemos empresarios libres, no tenemos empresarios que no se sometan al poder, como está sucediendo en México. Tenemos quince o dieciocho grupos que monopolizan toda la actividad económica porque no han surgido jóvenes capacitados, preparados, universitarios que tengan acceso a capital y puedan echar a andar y emprender un negocio propio rompiendo ese monopolio de los grandotes. Y es que esos monopolios siempre están en contubernio con el poder. Los grandes grupos están necesariamente en contubernio con el poder.

Cumbre de las Américas

Recientemente se llevó a cabo la Cumbre de las Américas, en la que nuestro actual presidente decidió tomar bando. También fue Marcelo Luis Ebrard (secretario de Relaciones Exteriores) a presumir la apertura hacia Cuba. Extrañamos a un presidente que sepa defender la democracia y la libertad. ¿Usted cree que se produzcan repercusiones por lo que están haciendo?

Es muy difícil responder esa pregunta. Lo primero es que López Obrador está siendo leal, lealtad absoluta a su causa, a su pensamiento, que es el de esos otros dictadores. Aunque no tenga razón, él los va a defender. Va a estar del lado de ellos, siempre. Por eso hizo este esfuerzo. Este berrinchito, ¿qué consecuencias puede tener? Pues yo te diría que los Estados Unidos son, como gobierno y como pueblo, poco comprensivos y entendedores de las situaciones geopolíticas y las situaciones ideológicas de cada país. Ellos son pragmáticos al 100 %. No importa si algún país en Centroamérica no fue democrático, si fue bajo la bota de un dictador, Estados Unidos lo respaldaba. A cuántos respaldó.

Estados Unidos, en ese sentido, es muy débil en convicciones propias. Su única convicción grande es América, América para los americanos, el sueño americano. Ahí sí son casi inamovibles. Pelean y van a guerras y están dispuestos a hacer lo que sea. Pero por la democracia, por los derechos humanos, por la naturaleza y la protección a los recursos naturales la juegan a conveniencia, con pragmatismo. Entonces, yo no creo que López Obrador tenga una consecuencia, porque Estados Unidos tiene que seguir dándole a sus empresas y a sus inversiones un campo fértil en México. Si en eso falla López Obrador, entonces sí lo van a colgar del pescuezo.

Pero López Obrador es muy cuidadoso; es un populista inteligente, de los muy inteligentes. No tiene que ser tan arbitrario y tan autoritario como otros. Él sabe su modo y sabe llevarla bien, entonces eso hace más difícil que lo saquemos. Él está destruyendo a nuestra nación gradualmente, paso a paso. No estamos midiendo las consecuencias a dos, a tres, a cinco, a diez años de ahorita.

Sólo en educación ha hecho un desastre, un absoluto desastre, y quiere volver a meterle ideología al sistema educativo mexicano. Sólo en salud destruyó lo que acercaba a ser una atención en salud universal que estábamos ya muy cerca de lograr. Sin embargo, él viene y lo destruye. ¿Por qué? Pues se dice —y yo comulgo con ello— que porque controlar pobres es mucho más fácil que controlar gente que estudió o gente que tiene una carrera universitaria. Entonces él los quiere pobres, ignorantes para poderlos traer bajo control.

¿Narcodemocracias?

Hace tres semanas, estuvo en México Andrés Pastrana, el expresidente de Colombia, en la elección de la ODCA. Actualmente es presidente de la IDC. Habló mucho de las narcodemocracias y dijo que México ya vivía en una narcodemocracia. ¿Usted cree que ya vivimos en una narcodemocracia? ¿América Latina corre el riesgo de empezar con esta dinámica?

Sí; de que ahí estamos, ahí estamos: en una narcodemocracia, en un narcogobierno y con un narcopresidente. El grado en que están metidos no parece ser el de siempre, es decir la corrupción, sino en amparar y proteger su ideología. Yo creo que lo que están capturando o asociándose con esta gente tiene un solo propósito: el control político del país. Tarde o temprano van a pagar el precio, porque el narco no tiene límites. Lo mismo te puedo decir con la militarización del país, que a mí me parece gravísima.

Sin embargo, analizas a cualquier dictador en América Latina y se sostiene por el ejército. El día que el ejército le saque el tapete, se acabó. Como hizo Hugo Chávez: agarró el poder y transformó a aquel.

Los peligros son dos: el militarismo y el darle demasiada cuerda al narco, a los cárteles y a esa gente tan poderosa. Ya hoy en día, finalmente queda una sociedad que casi sólo pide que le den de comer y no se atreve a protestar. Quizás no sea lo mejor para terminar esta conversación, pero ahora sí que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. López Obrador está ahí porque el pueblo lo puso ahí. Y el pueblo nunca pensó que le pueda traicionar tan feo, como lo está haciendo López Obrador al pueblo bueno, como él lo llama.

Conclusiones

¿Su reflexión final?

Yo creo en esa fórmula de obtener un pueblo despierto, un pueblo democrático que entienda bien qué es la democracia, qué obligaciones y qué responsabilidades implica.

No debemos pensar que las democracias son puras. Hay responsabilidades que cumplir. Para terminar, digo que creo que nunca tendrás una democracia lo suficientemente estructurada y sólida mientras tengas grandes niveles de pobreza y mientras haya ignorancia.

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Julio Castillo López

Julio Castillo López

Licenciado filosofía y magíster en comunicación. Director general de la Fundación Rafael Preciado Hernández de México.

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