Recientemente, México eligió su primera mujer presidente, Claudia Sheinbaum Pardo, de origen judío tanto por el lado paterno como materno. Argentina eligió a Javier Milei, un presidente que va declarando por el mundo su filo-judaísmo y su amor por el Estado de Israel, aunque él no es judío.
Por otra parte, otros mandatarios latinoamericanos se han posicionado en contra de Israel en el conflicto con Hamás. El colombiano Gustavo Petro ha hecho comparaciones odiosas entre el Holocausto nazi y la situación de los palestinos en Gaza, invadida por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Su par chileno, Gabriel Boric, decidió que su gobierno se uniera a la demanda por el supuesto genocidio contra Israel que Sudáfrica introdujo en la Corte Internacional de Justicia. En Brasil, durante la presidencia de Jair Bolsonaro toda era entusiasmo y apoyo por Israel. Ahora, Lula da Silva decidió retirar su embajador en Tel Aviv y apoyar el reconocimiento de Palestina como Estado, adelantado por Irlanda, España y Noruega.
Esta serie de eventos, declaraciones y posiciones merece desentrañarse. Tienen diversas implicaciones para la geopolítica latinoamericana, las relaciones de los gobiernos con el Medio Oriente y para las comunidades judías en la región. En todo caso, a los judíos no les gusta ser el centro de atención de gobernantes y políticos. En un pequeño tratado de máximas rabínicas del siglo II de la E.C. conocido La ética de los padres se recomienda: “Sean prudentes con el gobierno, pues no se acercan al hombre sino por interés propio; dan la impresión de ser amigos cuando les conviene, mas no ayudan al hombre en el momento de su necesidad”.
¿Quién es judío?
Los judíos en el mundo representan una pequeñísima cantidad de personas con relación al conjunto de habitantes del planeta. Son apenas unos 15 millones (incluyendo los que viven en Israel). En Latinoamérica, las comunidades más grandes están en Argentina (250.000 aproximadamente), Brasil (unos 90.000) y México (unos 40.000). En los demás países, las cifras varían. Desciende en Chile, con 14.000, y menos de 3.000 en Costa Rica. En Venezuela, donde antes de 1999 la comunidad judía rondaba 25.000 almas, hoy no tiene más de 7.000. En Perú, Paraguay, Colombia o Guatemala, son muy pequeñas.
Según la definición más ortodoxa del judaísmo, es judío o judía toda persona que nace de madre judía. Definiciones más flexibles, como la corriente reformista, consideran que es judío tanto quien nace de padre o madre judía. El judaísmo admite la conversión religiosa. Los ortodoxos son mucho más estrictos en el proceso de conversión, aunque las corrientes conservadoras y reformistas (más liberales y relativamente importantes en Estados Unidos) son más abiertas hacia quienes manifiestan interés por ser parte del pueblo judío.
En Latinoamérica
Aunque no hay estudios cuantitativos, sí se han observado fenómenos que indican un interés creciente por el judaísmo en Latinoamérica. Por ejemplo, en Colombia varios colectivos se han identificado como judíos, ya sea desde el tránsito del cristianismo evangélico o porque se consideran descendientes de conversos que fueron obligados a adoptar la religión católica en tiempos de la Inquisición en España y la misma Latinoamérica. También existen grupos que se denominan “judíos mesiánicos”. Fundamentalmente, son cristianos que consideran a Jesús como el mesías. Pero, siguen algunas costumbres judías, como guardar el Shabat (día de descanso) o la celebración de las fiestas del calendario hebreo. Igualmente, están quienes sin tener conexión con el judaísmo deciden convertirse. Esta situación se ha observado en Venezuela y otros países.
El cristal de la política
Milei es quien puso con más notoriedad lo judío en la palestra pública durante la campaña electoral. En varias declaraciones, hablaba de sus estudios de Torá (Pentateuco) y Talmud bajo la guía de un rabino. Cuando ganó la Presidencia, su primer viaje fuera de la Argentina fue a la tumba del famoso líder del movimiento Jabad en Nueva York, el último Rebe de Lubavitch, Menajem Mendel Schneerson. También viajó a Israel para expresar su solidaridad al primer ministro Benjamín Netanyahu ante las masacres cometidas por Hamás y la Yihad Islámica Palestina el 7 de octubre.

En el país con más judíos en Latinoamérica, uno podría pensar que Milei tuvo en mente un cálculo electoral al expresar sus simpatías por lo judío. Sin embargo, más allá de sus excentricidades, parece que su filo-judaísmo es auténtico. Precede su incursión en la política y no hay evidencia de que tuviera mayor repercusión en el voto judío argentino, que es marginal en el conjunto de votantes del país.
En cambio, Sheinbaum Pardo prefirió mantener sus orígenes judíos alejados del escrutinio público. Raras veces se refirió a su conexión con el judaísmo; fue criada en un hogar secular sin mayores convicciones religiosas. Su posición de izquierda va contracorriente de la comunidad judía mexicana, que es más bien conservadora. Es nominalmente la primera presidenta judía de México. Pero eso no significa mayor cosa, pues no practica la religión ni ha expresado su vinculación con el pueblo judío.
El saliente presidente Manuel López Obrador declaró que México se sumaría al juicio que Sudáfrica inició contra Israel ante la Corte Internacional de Justicia. Está por verse cuál será la decisión de la nueva gobernante. En el pasado, Sheinbaum Pardo ha sido crítica de la respuesta israelí con respecto a los ataques de Hamás desde Gaza.
La retórica y el cálculo
Los presidentes de Colombia y Chile condenaron con palabras más duras la respuesta militar israelí después de las masacres y secuestros del 7 de octubre 2023. Esto se puede explicar por su posicionamiento de izquierda. Sus discursos contra Israel y en apoyo a los palestinos corresponden a lo que se escucha en los campus universitarios y en las marchas de protesta en Europa, Estados Unidos, Canadá y varios países latinoamericanos.
Sin embargo, el caso del presidente Boric tiene un elemento adicional. En Chile se calcula que hay una comunidad origen palestino de unas 500.000 personas. El total de personas de origen árabe en el país se estima en 800.000, alrededor de 5% de la población chilena. El peso demográfico y electoral es una consideración que no se puede descartar a la hora de valorar las posiciones del mandatario Boric.
Influencia iraní
Hay otros factores que entran en juego al considerar los posicionamientos de gobiernos latinoamericanos con respecto a la guerra entre Israel y Hamás. El régimen iraní ha mantenido una política de acercamiento a la región, con especial énfasis en sus relaciones con Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Como lo escribió el analista político Sergio Castaño en Diálogo Político: “A pesar de la gran distancia que separa a ambas realidades, los intereses comunes basados en el rechazo a Estados Unidos y la conformación de un orden mundial alternativo han permitido consolidar los lazos entre Irán y varios países latinoamericanos”.
Las comunidades judías latinoamericanas tienen razones para preocuparse por estos acercamientos. Todavía no se ha hecho justicia después de que en 1992 se produjera el ataque terrorista que destruyó la embajada de Israel en Buenos Aires. En 1994 sucedió el atentado con carro bomba contra la sede de la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA). Este operativo fue supuestamente ejecutado por Hezbolá con complicidad del gobierno de Irán. Esta causa pendiente revela el nivel de penetración de los iraníes y sus aliados de Hezbolá en la región. Especialmente en lo que se conoce como la Triple Frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina.
La influencia iraní se ha manifestado de otras maneras. Hugo Chávez ordenó en en 2004 y en 2007 allanar con fuerzas policiales las instalaciones del Colegio Hebraica Moral y Luces en Caracas. Sucedía en la mañana, cuando los niños llegaban a la escuela, con la excusa de que buscaban armas y explosivos. Se dice que el fallecido presidente venezolano quería complacer al gobierno iraní. En ninguna de las dos ocasiones los agentes del gobierno chavista consiguieron nada en el centro educativo.
En alerta
La notoriedad es algo que incomoda a los judíos. En tiempos de incremento de los incidentes antisemitas en todo el mundo, de una retórica agresiva contra Israel, y de una reivindicación del terrorismo como “legítima resistencia”, incluso si implica el asesinato, violación y secuestro de israelíes, tanto interés por lo judío no anuncia necesariamente buenas noticias. Esperemos que la historia no se repita.