Marko Cortés Mendoza, político mexicano y presidente del Partido Acción Nacional, nos recibió para conversar sobre alianzas políticas en un momento clave para el país.
México entró en carrera electoral mucho antes de lo previsto. Por un lado, está el oficialista Morena. Por el otro, el Frente Amplio, una coalición entre el PAN, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Radical Democrático. Esta unión encabezada por Xóchitl Gálvez entre los distintos tiene en común ofrecer una alternativa al legado de Andrés Manuel López Obrador.
Alianza entre diferentes
¿Cómo se construye una alianza entre partidos tan diferentes?
—No es fácil coincidir con instituciones que han sido rivales durante décadas. Lo primero que se necesita es identificar las causas que nos unen y un espacio común para dialogar y construir un proyecto conjunto.
Los líderes de los tres partidos coaligados hemos sido legisladores y eso facilita el proceso porque dentro del Congreso sólo se tienen logros si se logran consensos, y ahí aprendimos todos a dialogar con los diferentes. Alonso Lujambio, un académico mexicano que falleció en el 2012, estudió cómo la convivencia de las diferentes fuerzas políticas en el Congreso fue la verdadera razón de la democratización en México, porque generó un espacio de convivencia más allá de la batalla electoral y la polarización local. Creo que eso es un factor base. Además, en 2021 ya hicimos un primer ejercicio coaligados los tres partidos y el resultado fue muy positivo. Se le arrancó la mayoría calificada en la Cámara de Diputados al presidente López Obrador y a su partido.
También, es importante decir que hoy México atraviesa una situación sumamente atípica en donde el sistema democrático mismo está en riesgo. Hemos vivido cinco años de ataque a las instituciones y en especial a los órganos autónomos, a los contrapesos del poder y a la autoridad judicial y electoral.
El 2024 es muy probablemente la última oportunidad de desterrar al autoritarismo y retomar el camino de la democracia y la institucionalidad en México. Las fuerzas políticas nos hemos unido no porque dejaran de haber diferencias entre nosotros, sino porque también hay grandes coincidencias básicas y estamos juntos para defender el país de leyes e instituciones que construimos en las últimas décadas.
Proceso de selección
¿Cómo lograron un proceso conjunto de selección? ¿La autoridad electoral para elegir a la responsable del Frente fue externa?
—Se generó una especie de autoridad electoral autónoma, llamada Comité Organizador. La integran siete personas con experiencia y autonomía, junto con representantes de cada uno de los tres partidos que estamos en el Frente. El Comité diseñó y condujo el proceso de elección. Y en realidad fue un éxito, porque movilizó a todo México y construyó un gran consenso alrededor de Xóchitl Gálvez.
¿Es la primera elección primaria entre varios partidos políticos en México?
—Sí de este tipo, pero existe un antecedente histórico. A finales de los ochenta, la izquierda en México estaba pulverizada en varios partidos y agrupaciones políticas, y organizaron una especie de elección primaria entre algunas de esas fuerzas políticas. Entonces eligieron de candidato presidencial al ingeniero Heberto Castillo.
Sin embargo, meses después de elegir candidato conjunto, el ingeniero declinó a favor de Cuauhtémoc Cárdenas. Este acababa de salir del PRI (partido oficial de entonces), pero ofrecía una opción más cercana a la izquierda que al oficialismo. Y, con la fuerza de algunos expriistas, logró encabezar un movimiento mayor al que tenía Heberto Castillo. De esa suma de personas y partidos, un año más tarde se formó el PRD. Pero el esfuerzo de organizar una elección primaria quedó difuminado porque el candidato electo no llegó a las urnas de votación. Por todo ello, sí, es la primera vez en la historia que se hace una primaria entre varios partidos políticos en México.
Rol de la sociedad civil
¿Qué función cumplió y cumple la sociedad civil?
—La sociedad civil mexicana ha tenido un fuerte despertar a partir de las propuestas de modificación de leyes electorales e imposiciones autoritarias del gobierno de López Obrador. Hubo dos marchas masivas en las que se notó la fuerza y la capacidad de la sociedad civil para externalizar sus peticiones.
La organización de la sociedad civil partió de cuando el presidente López Obrador intentó desarticular el Instituto Nacional Electoral con una reforma que debilitaba a los partidos políticos y le permitía al mismo presidente participar en las campañas. Entre los derechos que se afectaban con la propuesta estaban los de participación política, libre asociación, expresión, paridad y no intervención de las autoridades en los procesos electorales.
Las marchas le dieron un nuevo espacio a la sociedad civil como espacio organizado para reclamar causas. La defensa del INE fue una, pero desde entonces no se han detenido y han levantado la voz para denunciar tanto los ataques a las instituciones electorales como los ataques a otras instituciones como el Poder Judicial o las encargadas de la transparencia. Si lo medimos desde el inicio del sexenio, las mujeres fueron las primeras en poner a temblar al gobierno, pero ahora es toda la sociedad civil organizada.
Dentro del Frente Amplio por México, la sociedad civil es representada en más de 250 organizaciones que apoyan y que participaron en el proceso para elegir a la responsable del Frente.
Causas fundamentales
¿Qué une y qué separa al PAN, el PRI y el PRD?
—Lo primero que debe quedar claro es que estamos unidos en causas fundamentales. Pero cada fuerza política tiene su propia identidad, su propia historia, su propia militancia y sus propias batallas.
Nos une principalmente cuidar el México de las instituciones y leyes que construimos en las pasadas décadas. Los organismos autónomos que creamos, como el Banco de México o el Instituto Nacional Electoral. Nos unen las causas de la libertad y de la democracia. Hoy, por primera vez en la historia, se han visto regresiones en ambos temas y México es menos libre y democrático que hace unos años.
Nos une nuestra convicción por el Estado de derecho y la justicia. Nadie debe estar encima de la ley y nadie debe quedar impune si rompe la ley. El México de los intocables ya se había terminado. Vemos con mucha preocupación que hoy, desde el poder, se rompe y se llama a romper la ley.
Nos une que hoy México está peor que nunca y es urgente cambiar de rumbo. Hay más muertes que nunca y estamos frente a las peores cifras de inseguridad de la historia, las peores cifras en salud, la inversión pública más baja y más turbia. La caída del sistema educativo, la nula construcción de vivienda, el fracaso de las obras emblemáticas, la falta de apoyo a la cultura y al deporte, el aumento en la violencia contra las mujeres, el ataque a los contrapesos del poder y la polarización de la sociedad son ejemplo de lo mal que vamos.
Somos tres fuerzas políticas que tienen diferencias claras, pero que también tienen muchas coincidencias que hoy estamos privilegiando ante la urgencia de un país de muertos y deterioro.
Democracia debilitada
No es una elección sencilla. Las instituciones democráticas están debilitadas y la participación de López Obrador ha sido constantemente señalada por intromisión indebida.
—Desde luego que no es una elección sencilla, pero eso no es nuevo para el PAN, lo nuevo sería tener elecciones sencillas. Sin embargo, tu pregunta es clara y sí, claro que López Obrador tendrá una intromisión indebida, de hecho, ya la tiene y la ha tenido. Durante todo el proceso primario ha atacado a Xóchitl desde la tribuna del gobierno y con recursos públicos de forma descarada. Pero cada vez que le ha pegado, ella ha sabido usar esos ataques para crecer con ellos. Le impidió el derecho de réplica, la acusó de no ser indígena, la acusó de corrupción. E incluso divulgó información de contratos (de la empresa de Xóchitl) de forma ilegal. Lo bueno es que cada uno de sus ataques es más falso y más absurdo que el anterior y, en lugar de afectar, hacen evidente el miedo que tiene y que Xóchitl va a ganar.
Por otro lado, no se puede dejar de observar que en las elecciones del año pasado no sólo se metió el presidente con el aparato de gobierno. También se metió el crimen organizado e hizo evidente su pacto con Morena. No es sólo que López Obrador vaya a Sinaloa a saludar a la mamá del Chapo Guzmán. Es lo que ha pasado en todos los estados de la costa del Pacífico, son los amenazados, los desplazados y los desaparecidos. Es la estrategia de abrazos, no balazos que ha hecho de estos cinco años los más violentos y sanguinarios de la historia de México. Y eso es mucho decir.
Un proceso diferente
El proceso que siguió el partido del presidente de México, Morena, ha sido señalado por sus propios participantes. ¿Fue similar al que realizó el Frente Amplio por México?
—No fue en nada similar. El proceso que organizamos desde la oposición estuvo dividido en etapas para ir depurando las preferencias y al final tener una votación para definir al responsable o la responsable de la construcción del Frente Amplio por México. El proceso de Morena fue simplemente respaldar con una encuesta lo que el presidente de la República había decidido hace meses.
Para nosotros, en primera instancia, se permitió el registro de cualquier persona que quisiera ser el representante del Frente Amplio y se registraron más de 30 personas. En el caso del proceso de Morena, fue por invitación e invitaron a seis personas.
De los más de 30 inscritos al Frente Amplio, 13 pasaron a la siguiente etapa, en donde se pedían 150.000 firmas de apoyo. Después se hicieron dos encuestas para depurar la lista, junto con foros públicos temáticos para dar a conocer a los finalistas, y con los tres del final se haría la votación. No fue necesario llegar a las urnas porque los finalistas Santiago Creel y Beatriz Paredes reconocieron que la mejor posicionada era Xóchitl Gálvez. En el caso del procedimiento de Morena fue una encuesta de 20.000 casos y, aunque ya hay candidata, siguen sin cerrar el proceso, ya que está impugnado con serias acusaciones contra las autoridades de Morena, contra las estructuras de gobierno encargadas de repartir programas sociales (transferencias directas de dinero en efectivo) y contra el propio presidente de la República por intervenir.
Popularidad del caudillo
¿La popularidad de López Obrador se transfiere a la candidata de su proyecto?
—López Obrador es un caudillo y su historia, su popularidad y las pasiones que levanta son intransferibles. Por más que ha intentado trasladar su popularidad a sus allegados, lo que ha logrado es que no exista ningún liderazgo de su partido o de su gobierno que sea reconocido más allá de él.

La señora X
¿Cómo llega la señora X a ser la encargada del Frente?
—La señora X es el elemento más disruptivo que ha tenido la política mexicana en décadas. Tiene una larga trayectoria de resultados en los ámbitos político y empresarial. Tiene una historia personal admirable y actualmente es senadora de la República por el PAN. Siempre se ha caracterizado por ser congruente, valiente y disruptiva, y cada espacio que ha tenido lo ha ganado por su talento y su capacidad.
Llega al proceso del Frente después de haber ganado el derecho de réplica contra el presidente López Obrador. Después de que en una de sus conferencias mañaneras este dijo mentiras sobre Xóchitl, ella interpuso una demanda y ganó la posibilidad de usar el podio del presidente para desmentirlo. Y cuando fue a ejercer su derecho, el presidente le negó la entrada al recinto. El evidente abuso de autoridad puso a Xóchitl en el centro del debate nacional y abrió la posibilidad para ella de abrir las puertas del Palacio Nacional desde adentro y para todos los mexicanos.
Se inscribió al proceso junto con más de treinta contendientes y su ascenso fue inmediato. El requisito de las firmas, que era el más complicado, lo liberó sin dificultad por la participación espontánea y orgánica de miles de mexicanas y mexicanos. Y de no ser ni siquiera medida en las encuestas nacionales, subió alrededor de 40 puntos en tres meses. Hoy está a un dígito de encabezar las preferencias.
Su historia, su trayectoria, su personalidad y sus resultados desarticularon la narrativa oficialista. Hoy la esperanza cambió de manos y está con la oposición. México se escribe con M de mujer y X de Xóchitl.

El reto de 2024
¿Qué sigue después de elegir a la encargada del Frente?
—El reto de la elección de 2024 es muy grande porque no sólo es la presidencia de la República. Es el Congreso de la Unión (500 diputados y 128 senadores), nueve gubernaturas (Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán), más de mil diputaciones locales (estatales), casi dos mil presidencias municipales, más de dos mil sindicaturas y más de 14.000 regidurías. Es el proceso electoral más grande de la historia. Se tienen que definir los espacios donde habrá alianza, a cada una de las y los candidatos, y todo lo que ello conlleva.
También, en paralelo a la definición de candidaturas, se están haciendo las plataformas, que son propuestas al electorado para pedir su voto. En materia de alianza ya está prácticamente terminada la propuesta y se tiene que registrar junto con el plan de gobierno en noviembre. En lo referente al PAN, la Comisión Redactora de la Plataforma está trabajando desde junio, y en enero se registra la plataforma aprobada. Además, cada estado en el que se juega gubernatura o congreso local y cada municipio tienen que elaborar y registrar sus plataformas con las demandas sociales más urgentes. A final de cuentas, no buscamos el poder para ver qué se hace con él, lo buscamos precisamente porque sabemos qué hacer.
Es y será una época de mucho trabajo y de muchas definiciones. Una época que exige la generosidad y la entrega de todos aquellos que quieran construir un mejor país. El PAN está listo y estoy convencido de que el PAN fue fundado para llegar a este momento, y por eso vamos a ganar.
Revertir el autoritarismo
Muchos países en América Latina viven situaciones similares a la que atraviesa México. ¿Qué recomienda hacer?
—Hay momentos en la historia en donde se dan vuelcos hacia el autoritarismo o hacia el populismo. Sin duda, estamos viviendo uno de esos momentos. No es un problema exclusivo de América Latina, pero en la región afecta de manera más directa porque la idea del líder populista, la idea de caudillo gobernante es una idea que en muy buena parte fue generada en América Latina.
Sin embargo, el PAN tiene 84 años y los valores que nosotros defendemos los hemos defendido antes frente al autoritarismo y sabemos cómo ganarle. Lo mismo pasa en cada país de América Latina. No es nuevo el escenario. Ya lo hemos vencido antes, y hay que seguir algunas ideas. Para empezar, hay que defender la verdad, porque los regímenes autoritarios tienen sus propios datos y, si no se defiende la verdad, es muy complejo defender la democracia y la libertad.
Libertad y democracia
También hay que saber sumar y esto es universal a toda la región. Decía Castillo Peraza que se debe tener una ética de perdón porque tenemos que entablar un diálogo y una fuerza común con partidos y movimientos que alguna vez nos han agraviado, pero para ver al futuro es indispensable superar el pasado. Y los caudillos sobreviven y se perpetúan en el poder porque la oposición no logra llegar a un proyecto conjunto y, en lugar de encabezar una gran batalla, viven decenas de pequeñas batallas que poco o nada pueden hacer frente al autoritario. Que quede claro: no estoy diciendo que se renuncie a la identidad propia. Estoy diciendo que la identidad propia sólo se puede desarrollar en clima de democracia, derechos y libertades, y si no lo hay, no habrá identidad de nadie más allá de la oficial.
A esta generación nos ha tocado defender la libertad y la democracia, y hay que estar atentos. También quisiera aprovechar el espacio para pedirle a todos los partidos afines de la región y a todas las personas que defiendan la libertad y los derechos, que estén atentos al proceso mexicano. Necesitamos todos los ojos del mundo en México para que no se atrevan a hacer un fraude; para que no se atrevan a seguir interviniendo desde el Estado en las elecciones. La batalla que vamos a enfrentar es por la libertad y por la democracia.
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