
Expresidente Fernando Lugo – Foto: Presidencia del Paraguay
“Cosas de la vida” tuiteaba el conocido analista argentino en temas internacionales Pedro Brieger, al referirse a la elección de Fernando Lugo como Presidente del Congreso de la Nación, de la mano de los mismos actores políticos que exactamente cinco años atrás lo habían destituido por la vía de un juicio político, que él y sus seguidores del Frente Guazú, hasta hoy siguen repudiando por considerarlo un “golpe parlamentario”.
En realidad son las “vueltas” que da la política, como dinámica de lo impensado, las que llevaron a Lugo a una instancia novedosa en el Paraguay por la cual quien ejerció por un ciclo constitucional la Presidencia de la República, años más tarde, ocupa la titularidad del Poder Legislativo.
Además, es bueno recordar, que desde la caída del régimen de Alfredo Stroessner en 1989, han transcurrido más de 28 años de vigencia de las libertades públicas, de alternancia de los signos partidarios en el ejercicio del poder, y de otros resultados positivos en términos democráticos, que constituyen una continuidad inédita en la historia política del Paraguay.
Más allá de las anécdotas y del recuento histórico, nuestro país atraviesa un período crítico en la prolongada consolidación de la democracia, que por imperio de la inestabilidad política, afecta al funcionamiento de las instituciones y a la credibilidad de quienes las representan.
En el sentido expresado, las decisiones tomadas en ambas Cámaras del Congreso, han sometido las reglas institucionales a los caprichos o intereses particulares de mayorías circunstanciales, que vienen deteriorando nuestro proceso democrático, desde la idea de modificar la Constitución, para permitir la reelección del Presidente de la República, por la vía de una enmienda que ha polarizado a la sociedad, hasta el extremo de costar la vida de un líder juvenil del PLRA, la quema parcial del Congreso, invasión policial sin orden judicial del recinto del citado partido político, infinidad de detenciones, y otros hechos reveladores de la fragmentación producida .
La designación de los nuevos integrantes de las mesas directivas de Diputados y Senadores de la Nación, de por si, no es un hecho grave, por cuanto en éstos casos, siempre los juegos de la política permiten maniobras en varios sentidos, aunque debe reconocerse, en ésta situación, la grosera violación de normas reglamentarias de rango constitucional, que han permitido la destitución de miembros de las Cámaras que integraban, en su representación, el Consejo de la Magistratura y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, que gozan de las mismas inmunidades que detentan los magistrados judiciales, y, que solo pueden ser removidos de sus cargos, por la vía de un juicio político, y, no por la decisión de una mayoría coyuntural del Cuerpo respectivo, tal como así ocurrió días atrás.
Una mirada crítica, comprometida y reflexiva, nos permite observar, que todos los sucesos transcurridos, y los que, seguramente, vendrán, responden a la estrategia hegemónica del oficialismo. dirigida a concentrar el poder político, y, al mismo tiempo, como efecto colateral trascendente, dividir aún más, a sus adversarios internos y externos, de cara a las elecciones venideras.
El Paraguay vive un momento importante en términos económicos, de la producción agrícola y ganadera y de promisorios proyectos de industrialización, aunque con desigualdades sociales inocultables, sin embargo, este proceso está amenazado por un retroceso en la calidad de la democracia, en el respeto absoluto a las instituciones y en la vigencia del estado de derecho, cercado por las desbordadas apetencias políticas.
No todo es oscuro en éste panorama, existe un ciudadanía alerta que ya dio pruebas que está dispuesta a poner límites al ejercicio abusivo del poder político. Su presencia en las calles y plazas de toda la República detuvieron el inconstitucional proceso de reelección presidencial, y. en las elecciones municipales de 2015, volcaron los resultados electorales en los principales distritos del país.
Los actores políticos no deben subestimar a la gente, a 6 meses de las elecciones internas y 10 de las generales, es muy probable que los electores castiguen a quienes se han apartado del marco institucional para romper las reglas de la convivencia republicana y democrática
Finalmente, la coherencia y la firmeza en la defensa de los principios tutelares de una vida en democracia, más temprano, que tarde, derrotarán al oportunismo de las victorias pasajeras, que no detendrán la construcción de la patria soñada en términos de equidad y justicia.
Mario Paz Castaing | @MarioAPazC
Doctor en Ciencias Juridicas, exsenador Nacional del Paraguay y vicepresidente del Partido Patria Querida