En Bolivia, el enfrentamiento entre el presidente Luis Arce y expresidente Evo Morales muestra la fractura del partido de gobierno MAS. Morales fue citado por la justicia acusado de estupro lo que resultó en bloqueos de carreteras y el intento de copamiento de cuarteles por presuntos partidarios. En medio de la tensión culmina el cuarto año de ejercicio del presidente Luis Arce y comienza el año electoral.
Conversamos con Raúl Peñaranda, periodista y analista político boliviano. Actualmente es director de Brújula Digital, un portal de noticias y opiniones. Es autor de varios libros y ha obtenido importantes premios, como el Maria Moors Cabot, que entrega la Universidad de Columbia. Estudió dos semestres en la Universidad de Harvard gracias a haber obtenido la beca Nieman para periodistas. periodista y analista político boliviano sobre la delicada situación y las perspectivas.
El panorama actual
Las noticias de Bolivia son preocupantes.
—En Bolivia dos meses son largo plazo. Todo cambia mucho en poco tiempo. Hemos tenido un octubre muy complicado, con movilizaciones y bloqueos organizados por Evo Morales. Otra situación muy incierta fue el operativo policial para detener a Morales debido al pedido de la justicia en el marco de un proceso por estupro y tráfico de menores.
Tuvimos también una situación realmente muy complicada el primero de noviembre, con la toma de tres regimientos militares en Chapare, donde se produce la coca y donde Morales tiene su bastión más importante. El expresidente Morales presentó al gobierno dos exigencias: que no se lo procese en el tema judicial y que se lo habilite como candidato presidencial. El gobierno insistió desde el principio que ambos temas estaban fuera de su alcance. El Judicial está en manos de un tribunal de Tarija. Respecto al otro, un nuevo fallo del Tribunal Constitucional ratifica que no puede ser candidato porque ningún presidente que ha gobernado dos veces puede volver a postular.
Tuvimos esa situación de alta polarización, que se ha resuelto de una manera relativamente pacífica con represión policial, pero afortunadamente sin muertos entre los manifestantes, que en Bolivia es un tema posible.
Las acusaciones contra Morales
¿Cuál es la situación jurídica?
—Se trata de una relación que tuvo hace años con una menor de 15 años con la que tuvo una hija. Se le acusa de tráfico, porque habría habido manipulación a la mujer y a los padres ofreciéndoles dádivas para poder estar con esta menor de edad y que habría sido trasladada de un lugar a otro. Ahora también en Argentina se lo acusa de haber tenido a su disposición a varios adolescentes. Se señala que la casa donde él estaba también habría sido parte de tráfico de jóvenes y adolescentes.
Yo creo que Evo Morales está en una situación de crisis política muy fuerte. No consiguió nada en su bloqueo, sigue la acusación y además se ha ratificado la inhabilitación como candidato. Resumiendo, es un líder político que sin duda sigue siendo importante, pero que está en su ocaso.
¿Dónde está?
—No está en la clandestinidad. Se sabe su paradero en el Chapare, donde puede tener protección. Desde allí suele dar entrevistas y realizó una huelga de hambre, que era la parte final de su protesta y de su bloqueo. Pero no sale de allí y para el Estado boliviano es muy difícil detenerlo. Creo que sería además un error, porque sería difícil para la policía y porque se lo victimizaría.
¿Es posible que se vaya del país?
—Es posible. Sin embargo, cuando en 2019 se fugó de Bolivia, para él tuvo un costo político enorme. No pudo ser candidato, porque no estaba en el país y mucha gente de su base le recrimina eso: “Nosotros nos quedamos a enfrentar un gobierno adverso y tú huiste”. Sus adversarios le reprochan eso todo el tiempo. Hace unos días declaró que esta vez él no se irá de Bolivia.
Enfrentamiento en el MAS
El responsable del milagro económico de Bolivia está ahora muy enfrentado a Evo.
—Cuando Evo Morales estaba en Argentina en 2020, elige candidato a Luis Arce y como vicepresidente al líder indígena David Choquehuanca. Parece ser que el partido había solicitado que éste último, fuera el candidato. Pero Evo estaba distanciado de él, que había sido su canciller durante 12 de los 14 años y pone a Arce como candidato. A Evo le cuesta mucho mantener aliados. Una primera señal de disenso o de pequeña crítica es inaceptable.
Inmediatamente después de que Arce empieza a gobernar Evo Morales vuelve a Bolivia, y empieza a intentar dominar al gobierno. Hace declaraciones públicas muy fuertes y Arce entonces finalmente reacciona defendiéndose. El origen de todo eso era quién iba a ser candidato para el 2025. Evo quería un compromiso público de Arce de que no iba a presentarse y que Morales iba a ser el candidato. Como no lo obtiene empieza a hacer críticas fortísimas y ahora Arce es el peor adversario, incluso más que los adversarios tradicionales.
Respecto del milagro económico, resulta ser un espejismo. La pobreza ha aumentado a niveles previos al gobierno del MAS. De ser exportadores netos de hidrocarburos somos importadores netos ahora. De tener un dólar fijo ahora hay un dólar paralelo que está con una banda de 50% de diferencia. No tenemos combustibles, tenemos colas larguísimas para poder tener medio tanque de gasolina o diesel para los camiones. En fin, toda esa situación es muy seria.
Promesas incumplidas
¿Qué pasó con el litio?
—El litio, no dio el resultado como se esperó. Durante años Evo Morales, dijo que no iba a exportar sales de litio, sino baterías. Esto parece imposible. Creo solo hay unos cuantos países que producen baterías, como China. Si incluso países desarrollados, no las producen, más difícil sería para Bolivia. Fue un fracaso. Se gastaron mil millones de dólares en la industria del litio y no pudimos exportar una bolsa de sal.
Hay una promesa de empresas chinas y rusas de invertir. Se habla de 2800 millones de dólares, pero para que eso suceda tienen que haber contratos que deben ser aprobados por el legislativo. Pero hasta el momento esto contratos también son una promesa.
Salidas negociadas
¿Arce tiene incentivos para negociar con Evo?
—No tiene ningún incentivo porque Evo Morales se percibe ahora como más débil. Sigue abierto cuál de las dos fracciones va a tener la sigla del partido. Con el fallo que acaba de inhabilitar a Evo, no hay ningún aliciente para el oficialismo de pactar. Por otro lado, Arce es un muy mal candidato según establecen las encuestas, tiene un apoyo de 2% y 80% de rechazo, o sea que parece ser que los dos líderes principales del más están viviendo su ocaso y que no tienen chances reales de reproducirse en el poder.
La oposición
Parece una ventana de oportunidad para la oposición
—Creo que sí, después de veinte años, hay una oportunidad de un cambio político positivo. Pero el gobierno posterior al MAS deberá tomar decisiones muy duras como subir el precio de la gasolina al triple para que se iguale a los países de la región. Tal vez haya que hacerlo gradualmente o sólo para los particulares y no para el transporte.
El segundo el tema del dólar. No habíamos tenido ese problema en Bolivia desde el ochenta y cinco cuando se hicieron reformas liberales. Se cumplen cuarenta años sin problemas con el dólar. Había lo que se llama micro devaluación que no se sentían. Hasta que Evo y Arce tuvieron la mala idea de fijar el dólar, paritario se puede decir siete bolivianos por dólar.
Liderazgos opositores
¿Cuál sería el proceso de la oposición?
Hay algunos líderes importantes en Bolivia que resaltan en las encuestas. Uno es Jorge Quiroga que fue presidente ante la renuncia de Banzer por enfermedad, otro es el empresario Samuel Doria Medina. También están el senador Rodrigo Paz, el expresidente Carlos Mesa y el alcalde de Cochabamba, Manfred Reyes Villa.
La selección del candidato podría ser de arriba para abajo, es decir que los líderes se pongan de acuerdo. La otra opción es que sean los votantes mediante las encuestas vayan definiendo quién va a ser ese candidato fuerte. También es posible que haya más de un candidato y que la segunda vuelta sea la que defina.
¿Existen organizaciones partidarias?
—Los partidos existen, pero casi sin estructuras lamentablemente. Son una sigla con personería jurídica, sin presencia territorial, ni cuadros importantes. Yo creo que acá en Bolivia hay que reconstruir y fortalecer el sistema de partidos. El MAS ha logrado desarticular a los partidos adversarios. Antes teníamos un sistema de financiamiento estatal a los partidos como en otras partes. El MAS rompió con eso porque tenía control absoluto del Estado y no necesitaba este mecanismo.
Creo que vamos a tener un nuevo presidente que espero pueda reconducir esta crisis. Ahí vamos a necesitar a la KAS para que esos partidos ahorita débiles puedan tener democracia interna, presencia territorial y dirigentes, jóvenes y mujeres capacitados.
El contexto internacional
¿Brasil y Argentina influyen en este proceso?
—En Bolivia también han surgido posiciones pro-Milei, candidatos que tratan de imitar un poco su retórica. Pero eso no ha prendido y siguen siendo relativamente marginales en las encuestas. Los líderes señalados son moderados de centro o centro derecha. No hay ninguno de los extremos afortunadamente.
Brasil siempre es un siempre es un factor importante y Lula seguramente podría ser un factor de ayuda a esa transición. No ha apoyado a Morales, sino que más bien ha mostrado una posición de respaldo al presidente que no tiene chances presidenciales. Así que nos quedamos con la esperanza de que surjan líderes y sean capaces de organizar partidos capaces de sostener la institucionalidad y funcionar dentro de la democracia.
¿Cuáles son las perspectivas?
—Tengo esperanza de que uno de estos líderes opositores llegue a la presidencia. Seguramente tendrá que firmar acuerdos en el legislativo, porque no tendrá mayoría. Yo sé que muchos analistas pintan un panorama pesimista, pero quiero darles la contra con mi optimismo.