Arropado por una multitud en el centro de la ciudad de La Paz, Bolivia, el candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), Rodrigo Paz, daba sus primeras palabras luego de conocer los resultados de las elecciones generales. “Hemos clasificado a una final, no hemos ganado nada”, expresaba. Quedó en el primer lugar con el 32,14%, de acuerdo con los datos preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE) .
Paz dio la sorpresa, incluso por delante de Jorge Tuto Quiroga de la Alianza Libertad y Democracia (26,81%). Dejó fuera —según las encuestas previas— al otro favorito, Samuel Doria Medina de Alianza Unidad (19,86%). Por primera vez Bolivia va a una inédita segunda vuelta y da por cerrado el ciclo del Movimiento Al Socialismo (MAS) como partido hegemónico, luego de casi 20 años.
¿Los votos del descontento?
La mayoría de las encuestas autorizadas ubicaban a Rodrigo Paz y su acompañante de fórmula, Edman Lara, entre el tercer y quinto lugar. A pesar de su crecimiento en las últimas semanas, no era previsible este resultado, por lo menos no para todos. ¿Qué pasó?
El voto residual, que rondaba el 32%, era el indicador importante. Pero aún más el denominado “voto oculto”, que el 17 de agosto se transformó, en las urnas, en un voto válido para el PDC.
Un hecho innegable es el hartazgo y desaprobación del actual gobierno del MAS, básicamente por la profundización de la crisis económica que golpea los bolsillos de los bolivianos y también por el debilitamiento institucional.
El oficialismo llegó a la contienda electoral fracturado y sin mucho que ofrecer. El respaldo que forjó el expresidente Evo Morales en sus inicios, que quedó en el ocaso con el mandatario Luis Arce, estaba a la deriva. Sin embargo, los resultados muestran que pudo —por lo menos en una buena parte—, ser capitalizado por el binomio Paz- Lara.
El voto del descontento no tuvo como destino a los opositores Quiroga o Doria Medina. Encontró un punto medio. Por eso resulta difícil encasillar a Rodrigo Paz como candidato de derecha o incluso, centroderecha. Algunos analistas ven en él características de populista o liberal popular. Lo cierto es que su línea no está trazada nítidamente, aspecto que parece jugarle a favor en este punto de la contienda y con miras al balotaje.

TikTok, el secreto de la campaña de Edman Lara
Rodrigo Paz fue la cara visible en los medios de comunicación tradicionales durante la campaña. Sin embargo, Edman Lara fue la pieza clave en las redes sociales, especialmente TikTok, donde tiene una comunidad de más de 193.000 seguidores.
Lara tenía el rango de capitán de la Policía boliviana, pero fue dado de baja por procesos disciplinarios luego de que denunciara corrupción en la institución del orden. Bajo esta bandera de limpieza y renovación, comenzó a mostrar una imagen cercana a las clases populares, de la que se considera parte. Y conectó.
Según la reciente encuesta realizada por la Fundación Konrad Adenauer Bolivia y la Fundación Aru, alrededor del 75% de los votantes de este proceso tienen entre 18 y 39 años, electores con una importante presencia en redes sociales. Con voz enérgica, Lara plantea cambios radicales y denomina a su fórmula “binomio del pueblo”. Desde esta perspectiva no resulta tan sorpresivo el resultado de la votación.
A esto se suma el valor de la campaña en sí, una muy austera respecto a sus contrincantes. Desplegaron una maquinaria financiera para pagar espacios en plataformas y trasladarse a casi todo el país. Los recorridos de Lara fueron cara a cara, retomando las viejas, pero efectivas, prácticas para conquistar el voto.
Un pasado no tan brillante
Es la primera vez que Rodrigo Paz se postula a la presidencia. Pero no es nuevo en política. Tiene una amplia trayectoria como diputado, concejal, alcalde de la ciudad de Tarija, y, posteriormente, senador. Además, es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, que gobernó Bolivia en 1989 y 1993, considerada parte de la etapa neoliberal.
La faceta de autoridad de Rodrigo Paz en esta región del sur (2015-2020) estuvo rodeada de polémica. De hecho, allí no obtuvo la mayoría de apoyo de los votantes, debido al fracaso de su gestión en la ejecución de algunas obras y por presuntos sobreprecios. También tiene cuestionamientos por cierta cercanía con el expresidente Morales, aunque abiertamente y en época de campaña mantuvo su discurso de confrontación con el MAS.
Un balotaje histórico
Por primera vez en la historia democrática de Bolivia el escenario electoral pondrá frente a frente a dos candidatos: Rodrigo Paz y Jorge Quiroga. Por ahora el representante del PDC aparece con una mayor ventaja, más aún luego del apoyo que le aseguró el candidato opositor Samuel Doria Medina. Pero no se puede minimizar el recorrido político y la experiencia de Quiroga, con una línea más clara de derecha liberal.
En todo caso, el desafío será la gobernabilidad, algo que el gobierno de Luis Arce no pudo consolidar y precipitó la debacle del MAS.
Con los resultados preliminares, el PDC se proyecta como la primera fuerza parlamentaria, seguida por Alianza Libertad y Democracia de Jorge Quiroga y Alianza Unidad de Samuel Doria Medina. Se avizora una negociación, pues las tres fuerzas políticas plantean cambios que implican, por ejemplo, la derogación de leyes, que no será posible ejecutar sin diálogo.

Fin para la izquierda
En este nuevo ciclo la izquierda no tendrá poder, por lo menos dentro del Legislativo. El MAS, representado por Eduardo Del Castillo (3.16%), mantiene su sigla, pero no consiguió un sitial en el Senado. La fuerza en las calles, que ha sido una constante durante la gestión de Morales, se mantendrá, según anunció el exmandatario.
En este contexto, Andrónico Rodríguez de Alianza Popular (8,22%) consolidará también su figura de opositor al nuevo gobierno y de contrapeso a Morales, con quien mantiene una confrontación política agravada desde su incursión en estas elecciones. Es el camino que le queda luego de la contundente derrota. “Es momento de levantarnos, hacer una profunda reflexión, recomponer el movimiento popular, corregir los errores y seguir adelante. La política es de resistencia y no de velocidad”.
Para comprender este escenario luego de la primera vuelta es importante revisar el porcentaje de los votos nulos (19,38%) y los blancos (2,45%). El balotaje también se moverá entre estas tendencias. El TSE prevé que los resultados oficiales consolidados se conozcan en los próximos días.
Ante la desinformación, que se incrementó de manera preocupante en la recta final, cerrar una jornada electoral con masiva participación y reconocimiento de los candidatos más votados, ha sido un logro democrático para los bolivianos. El 19 de octubre Bolivia tendrá la segunda vuelta electoral y se conocerán los nuevos gobernantes para los próximos cinco años.