Agua que no has de beber…

Agua que no has de beber…

El refrán, repetido por nuestros abuelos, invitaba a no involucrarse, a dejar que las cosas siguieran su curso natural, a no meterse en asuntos ajenos. Sin embargo, en el Día Mundial del Agua, en tiempos de COVID-19 parece necesaria una relectura de algunas viejas sabidurías.

Por: Manfred Steffen23 Mar, 2020
Lectura: 4 min.
Agua que no has de beber…
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

 

La pandemia, ya lo dice su nombre, está en todos lados y nos afecta a todos. Y por eso, en épocas de globalización, reinstala muros y profundiza grietas. Pero estas, que pretenden transmitir seguridad, no paran un virus invisible y rebelde, que se filtra por todos lados y ataca sin avisar. Nos recomiendan tomar distancia, ya que todo saludo se volvió peligroso. Tal vez la gran enseñanza de toda esta crisis sea que la salud es un bien colectivo, que debemos lavarnos las manos muchas veces y que nadie se salva acaparando jabones.

Estamos conectados, todo el día, sin escapatoria. Nuestros móviles nos acompañan, a veces aturden. Por las redes fluyen las noticias, las informaciones, los rumores. Y como una de las primeras reacciones ante una crisis es la búsqueda de culpables, todos estamos invitados a participar de dicha búsqueda. Así, aparecen teorías conspiratorias y especies animales de nombre exótico, sospechosas de causar el desastre: ¿alguien había escuchado alguna vez la palabra pangolín? Lo importante es comprobar una y otra vez que el mal viene de lejos, que no tiene nada que ver con nosotros. Las redes amplifican, ya que permiten repetir verdades, opiniones o sencillas mentiras, en forma anónima. Aislados, en cuarentena voluntaria u obligatoria, estamos más a merced de la noticia anónima que de alguna forma transmite tranquilidad, confirmando la sospecha o encontrando por fin al malvado detrás de todo esto.

Mundo globalizado

El mundo globalizado significa que en realidad ya no existen fronteras hacia las que avanzar. Todos los rincones del planeta están ocupados con ciudades y carreteras, con plantaciones y parques públicos, con supermercados y lugares de disposición de desechos. En todos los rincones del planeta es posible encontrar residuos plásticos, y los terroristas que combaten la libertad, a veces, visten camisetas de los héroes de la liga de fútbol de Italia. Ya no hay un lejano oeste hacia el cual avanzar para empezar de nuevo. La civilización humana ocupó todos los territorios y, al ocuparlos, los cambió. La diversidad de los ecosistemas es sustituida por monocultivos. Y esto tiene una razón: tenemos que asegurar alimento a cada vez más habitantes del planeta. El problema es que, en un sistema interconectado y simplificado, cada crisis local rápidamente se puede convertir en global.

La importancia del agua

Dice la FAO que «los seres humanos podemos sobrevivir con unos pocos sorbos de agua al día, pero el agua que comemos diariamente a través de los alimentos que consumimos es mucha más: basta pensar en los 15.000 litros necesarios para producir un kilo de carne». Sin agua no hay nada que tomar ni que comer. Sin agua no podremos lavarnos las manos. El agua no es un recurso ilimitado y sin agua no hay vida.

Ningún gobierno ni agencia internacional podrá resolver este tema sin participación de las personas. Parece inevitable involucrarse con las acciones de cada día que involucran la higiene, la distancia para evitar el contagio, cuidándonos. Pero esto no alcanza. Millones de personas no pueden ni podrán lavarse las manos. Y si no cambiamos nuestro estilo de vida, la destrucción de ecosistemas continuará y con ella surgirán nuevos problemas, otra vez globales.

El reto es gigante: implica vincular los conocimientos y las prácticas habituales sobre el terreno, las administraciones y sus políticas, el conocimiento académico, combinando las diferentes perspectivas.

La crisis actual confronta a la humanidad con desafíos inéditos. El origen de la pandemia es múltiple, como lo son las condiciones que hacen posible su expansión en forma exponencial. Algún sabio dijo que si hacíamos lo mismo era bastante probable que el resultado fuera el mismo. La pandemia provoca y provocará dolor. No alcanza ya con dejar fluir.

Nota del editor: Para conocer más sobre estos temas, invitamos a leer el número especial de Diálogo Político sobre «Ambiente y política».

Edición especial de Diálogo Político sobre

Manfred Steffen

Manfred Steffen

Magíster en Ciencias Ambientales por la Universidad de la República de Uruguay. Dipl. Ing. Fachhochschule für Druck in Stuttgart. Coordinador de proyectos de la Fundación Konrad Adenauer, oficina Montevideo.

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