El islamismo y su presencia en Latinoamérica

El islamismo y su presencia en Latinoamérica

Existen organizaciones islámicas que operan en la región. El movimiento que ha mostrado mayor presencia ha sido la organización chií libanesa Hezbollah. ¿Cómo funciona y con qué países tiene alianzas?

Por: Sergio Castaño7 Ene, 2025
Lectura: 6 min.
El islamismo y su presencia en Latinoamérica
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

El islamismo es una ideología que cuenta con un peso determinante en los países de confesión mayoritaria musulmana y que también se desarrolla en América Latina.

Antes de abordar los principales puntos que definen a la ideología islamista, resulta necesario resaltar la diferencia entre islam e islamismo. El primero, es una religión practicada por millones de personas en el mundo que nada tiene que ver con los movimientos políticos islamistas que se han ido desarrollando inspirados en sus principios.

Islam e islamismo

El islamismo encuentra sus orígenes a finales del siglo XIX con teóricos como Jamal Al-Din Al-Afgani, o su discípulo Muhammad Abduh y comienza a desarrollarse a partir de la creación de la Sociedad de los Hermanos Musulmanes en Egipto en 1928. La expansión de la ideología islamista fue vertiginosa y, en pocos años, consiguió tomar un peso relevante en los países de Oriente Medio y el norte de África y, a su vez, tener presencia en Europa y en América.

Por tanto, ha de entenderse como una ideología con la que se identifican diferentes movimientos políticos que buscan avanzar hacia una completa islamización, cuya consagración sería el establecimiento de un Estado islámico en el que todos los aspectos de la vida estarían regulados por la ley islámica.

Por lo general, los movimientos islamistas rechazan los sistemas políticos seculares, y aunque, en ocasiones, participan en los procesos democráticos como vía para ganar presencia mediática e, incluso, alcanzar el poder, su aspiración se sitúa en superar estos modelos y establecer un sistema que responda a sus aspiraciones de alcanzar la completa islamización.

Corrientes

Dentro de los movimientos identificados con esta ideología hay que diferenciar entre el salafismo, el islam político, y el yihadismo.

Los grupos salafistas centran su actividad en el plano social. El salafismo aboga por una interpretación literal del Corán y los hadices (dichos y acciones del profeta), y un retorno estricto a las prácticas y creencias de los primeros musulmanes.

Por su parte, el islam político acepta la modernidad y la participación política con la que ha conseguido importantes logros en Turquía, donde el partido islamista AKP gobierna desde 2003. De igual forma, los partidos islamistas ganaron las elecciones en Egipto, en Túnez y en Marruecos tras las revueltas árabes de 2011. Dentro del islam político cabe destacar a la organización de los Hermanos Musulmanes como referente de la mayor parte de los partidos y organizaciones inspiradas en esta ideología.

Mención aparte merece el islamismo radical, identificado con el yihadismo. Para los yihadistas, la única manera de alcanzar sus objetivos de islamización es mediante el uso de la violencia. En esta vertiente islamista habría que incluir a Al-Qaeda y al Estado Islámico, además de a organizaciones que, como Hamas y Hezbollah, se encuentran a medio camino entre el islam político y el islamismo radical.

Las dos principales corrientes, el sunismo y el chiismo, han desarrollado sus propios movimientos islamistas. Así, mientras que los Hermanos Musulmanes han actuado como referentes de los grupos islamistas suníes, Irán, se ha convertido en el principal patrocinador de los grupos islamistas chiíes, entre los que destaca la ya mencionada organización libanesa Hezbollah.

Naciones que adoptan o reconocen la religión islámica en sus distintas variantes como oficial representados con el porcentaje de creyentes sobre la población. En verde los suníes, en rojo los chiíes y en azul los ibadíes.

En América Latina

La llegada de los primeros musulmanes a América Latina sucede con los procesos migratorios que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX con la llegada de familias procedentes, principalmente, de Siria, Líbano y Palestina. Los destinos fueron dispares, destacando la llegada de familias musulmanas a países como Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Venezuela y México.

No fue hasta mediados del siglo XX cuando los descendientes de estos primeros migrantes comenzaron a conformar comunidades musulmanas organizadas para promover la creación de centros islámicos, y la construcción de mezquitas. Esta evolución permitió reforzar su singularidad y comenzar a trabajar en el reconocimiento de sus derechos como comunidad.

De forma paralela, la visibilidad de esta religión en muchas de las ciudades más importantes de América Latina también sirvió de atractivo para que algunas personas, sin vínculos previos con esta religión, se aproximaran al islam y optaran por comenzar a practicar esta fe.

Las iniciativas de integración no han conseguido alterar la composición heterogénea del islam en América Latina. Entre los musulmanes que habitan en los diferentes países señalados hay un predominio de la corriente suní, aunque, dentro de la diáspora libanesa, también se ha de destacar la importante comunidad chií que se fue asentando en Latinoamérica.

Presencia de grupos islamistas

A diferencia de lo que sucede en Europa, donde desde la década de 1950 las redes islamistas fueron asestándose en países como Alemania, Francia, o Reino Unido, la presencia de estructuras consolidadas de los grandes movimientos islamistas suníes en América Latina es mucho más difusa. No obstante, existen organizaciones islámicas que operan en América Latina cuyos enfoques se sitúan en la línea de los principios promulgados por los Hermanos Musulmanes. Entre ellas cabe destacar a la Federación de Asociaciones Musulmanas de Brasil (FAMBRAS), al Centro Islámico de la República Argentina (CIRA), o algunas de las organizaciones constituidas en el Estado mexicano de Chiapas.

En cualquier caso, el movimiento islamista que ha mostrado una mayor presencia en América Latina ha sido la organización chií libanesa Hezbollah. Los dos principales focos de actividad de Hezbollah en Latinoamérica se sitúan en Venezuela, y en la Triple Frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina.

Los lazos establecidos entre Venezuela e Irán, durante los años en los que Hugo Chávez gobernó el país caribeño, fueron determinantes para que Hezbollah encontrara un contexto favorable para desarrollar sus actividades.

Por su parte, la Triple Frontera concentra los mayores porcentajes de población musulmana de origen libanés, muchos de ellos conectados con Hezbollah. En este sentido, a Hezbollah se le acusa de estar implicado en diversas actividades ilícitas que van desde el blanqueo de capitales a la participación en las redes del narcotráfico. Se considera que los fondos obtenidos en América Latina son enviados a Oriente Próximo para financiar las actividades de Hezbollah en el Líbano.

Sergio Castaño

Sergio Castaño

Analista político. Doctor en ciencias sociales por la Universidad de Valladolid y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja.

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