Hace nueve meses, casi el 59% de los ecuatorianos dijeron “Sí” a dejar de explotar el petróleo del Bloque 43 – ITT (Ishpingo, Tambococha y Tiputini) . Parte de ese bloque está dentro del Parque Nacional Yasuní, territorio amazónico catalogado como Reserva de Biósfera,. Coincide también con algunas de las tierras donde viven los indígenas en aislamiento waorani.
A principios de año 2024 el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, planteó postergar la salida de la industria petrolera del Parque Yasuní. Activistas advirtieron que impulsarán la destitución de Noboa si incumple con el cierre petrolero en la reserva Yasuní. Estarán vigilantes del cumplimiento del mandato popular aprobado en votación nacional. Dos meses después de la votación fue cuando más barriles de petróleo se explotaron en el bloque. El balance anual que publicó la estatal Petroecuador sobre sus actividades en el 2023 muestra que octubre rompió los récords de producción en el Bloque 43 ITT, con 1.783 barriles en un solo mes.
Los ojos puestos en el Yasuní
En una carta abierta al presidente Noboa en agosto 2023 expertos independientes en derechos humanos han expresado su preocupación ante varios reportes sobre la perforación de nuevos pozos en la reserva. Han instado al gobierno y las empresas petroleras de aplicar urgentemente la voluntad popular y acelerar el proceso de transición. “A través del voto, la nación ecuatoriana envió un mensaje claro al gobierno. Ecuador debe dar prioridad a la protección del clima, del medio ambiente y de los Pueblos Indígenas que dependen de él, y alejarse de un modelo económico basado en el agotamiento de los recursos naturales y la extracción de combustibles fósiles”, afirmaron los expertos.
Ante la demora para diseñar la difícil tarea del desmonte, el Ministerio de Energía dijo que necesitarían por lo menos cinco años más. Se requiere retirar la infraestructura con la que explotan los hidrocarburos y frenar las licencias ambientales de las compañías petroleras que operan allí. Además se debe reparar la naturaleza, tal como lo determinó la Corte Constitucional. Se suma que el gobierno ha afirmado que “la moratoria es un camino viable”. En varias ocasiones ha mencionado que buscaría que la Corte le dé más plazo para cumplir los resultados de la consulta popular.
¿Todo como antes?
Algunos actores, como la presidenta de la Asociación de Mujeres Waorani de Orellana, afirmaron que la explotación de hidrocarburos continúa “exactamente igual que antes de la consulta popular” . Por esto que solicita al presidente Noboa que cumpla la promesa que hizo durante la campaña electoral, de ejecutar el mandato popular.
Frente a ésta y otras voces, el presidente crea en mayo 2024 un comité conformado por cuatro ministros y el gerente de Petroecuador con el fin de ejecutar la voluntad popular del Yasuní ITT y comenzar a desmontar el bloque 43. Sin embargo, en esa misma fecha la explotación petrolera en el bloque continúa. Finalmente, en agosto, Noboa pide a la Corte Constitucional que realice el seguimiento al dictamen que dio la favorabilidad para la consulta popular. Reafirma así su compromiso de respetar la decisión popular de detener la explotación. De esta forma se dispuso que todas las instalaciones petroleras fueran desmanteladas un año después de la proclamación de los resultados oficiales, es decir hasta el 31 de agosto 2024.

El debate continúa
Paralelamente el debate continúa, pues el cierre anticipado de un bloque petrolero es una situación inédita en la industria. Es imprescindible identificar mecanismos técnicos, jurídicos, ambientales y económicos para alcanzar este objetivo. Estos desafíos deberán ser considerados por la Corte Constitucional.
Detractores de los resultados de la consulta y pese a lo sentenciado por la Corte Constitucional, cuestionan la viabilidad de los resultados. Siguen cuestionando la sentencia de la Corte Constitucional tachándola de haberse dejado inducir al error, solicitando que se revea la sentencia. Plantean que se debería realizar una nueva consulta no a nivel nacional sino local. Inclusive se ha planteado que el Ejecutivo dilate su cumplimiento ya que la producción de más 50.000 barriles de crudo al día producido por el Bloque 43 ITT, equivale a cerca del 11% de toda la producción petrolera nacional. Se trata del cuarto yacimiento más productivo en todo el país.
Por otro lado, están los veedores del cumplimiento de la voluntad popular agrupados en diferentes colectivos especialmente quienes impulsaron la consulta como los Yasunidos, algunos grupos indígenas independientes y otros con tinte político, además de algunos sectores académicos. Todos ellos sostienen que sí hay alternativas para generar ingresos que podría compensar las que el Ecuador dejaría de percibir por el cierre el Bloque 43 ITT.
Plan de cierre
Luego de varias presiones de la sociedad civil, en agosto del 2024 el gobierno presenta el Plan de Cierre, Desmantelamiento y Abandono del Bloque 43 ITT. Este plan se completaría en cinco fases, que culminarían en agosto del 2034. Según datos de este Plan, el cierre anticipado del bloque 43 ITT representaría una pérdida de ingresos estimada entre $ 2.198 millones y $3.581 millones. A esto se suma el costo de cierre y abandono que se calcula en $1.345 millones. Para el 30 de agosto 2024 se previó se inicie el apagado, cierre y taponamiento de 246 pozos. Este proceso demorará hasta el 31 de diciembre de 2029. Noboa pidió que se convoque a una audiciencia pública con el plena de la Corte para exponer el informe sobre impactos y presentar documentación de soporte.
En definitiva se trata de dos visiones diferentes. Una propone seguir explotando y haciendo más de lo mismo. Es innegable el impulso que en los años 70 durante el boom, el petróleo dio al desarrollo del Ecuador. Sin embargo, en el contexto actual prima la corrupción, la rotación de autoridades, falta de liderazgo, la ineficiencia, falta de inversión en el sector, la falta de potenciación de la infraestructura existente. Estos problemas ha llevado a una situación alarmante del desplome en la producción petrolera del país, que desde el 2014 ha declinado en un 23.8% según cifras de Petroecuador. Es decir, de 550.000 barriles diarios de aquella época, actualmente estaríamos produciendo 470.000 barriles diarios.

Por otro lado, el petróleo es un recurso natural no renovable. Las cantidades disponibles son limitadas, sin posibilidad de regeneración a la velocidad en la que se lo consume. Se estima que Ecuador podría dejar de ser un país exportador neto de petróleo entre 2027 y 2031. Esto significa que, en los próximos diez años, alcanzaría para cubrir únicamente su demanda interna. Frente a esto, existen voces que proponen apostarle a la no explotación petrolera en un área protegida única en el mundo. Se apostaría a la conservación de los recursos naturales y biodiversidad promoviendo un desarrollo que se aleje del modelo de extracción petrolera.
Mirada al futuro
La verdad es que lo hecho, hecho está. Lejos de llorar sobre lo acontecido es prudente y de sabios mirar a futuro aprendiendo del pasado. Lamentablemente, es muy poco o casi nulo lo que Ecuador ha construido en más de 50 años de explotación petrolera para hacer frente a un inminente futuro económico post-petrolero. Las políticas de Estado no han sido con visión a largo plazo, sino políticas de periodos de gobierno electorales.
Es imprescidible que en el corto tiempo que queda se diseñe y ejecute un plan para esta transición. Se deben explorar soluciones y alternativas de ingresos que demanda el país con este nuevo rostro. Se trata de apostar por mantener el capital natural y biodviersidad en un contexto mundial que literalmente está ardiendo por las altas temperaturas debido al cambio climático, sequías, falta de agua, contaminación, extinsión masiva de especies.
El mundo está hábido de escuchar ejemplos y liderazgos disruptivos. Una carta bien jugada como la que Ecuador tiene entre manos podría ser un ejemplo para la comunidad internacional. Se podría gritar al mundo sobre el gran sacrificio que han hecho los ecuatorianos por apostarle a un futuro diferente. Una carta que bien jugada podría significar ingresos económicos de cooperación internacional. Esto podría atraer inversión privada y alianzas público privadas. Y hacer posibles mecanismos económicos como canjes de deuda por naturaleza, de líneas de crédito por naturaleza positiva y biocomercio, entrar en los mercados de carbono, de innovación tecnológica para potenciar la producción, la agricultura y la ganadería. Se trata, finalmente, de sentar bases para una nueva economía.
En busca de alternativas
El gobierno actual y los candidatos aspirantes a ocupar el sillón de Carondelet deberán estar preparados para enfrentar este gran reto. Existen algunas propuestas de alternativas que deberán ser analizadas en su viabilidad por el mismo colectivo Yasunidos. La región amazónica podría convertirse en el laboratorio que provea al mundo de biomedicinas. Implicaría la acelaración de la industrialización de la biotecnología, el fortalecimiento de la agricultura familiar y campesina, el turismo comunitario y ecológico. Comprendería la recuperación mejorada de petróleo sin expadir la frontera petrolera, el procesamiento de gas, reciclaje y la ecuperación de minerales, electrificación del transporte público, la justicia fiscal.
Finalmente, haría posible el cierre de mecheros que queman de forma permanente cientos de metros cúblicos de gas producto de las operaciones de extracción petrolera afectando a la salud de las comunidades, agua y soberanía alimentaria. Según estudios podría representar su procesamiento y distribución comercial hasta 400 millones de dólares anuales de ingresos. Por otro lado está la racionalización de los subsidios. Es inconcebible que de los USD 4.500 millones que se destinaron a subsidios de combustibles en el 2022 representen cuatro veces el presupuesto destinado a la protección social.
La sustitución de los ingresos por el cierre del Bloque 43 ITT será sin duda el reto más importante para el gobierno nacional. Implicará un aumento de la inversión social sin depender de la explotación de los recursos naturales.
Los ecuatorianos votaron a favor de dejar de explotar los pozos petroleros de dicho bloque por el impacto ambiental en las comunidades indígenas. Y aunque la votación es de obligatorio cumplimiento con un tiempo límite para su desmonte progresivo, en la práctica aún no ha ocurrido nada al respecto.
Una oportunidad de cambio
El mundo sigue observando, los ecuatorianos también. El gobierno tendrá que tomar el “toro por los cuernos” y revertir el problema en una oportunidad única para construir las bases de un nuevo modelo de desarrollo que no este basado en la explotación de sus recursos naturales. Paralelamente deberá resolver los probelmas urgentes que aquejan al país como el combate al crimer organizado transancional, la generación de empleo, el combate a la corrupción, la inversión en educación de calidad, la cobertura y protección social, inversión en infraestructura.
¿Cómo enfrentar este reto? Tarea titánica, sin duda alguna. Cumplir una disposición como es un mandato popular, conjugar diferentes visiones en intereses dentro de un mismo país que enfrenta altos índices de pobreza, inseguridad, desempleo y una dura situación económica, será ardua tarea. El gobierno tendrá que saber navegar habilmente en aguas turbulentas. Deberá articular varios sectores para cobijarlos bajo una sola visión de país: una economía post-petrolera para Ecuador.