Argentina: crónica de una derrota anunciada

Argentina: crónica de una derrota anunciada

Argentina tendrá por delante dos años muy complejos, con una crisis económica severa y una gobernabilidad dificultada.

Por: Carlos Fara15 Nov, 2021
Lectura: 5 min.
Argentina: crónica de una derrota anunciada
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Este domingo 14 de noviembre se celebraron las elecciones legislativas de medio término, donde se renovaba la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la Cámara de Senadores.

El 12 de septiembre se habían producido las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), en las cuales el oficialismo ya había sufrido una derrota importante.

Los resultados de este domingo pasado ratifican en buena medida la foto que habían arrojado las PASO: derrota del oficialismo en la mayor parte de los distritos del país, sobre todo en la estratégica provincia de Buenos Aires —casi 40 % del padrón nacional—; triunfo opositor en tradicionales bastiones peronistas, inesperadamente; una diferencia de aproximadamente 9 puntos entre la principal oposición y el kirchnerista Frente de Todos.

Más allá de esos indicadores, se registró además un dato clave: por primera vez desde el regreso a la democracia en 1983, el peronismo pierde el quorum propio en el Senado Nacional. Eso obligará al oficialismo a negociar con otras bancadas el apoyo para poder sesionar. La oposición, Juntos por el Cambio, logra su número más grande de senadores desde su conformación en 2015.

Para comprender por qué se dieron estos resultados hay que retrotraerse al triunfo de Alberto y Cristina Fernández en 2019. En ese momento, dado el fracaso económico del expresidente Macri, la mayoría de la sociedad votó por una moderación, tanto de estilo como ideológica, teóricamente garantizada por la figura del actual presidente. El primer mandatario tuvo un momento de gloria entre marzo y junio de 2020 durante los dos primeros meses de la cuarentena dura por la pandemia, donde rozó el 80 % de aprobación. Era el líder del consenso para asegurar una eficiente lucha contra el virus.

Sin embargo, a partir de junio del año pasado, el presidente Fernández empezó un camino oscilante, que implicó mayor confrontación con la oposición y la toma de una serie de medidas más intervencionistas en la economía. Eso produjo un progresivo desgaste que lo fue desdibujando en su liderazgo hasta el momento de estas elecciones.

La cuarentena estricta por la pandemia se hizo muy larga para el humor social, produjo un cansancio severo y generó varias consecuencias negativas en el plano económico y social. El país fue uno de los que más retracción de su PIB tuvo dentro de la región, con un índice de inflación del 36 % en 2020 y un incremento severo de la pobreza.

Más allá de los errores políticos propios, incidió mucho su conflictividad permanente con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ella hizo públicas sus diferencias varias veces, cuestionando a sus funcionarios, e instándolo a una radicalización en sus formas y contenidos. En una Argentina con una fuerte tradición presidencialista, estos cortocircuitos le hicieron un flaco favor a Alberto Fernández.

A la cuestión política, un manejo deficiente de la pandemia, un rumbo errático en lo económico y un incremento de la inseguridad a medida que se fue volviendo a la vida normal, se sumaron una serie de hechos desafortunados como cuando trascendió una foto del festejo presencial de la primera dama con amigos en julio del año pasado, cuando la población sufría grandes restricciones, o el llamado vacunatorio VIP referido a la aplicación de vacunas a personajes cercanos al poder cuando aún había poca disponibilidad de dosis para los ciudadanos comunes. Todos esos gestos contribuyeron al desdibujamiento del liderazgo antes comentado.


La distribución de bancas en ambas cámaras. Fuente La Nación

A medida que fue progresando la vacunación y cayó la curva de contagios y muertes, la demanda social se centró claramente en la cuestión económica. Si bien Argentina está concluyendo este año con una recuperación del PIB del 8 %, va a registrar una inflación del 50 % —una de las más altas del mundo—, lo cual deteriora el poder adquisitivo de los salarios y frena un crecimiento sostenible en el tiempo. Este cuadro económico fue uno de los grandes determinantes para la derrota del kirchnerismo, a lo que se debe agregar una persistente percepción pesimista sobre el futuro del país.

Entre las primarias y la elección general —ambas en derrota— el oficialismo sufrió una crisis fuerte por planteos de Cristina Fernández al presidente, lo que desembocó en cambios en el gabinete que redujeron el poder del mandatario e implicaron una tregua hasta el comicio del 14 de noviembre. Luego se implementaron una serie de medidas para cambiar el estado de ánimo social, tratando de reanimar el consumo popular —el llamado plan platita en el bolsillo de la gente— y se hicieron algunos cambios en la estrategia de campaña.

En función de los resultados electorales y los sondeos propios, muy pocas de estas iniciativas tuvieron efecto sobre el ánimo de la población, ya que la mayor parte de los indicadores claves de opinión pública permanecieron inalterados. Si se analizan con detenimiento los números de la elección general, se verá que la foto es muy similar a la de las PASO, siendo lo más notable el achicamiento de la diferencia en el principal distrito, la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, el Frente de Todos se complicó con malos desempeños en varios lugares del interior profundo, inclusive obteniendo el tercer lugar en la provincia natal del kirchnerismo, Santa Cruz.

La de este domingo 14 de noviembre es una nueva derrota en una elección legislativa que sufre el kirchnerismo, que desde 2009 nunca pudo ganar en un comicio de medio término y solo pudo imponerse en 2005. De este modo, Argentina se suma a la lista de oficialismos que pierden elecciones a partir de la pandemia del covid-19. Estas experiencias de voto ciudadano también muestran que cuando existe una ola de opinión pública contraria al gobierno de turno, no hay recursos fiscales que valgan para revertirlo. En todo caso, solo logran amortiguar algo la caída.

Por último, con este equilibrio en ambas Cámaras del Congreso, Argentina tendrá por delante dos años muy complejos, con una crisis económica severa y una gobernabilidad dificultada.

Carlos Fara

Carlos Fara

Consultor político especialista en opinión pública, campañas electorales y comunicación. Ha participado en campañas electorales en Argentina y Latinoamérica. Premio Aristóteles a la Excelencia 2010.

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