Durante el primer semestre del 2020 hemos vivido más tiempo en las pantallas que en cualquier otro espacio. La pandemia COVID-19 y el aislamiento o cuarentena como medida de prevención para evitar la propagación del virus, nos obligaron a estar más tiempo a través de la red.
Sin embargo, no es nuevo el exceso de conexión. Ya veníamos hiperconectados, social y digitalmente activos, y estos últimos meses se profundizó más. Un estudio de 2019 de la agencia Summer
indicó la media de conectividad al año, era alrededor de 33 días (800 horas) conectados a las pantallas ¿imaginan cómo se incrementó esta cifra el primer semestre del 2020?Transitando la hiperconectividad
La conexión hoy es parte de los nuevos hábitos sociales: el teletrabajo, la educación virtual, la salud virtual (preventiva). Como garantía de los derechos sociales y humanos, cientos de países tuvieron que adaptarse, a esto se le suma la necesaria transformación digital de actores de la economía pero también movimientos culturales y sociales que tuvieron que apostar a la aceleración de procesos digitales, sin duda una oportunidad que muchos supieron capitalizar. Esto impulsó también el crecimiento de plataformas como herramientas virtuales necesarias que empezaron a formar parte de nuestras vidas de distintas maneras:
- Conectividad: La aplicación Zoom se convirtió en una de las plataformas más usadas internacionalmente, paso de unos 10 millones de participantes en reuniones diarias en 2019 a 300 millones en mayo de este año. Escuelas, empresas e instituciones públicas y privadas de todo el mundo se conectan a través de Zoom con la posibilidad de transmitir vía streaming, inspirando la renovación de otras plataformas como Google Meet, o sala de reuniones a través de Facebook.
- Mecanismos financieros y comercio electrónico: Las personas y las empresas aceleraron su transformación en lo digital, con alternativas que impulsan más transacciones simples y digitales, usuarios y monederos virtuales cobraron auge este semestre. Como una premisa de sostenibilidad, el Internet, se convirtió en un canal para que millones de pymes subsistieran frente al cierre de comercios. Una lucha de hace años se está alcanzando en pocos días. En tan solo 6 meses, las acciones de la empresa argentina Mercadolibre crecieron un 49%, pasando de valer US$572 en 2019 en Wall Street a los US$856 que vale hoy.
- Nuevas formas consumo cultural: Las organizaciones, empresas y personas de la cultura también se reinventaron para poder seguir ofreciendo su contenido. Hoy existen múltiples alternativas para que las personas puedan, desde sus casas, ver obras de teatro o películas, leer libros nuevos o disfrutar de un concierto.
Brecha digital
Hablar de conectividad también es visualizar la brecha que durante este tiempo también se ha visto profundizada en comunidades rurales y en zonas más vulnerables. Estar incluidos digitalmente implica que tres pilares estén presentes: conectividad, dispositivos y formación. Esto ha desafiado a los gobiernos, obligándolos a pensar en desarrollo de nuevas y mejores políticas para alcanzar la verdadera inclusión digital.
Uno de los mayores desafíos se dio en el marco educativo, donde las peores consecuencias post COVID-19 no serán precisamente por el exceso de pantallas. Si antes la brecha digital hacía diferencias por el acceso a los dispositivos, ahora además de estar conectados a internet se le suma las plataformas y los conocimientos para utilizarlas o los aprendizajes que se generan con ellas.
La CAF, en su estudio “Las oportunidades de la digitalización en América Latina frente al COVID-19”
señaló que el Ecosistema Digital de la región América Latina y el Caribe está posicionado en un nivel intermedio respecto a otras regiones del mundo. Con un índice de 49.925 (en una escala de 0 a 100).Latinoamérica experimenta serios problemas de banda ancha y poca velocidad de conexión lo que impide el uso simultáneo de aplicaciones. Países de la región experimentan tres tipos de uso
. Uso básico: correo electrónico, videos y radio; Uso moderado: funciones básicas simultáneas más una actividad en línea de alta demanda como video de alta definición o videoconferencia; Uso intensivo: realizar simultáneamente funciones básicas y dos o más actividades de alta demanda. Usuarios de la región deben elegir entre teletrabajo, teleeducación o entretenimiento. De acuerdo a estadísticas de monitoreo de CEPAL Venezuela y Nicaragua experimentaron durante el primer trimestre del año la velocidad de navegación más baja, permitiendo un uso básico de la conexión, a diferencia de Uruguay y Brasil que superan el uso medio con más de (20 Mbps) y panamá y chile con una conexión optima de más de (27 Mbps).¿Nos está afectando la hiperconectividad?
Distintos especialistas han advertido sobre los riesgos de no limitar la conexión, el psicólogo laboral Gerardo Pruyas
explicó el impacto de la pandemia de coronavirus en la psiquis, sobre todo de quienes tuvieron que adaptarse a no poder separar el entorno laboral del hogar, explicó “esto lleva a una híper conectividad porque no se puede controlar la cantidad de horas que estamos frente a una pantalla, trabajar fuera de horario y si no lo sabemos manejar va a interferir en nuestra salud mental”.Riesgo latente se ha aumentado el sentimiento de soledad, ya que el vínculo que se crea a través de una pantalla es débil y empuja a los usuarios al aislamiento.
¿Estamos perdiendo el contacto cara a cara?
Se instaló una cultura de interrupción en nuestros días, debilitando la capacidad de relacionarnos cara a cara. Nos falta el componente sensorial, el tiempo que pasamos pegados a una pantalla le resta espacio a la comunicación interpersonal y a los contactos directos incluso a los de nuestro propio hogar.
Estamos poniendo en riesgo los 5 sentidos, hoy resulta difícil mantener una conversación cara a cara sin revisar e dispositivo, el email o los comentarios de una de las redes sociales. Esta cuarentena capaz nos esté obligando a mirar hacia atrás y extrañar los momentos que estuvimos juntos pero no presentes.
¿Cómo puedo organizar una desintoxicación digital?
- Planifica los horarios, aunque resulte complejo es indispensable administrar nuestra propia agenda y en ella incluir la desconexión digital. (Google Calendar, Trello).
- Práctica la automatización, si trabajas con redes, eventos u otro hay multiples plataformas que te permiten automatizar y programar. (SocialGest).
- Date un descanso, asigna momentos para estar desconectado, esto podría incluso disminuir algunas molestias físicas como el cansancio de la vista, dolor de cuello y cervicales.
Más de 4,5 miles de millones de personas usan Internet, y al menos 3,8 miles de millones usan redes sociales
, la conexión digital se transformó en una herramienta indispensable para sostener el sistema, la red anticipó los brotes del COVID-19 y permitió establecer tanto políticas de emergencia como nuevos mecanismos de teletrabajo, educación, entretenimiento e impulso comercial.Sin embargo muchos especialistas coinciden en que este contexto excepcional también debemos reflexionar sobre las consecuencias del uso excesivo de la tecnología. No hay que perder de vista que la híperconexión puede ocasionar diversos problemas psicológicos (adicción, ansiedad) y físicos (cansancio de ojos, problemas posturales).
Para los gobiernos y en especial para la región, resulta un desafío la reducción de la brecha digital, la implementación de programas de acompañamiento y formación para un uso adecuado, seguro y responsable de las herramientas digitales y sin duda avances en materia jurídica que acompañen la demanda real de la teleeducación, teletrabajo pero también a los ciberdelito.
1] https://www.reasonwhy.es/actualidad/summer-hits-estudio-hiperconectividad-soledad
https://scioteca.caf.com/handle/123456789/1541 Cepal: Informe de alto nivel Tecnologías digitales en tiempos de COVID-19 Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=5C4wBDzlXXs https://wearesocial.com/digital-2020