La generación perdida en Latinoamérica: la educación

La generación perdida en Latinoamérica: la educación

Sin duda la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto sin precedentes en todos los países del mundo. La realidad

Por: Alberto López24 Sep, 2020
Lectura: 3 min.
La generación perdida en Latinoamérica: la educación
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

Sin duda la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto sin precedentes en todos los países del mundo. La realidad es que ninguna nación, sin importar su nivel de desarrollo, contaba con los mecanismos sanitarios o sociales suficientes para responder a los confinamientos y mucho menos para hacer frente a todas sus consecuencias.

No es un secreto que el coronavirus expuso todas las desigualdades en el mundo, desde las brechas salariales de género, pasando por las altas tasas de informalidad laboral, la fragilidad de los sistemas hospitalarios, entre muchas otras. Pero quienes están viendo afectado su presente, con consecuencias que las seguirán impactando por años, son las nuevas generaciones.

La niñez y la juventud son elementos esenciales en nuestras sociedades pero para desarrollarse necesitan dos pilares elementales: el acceso a la educación y a un empleo digno. Son justo estas dos áreas las que están siendo más afectadas por las cuarentenas. Analicemos la primera.

Tras conocerse los primeros casos de COVID-19, las escuelas fueron las primeras que cerraron sus puertas y aunque los gobiernos latinoamericanos han intentado que el ciclo escolar no se paralice, el 60% de las medidas tomadas están enfocadas en el uso de plataformas digitales; es aquí donde la desigualdad es evidente.

Según información del Ministerio de Educación de Panamá, apenas el 30 % de los hogares de los estudiantes de educación pública tienen acceso a una computadora y únicamente 11 % cuentan con banda ancha de internet. Pero la situación no es muy diferente en el resto de la región, según el informe del Monitor Global de Educación de UNESCO: tres de cada diez casas en la región no tienen acceso a internet, por lo que al menos un tercio de los estudiantes no podrán continuar sus estudios.

Otro aspecto poco analizado es si los profesores cuentan con las habilidades para enfrentar el reto de la educación digital. Veamos un ejemplo: en Brasil, únicamente el 20 % de los docentes están capacitados en educación a distancia, de acuerdo con una investigación de UNESCO.

Pero el panorama es aún peor si tomamos en cuenta que en muchos países, particularmente con condiciones más vulnerables, las escuelas son más que centros educativos, pues se han convertido en espacios de cuidado y alimentación para los alumnos. Así, la suspensión de clases deja indefensos a aproximadamente 85 millones de niños en la región que reciben desayunos y comidas en sus escuelas.

En conclusión, estamos presenciando un fenómeno único en la historia de la humanidad, cuyos alcances aún no somos capaces de dimensionar y, por ende, no estamos actuando en consecuencia. La pandemia nos obligó a entrar de lleno al mundo digital, pero a muchos países los toma sin las herramientas necesarias para hacerlo y el gran riesgo es que muchos se queden atrás, sobre todo los más vulnerables. Es ahí donde entra la labor de la sociedad civil, de todos nosotros. ¿Qué estamos haciendo por nuestras comunidades?

Alberto López

Alberto López

Internacionalista (Universidad Nacional Autónoma de México). Actualmente es asesor de análisis internacional y comunicación de la Secretaría de Asuntos Internacionales del Partido Acción Nacional de México.

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