México y Colombia: procesos políticos, aprendizajes y retos

México y Colombia: procesos políticos, aprendizajes y retos

Este análisis comparativo busca promover la discusión. Los procesos políticos de estos países, ¿pueden desarrollar un aprendizaje mutuo? ¿De qué manera ciertas discusiones políticas resuenan de forma distinta?

Por: Nicolás Díaz Cruz25 Jun, 2024
Lectura: 6 min.
México y Colombia: procesos políticos, aprendizajes y retos
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Artículo original en español. Traducción realizada por inteligencia artificial.

México y Colombia comparten tradiciones de todo tipo. Históricamente, son países con una gran diversidad de sus habitantes en términos étnicos, lingüísticos y culturales, fruto de su historia precolonial y, posteriormente, del colonialismo español y el mestizaje, propios de cada construcción nacional.

A partir de ese momento, a nivel político han experimentado conjuntamente la herencia de la democracia representativa, el sistema presidencialista y un sistema de partidos políticos de tipo hegemónico. Pocos partidos (en el caso de México uno solo) dominaron la escena política (roto por la coyuntura de los últimos años), así como una historia compartida de conflictos internos, orden público y narcotráfico.

Nueva configuración del poder

Ambos países experimentaron un proceso de independencia liderado por élites criollas que se rebelaron contra la corona española. Tras la independencia, dominaron el gobierno a través de unos pocos partidos políticos. Los dos países se ufanan de tener larga tradición de construcción democrática, pero siempre interrumpida por conflictos armados y guerras civiles. A su vez, comparten altas cifras de confianza y una sólida tradición partidista en sus sistemas democráticos. Aunque desde la década de los 90, surgieron cambios significativos, con nuevos actores involucrados en un declive partidista. Actualmente, estas estructuras de partidos políticos, han girado en torno al liderazgo individual de sus fundadores, hombres curtidos en la política. ¿Es esta una nueva configuración del poder?

A partir de la Revolución Mexicana, el Partido Revolucionario Independiente (PRI) fue hegemónico durante décadas sin ninguna alternancia. Posteriormente, el Partido de Acción Nacional (PAN) rompió esta tradición y entró al gobierno. Así como el PRD, que también entró a alimentar el sistema partidista y ser opción de poder. En los últimos años, Morena, partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, ha logrado un dominio histórico a nivel nacional y asegurado la sucesión en el poder con Claudia Sheinbaum.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum.

De forma paralela, en Colombia hubo hegemonías por épocas y una alternancia conciliada de poder entre dos partidos tradicionales. El Partido Conservador y Partido Liberal, conocida como Frente Nacional. Esto se rompe con la entrada del partido de la U, encabezado por Álvaro Uribe y posteriormente del Centro Democrático, también de su mismo liderazgo. En estos últimos años alternó hacia la izquierda con la coalición del Pacto Histórico y el partido Colombia Humana, liderados por Gustavo Petro.

Hacia la concentración de poder

Encontrar elementos comunes de este declive partidista en los dos países es una tarea estudiada. Algunos síntomas se encuentran en el desgaste de la ciudadanía respecto a las instituciones democráticas, a causa de la corrupción (agenda constante en los dos países).

En los 80 y 90 se implementaron políticas similares de apertura económica y neoliberalismo con efectos visibles como la desigualdad. Pusieron en la agenda  la concentración de poder en unos pocos. Todas estas cuestiones desconectaron en distintas latitudes de América Latina a los principales partidos tradicionales con sus militantes y afiliados, generando nuevos partidos políticos y figuras de poder desde otros sectores ideológicos.

¿Qué tan duradero es el viraje?

El viraje a la izquierda parece más hegemónico y estable en México hasta el momento. En Colombia es muy pronto de pronosticar. Pero, por encuestas de favorabilidad y el anterior proceso electoral, no parecen tomar el mismo curso. Lo que se presencia ahora, es una nueva configuración de poder. Hay nuevas caras, pero: ¿eso se trasladará a una nueva política?

Si bien la trayectoria política de AMLO y de Petro coinciden en haber tenido procesos de desafuero y destitución, respectivamente, por parte de la Procuraduría, el estilo de liderazgo parece ser distinto. A pesar de ser carismáticos, tienen distintas formas, apuestas y narrativas. El gobierno de AMLO se caracterizó por la austeridad y por ser más conciliador y pragmático, con menos programas y reformas que el segundo. Por su parte, Petro es un orador mucho más elocuente, más ambicioso en sus reformas y más combativo, incluso en escenarios internacionales.

El giro a la izquierda en México parece más estable, no solo por la amplia votación de Sheinmbaum, también por el dominio electoral en la gran mayoría de estados mexicanos. En Colombia, ni en gobernaciones ni en alcaldías el petrismo creció. Su discurso, en vez de moderarse tiende a ser más combativo en materia de reformas.

Sociedad civil

Respecto a la sociedad civil organizada, el gobierno de Petro ha buscado tener una mejor relación que AMLO, confrontativo en varias ocasiones. Sin embargo, los dos gozan de críticas y cuestionamientos en materia de transparencia y ausencia de políticas anticorrupción. Aunque Petro mantiene procesos abiertos en materia de transparencia electoral, así como de escándalos de corrupción y enriquecimiento ilícito de su círculo cercano.

Los dos fueron cuestionados sobre la protección de libertades civiles, particularmente sobre la libertad de expresión, la protección de defensores de derechos humanos y periodistas, y el respeto a la autonomía de instituciones independientes.

Políticas públicas

Con respecto a las políticas de seguridad, mientras en Colombia Petro ha propuesto un enfoque más orientado hacia el diálogo, la negociación y los derechos humanos, AMLO en México ha priorizado una presencia militar contínua en la lucha contra el crimen organizado. Creó la guardia civil, combinada con programas sociales y desarrollo económico. La ruta y las trayectorias de políticas de seguridad y su impacto, es materia pendiente en cuanto al aprendizaje y trabajo conjunto entre los dos países.

En materia de cambio climático hay distancias enormes. El gobierno colombiano ha logrado poner en agenda el tema de forma contundente, la política de estado mexicana será más conservadora por los siguiente años. Aunque sus políticas en materia de calidad del aire en la Ciudad de México han sido aplaudidas por expertos.

En cuanto a la inclusión, México demuestra el impacto de medidas afirmativas para romper los techos de cristal, propios de las profundas desigualdades políticas de género. En Colombia, a pesar de haberse firmado la paridad, todavía queda un enorme camino que recorrer.

¿Políticas paralelas?

Es pronto para juzgar a Sheinbaum como presidenta. Como jefa de gobierno de la Ciudad de México, se caracterizó por ser una mujer de carácter técnico, con una trayectoria científica y de liderazgo en el mejoramiento de indicadores ambientales. El camino de Colombia todavía es desconocido. Lo cierto es que todavía dichas naciones siguen enfrentando los mismos desafíos contra el crimen transnacional, seguridad y orden público, reducción de las desigualdades, transición energética y cambio climático, mientras crecen económicamente y garantizan mayores libertades para la sociedad civil.

Nicolás Díaz Cruz

Nicolás Díaz Cruz

Politólogo. MPA-Public Affairs (Sciences Po, París). Consultor. Gestor de proyectos. Director ejecutivo de Extituto de Política Abierta (Colombia). Cofundador de Demolab y de la Red Nosotras Ahora. Miembro de la Red Latinoamericana de Innovación Política.

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